Contigo todo es diferente

Capítulo 19: La semifinal

JAYDEN

—Mamá!!! ¿Has visto mi camisa favorita del equipo? —grito desesperado.

No encuentro por ninguna parte la puta camisa, esta noche tengo que jugar, es la semifinal de la competencia de lacrosse, y necesito hallar esa camisa, quiero dársela a Morgan, sé que me traerá suerte si ella es la que la usa durante el partido. Aún no la he invitado, pero pienso hacerlo por la tarde.

Ayer le prometimos a Liv que hoy la recogeríamos a lo que salga de su escuela, y pues eso es lo que haremos, debo pasar viendo a Morgan en su casa, pero antes debo hallar la camisa.

—Jay, ¿por qué gritas? —se asoma por la puerta mi mamá.

—No encuentro la camisa. —digo rebuscando por todo mi closet.

—Hablas de tu camisa de la suerte?

—Esa misma...

—Creo haberla visto en la secadora abajo. —me mira algo frustrada mientras se cruza de brazos.

—Gracias mamá. —me acerco a darle un beso en la frente y me dirijo a ver la camisa.

—No entiendo porque siempre la usas, deberías optar por usar una nueva. —no me di cuenta que mamá me había seguido.

—Esta vez no la usaré, me pondré una nueva. —tomo la camisa y volteo a ver a mamá.

—Eso es extraño, se puede saber...¿por qué?

—Se la daré a alguien. —digo mirándola fijo.

—Acaso tienes novia y no me he enterado? —habla indignada.

—Mamá, no es mi novia. —me lanza una mirada sin creerme.

—De todos modos, quiero conocerla. —pide con emoción.

—¿Por qué te entusiasmas tanto?

—Sabré yo, no hagas preguntas. —termina diciendo y se aleja de mí.

Decido ignorar aquella extraña conversación con mamá, y ahora sí, subo a mi auto para ir a casa de Morgan. No quiero llegar tarde a recoger a Liv, estoy seguro que se resentiría por un buen tiempo.

Una vez estaciono frente a la casa de Morgan, le mando un mensaje diciéndole que estoy afuera, y a los pocos minutos ella sale muy bien vestida como siempre...en su cabeza va usando unas gafas blancas, tiene un top gris como el color de sus ojos, lo que más me jode es que lleva unos jeans ajustados que le quedan como el demonio, y para los zapatos está usando unos jordan blancos. Siento como un bulto crece entre mis piernas con tan solo haberla visto, pero trato de despejar mi mente justo cuando ella abre la puerta del auto y se sienta a mi lado.

—Bien, vamos. —dice mientras cierra la puerta.

—Al menos me puedes saludar no? —expreso algo molesto haciendo que todo el deseo que sentí por ella, se vaya.

—Hola Clark, ¿contento? —alza una ceja mirándome.

—No, de hecho no. —admito y arranco enseguida por la carretera.

—Que insoportable eres. —dice concentrándose en la vista de la ciudad.

—Es gracioso, ya que, eres igual de insoportable que yo. —revira sus ojos ignorándome.