Exactamente eran las doce en punto de la media noche.
Evangeline había Estado dando vueltas en la cama sin saber que hacer, el insomnio era más fuerte que su cansancio así que harta de aquello, decidió dar un pequeño paseo por el jardín.
Con sólo su camisón puesto y pantuflas de conejo tan suaves cómo el terciopelo, se encaminó hacía el jardín.
Con pasos lentos y suaves observó el cielo totalmente encandilada al ver tan extenso cielo oscuro lleno de luceros y estrellas brillando a la mitad de la noche.
Sintió la suave brisa helada en sus mejillas, aquello le trajo tranquilidad luego de tanto ajetreo al organizar una rebelión.
Dio un suspiro y posó sus manos sobre la barandilla de aquella glorieta en medio del hermoso y colorido jardín.
Dirigió su mirada hacía las hermosas y delicadas flores a su alrededor, Rosas rojas, blancas, margaritas, claveles, lirios azules y una infinita variedad de distintos colores y formas.
Su vista se posó principalmente en una pequeña flor de un tono lila tirando a un azul precioso, tan hermoso cómo el anochecer que se encontraba presenciando justo en aquel momento.
Con delicadeza acarició los pétalos de la extraña flor frente a ella, con cariño la olió para finalmente sonreír.
Tiene el mismo color que los ojos de su nana, su querida nana quién yacía descansando en paz, en vida era llamada Ophelia Chesire, era la hija menor de un condado de gran prestigio amiga de Eribelia.
Ophelia la amó y la mimó tanto hasta el final, incluso dio su vida por alguien que no poseía su sangre.
Ophelia murió debido a un puñal dirigido Evangeline a sus 15 años, Ophelia, finalmente decidió sacrificarse y así falleció teniendo 32 años de edad.
Fue trágico y funesto, sin embargo Eva siempre recordaba sus hermosos ojos lilas así cómo su suave y adorable canción de cuna.
Tarareó en voz baja mirando al cielo deseando el descanso eterno de Ophelia.
-Ma belle Evangeline... -Una pequeña nota salió de su garganta y sin darse cuenta, estaba llorando.
Tenía tantas cosas por las que estar agradecida, a pesar de ello, Evangeline aún extrañaba a la que fue cómo su madre a pesar de no poseer su sangre, su querido rincón de llanto y amado regazo en el que amaba estar.
La pesadez y amargura que lleva sintiendo desde hace un tiempo era sorprendentemente grande.
Todas sus lágrimas las habían provocado una flor, una flor tan bella cómo su nana.
Se secó las lágrimas y se dijo a si misma que debía mantener la compostura.
Sólo había alguien que la había hecho feliz últimamente.
Su querido escolta, Eclipse.
Su cabeza se iluminó en un instante.
Sabía que olvidaba algo, su preciado eclipse, no lo había visitado hace una semana completa.
Se apresuró a buscarlo en su habitación.
Pero a pocos pasos de su puerta pensó racionalmente.
¿El que ella entre a la habitación de su escolta a media noche se puede malinterpretar verdad?
¿Qué importa?
Ahora sólo quería verlo.
Tocó tres veces a la puerta buscando respuestas.
No hubo ninguna.
¿No la había abandonado cierto?, no, él no lo haría.
Sin importarle algo más, Evangeline entró por su propia cuenta.
Al empujar las puertas en busca de su escolta, lo que encontró fue algo sorpresivo.
Un jóven de ojos y cabellos castaños con la camisa desabrochada, la miraba fijamente desde la cama.
-Eclipse! -no pasaron más de 10 segundos para qué él se lanzara a abrazarla y arrinconarla contra la pared.
Eva quedó perpleja ante aquello ¿que estaba pasando?
Su agitada respiración fue lo único que pudo oír de él.
Eclipse la miraba fijamente, se veía frustrado, Evangeline se sintió culpable.
Tal vez debía haberlo visitado más a menudo.
—Si desea que me vaya puede decírmelo directamente en vez de hacerme sufrir de ésta manera, sabes que te respeto Evangeline pero mi paciencia tiene un límite... —Su voz sonaba ronca y agitada, la miraba directamente a los ojos con un aura oscura, Evangeline supo que hizo mal al no verlo.
Una de sus manos subió hasta las mejillas de Eclipse, con cuidado acariciaron sus gastadas mejillas por las cuáles algunas lágrimas empezaron a caer.
Una sonrisa se formó en los labios de la fémina, juntó su frente a la de el mayor y acunó su cabeza en su cuello con cuidado y cariño en busca de darle consuelo y protección.
—Perdón por no venir antes, debiste estar angustiado y ansioso, me disculpo por hacerte sentir de esa manera. —Musitó unas disculpas cerca de su oído con una voz cariñosa y amable, Eclipse la abrazó y se aferró más a ella aún con la cabeza hundida en el hueco de su cuello.
Su dulce fragancia a Limón inundó sus sentidos al tenerla tan cerca de aquella manera, aquél aroma que tanto había extrañado por una semana completa.
Eclipse se sintió por fin tranquilo y reconfortado al sentir los pequeños y delgados brazos de su amada dueña sosteniéndolo y mimándolo con dulzura.
Sus lágrimas aún brotaban de sus ojos cafés, Evangeline sintió el hombro de su camisón algo húmedo, sin importarle aquello susurró en silencio.
—Shh, no te preocupes por nada más, estoy aquí porqué te he extrañado. —Evangeline dio un beso en la cabeza de Eclipse con sumo cariño.
El contrario se alejó de ella aún con lágrimas en los ojos.
La de menor estatura le sonrió nuevamente y secó sus lágrimas mientras daba un beso en cada una de sus mejillas.
Eclipse era cómo un niño el cuál anhelaba afecto de alguien, Ella lo salvó y ahora parece que lo quería cómo algo más que su escolta.
Eva lo tomó de las manos y lo guió a la cama en busca de comodidad.
Eclipse, quién aún seguía cabizbajo la siguió sin problemas.
—Mi querido Eclipse ¿por qué no dices nada? Luego de un tiempo quiero volver a escuchar tú voz. —Evangeline continuaba reconfortándolo con dulces palabras, él finalmente levantó la cabeza para mirarla a los ojos.
Tomó una de sus manos y la puso en una de sus mejillas y cerró los ojos buscando cariño en la palma de su mano.
Aquellas suaves y pequeñas manos fue lo que Eclipse había Estado queriendo tomar por una semana.
Un largo plazo de espera por su amada merecía una recompensa, ¿verdad?
—Mi lady ¿podría recompensarme por ser obediente? —Evangeline sonrió y asintió, Eclipse era el tipo de persona que siempre pedía permiso, siempre fue cortéz.
Eclipse sonrió y besó una de sus manos con delicadeza haciendo que la contraria se estremeciera ante la acción.
—Quiero un beso. —Miró directamente a sus labios con deseo, quería poseerlos.
Evangeline sólo quedó estática.
¿Debería... O tal vez no?
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𝑺𝑳𝑨𝑽𝑬𝑹 𝑺𝑬𝑫𝑼𝑪𝑻𝑰𝑶𝑵━━El único final de la villana es la muerte
FanfictionEvangeline quería ser amada y Eclipse ser salvado. Al conocerse, Ella pensó en él únicamente cómo su escolta. Originalmente ellos debían mantener una relación de maestra y súbdito. Pero, Eclipse fue el primero en romper el muro que los distanciab...