El fruto de nuestro amor

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-¿Qué es eso?

La pregunta de Lucrecia le da voz a lo que todos están pensando. La profesora sostiene en sus brazos un bebé de juguete, como esos con los que juegan las niñas a ser mamás.

-Esto-dice la profesora con una sonrisa burlona-será su responsabilidad por las próximas 3 semanas.

-¿QUÉ?-gritaron todos al unísono como un coro.

Estaban en clase de educación sexual. La idea era que experimentaran un poco de la verdadera responsabilidad de cuidar de un hijo y así se tomaran con mayor seriedad el uso correcto y constante de métodos anticonceptivos.

-Puede que sean juguetes pero tienen sensores y un chip que me informarán si esos bebés fueron alimentados, cambiados, bañados y atendidos como es debido. Van a llorar aleatoriamente en cualquier horario y eso puede significar desde hambre hasta un cambio de pañales de emergencia. El chip me dirá después de 3 semanas si atendieron satisfactoriamente las necesidades de sus bebés. Están programados para desconectarse en los horarios de sus otras clases para no molestar a sus profesores pero durante estas clases, los recreos y todo el tiempo que no estén en el colegio estarán encendidos. Su calificación estará sometida a que tan buenos padres sean.

-¿Los derechos humanos no tienen algo que decir sobre esto?-preguntó Rebe.

-Sus derechos ya no importan-dijo la maestra con humor-ahora solo importan los derechos de sus hijos. Bienvenidos al mundo de los adultos y a las consecuencias de las diversiones irresponsables de los adultos. Pero no se pongan tan tristes. No estarán solos. Es un trabajo que se hará por parejas y como ustedes son el mismo número de hombres y de mujeres será más sencillo.

Todos estaban espantados con la tarea y más de uno ya estaba considerando una vida de celibato.

La maestra sacó una pequeña bolsita que en su interior contenía muchos papeles doblados que para ver lo que había escrito en su interior debías abrirlos.

-Aquí están los nombres de todos los chicos y las chicas pasarán una por una y aleatoriamente elegirán a sus parejas-explicó la docente.

-Ojalá nos toque juntos-le susurró Polo a Carla-así sería más fácil.

Carla no contestó porque la idea de tener un hijo con Polo la estaba desquiciando.

La primera fue Marina que quería que le tocara con Samuel para así tener que pasar más tiempo con él y así tener la oportunidad de reconciliarse con su ex novio pero no tuvo esa suerte. Le tocó otro compañero con el que apenas hablaba pero en parte lo agradecía porque todos sus amigos le habían hecho el vacío desde que ella se separó de Samuel y estar con cualquiera de ellos sería incómodo.

La segunda fue Nadia que curiosamente le tocó con su novio Guzmán.

-Tiene que ser una puta broma-dijo Lu-Dios debe odiarme.

Cuando le tocó a Lu buscar el nombre de su compañero le tocó con Cristian.

-Definitivamente Dios me odia-dijo Lu. Todos se rieron.

-Vamos diosa mexicana-dijo Cristian en broma- admite que te encantaría formar una familia conmigo. Vamos, escucha a tu corazón.

-Mi corazón dice que le debo prender fuego a todo este lugar-dijo Lu de mal humor.

La siguiente fue Cayetana que le tocó con Polo. Carla estaba agradecida por eso.

Cuando Carla fue a tomar el papel que decía el nombre de su compañero tuvo que usar todo su autocontrol para no demostrar lo que sentía. Le tocó con Samuel.

-El padre de mi hijo es gay-dijo Rebe y todos se rieron.

-Omar terminará conmigo si sabe que tengo un hijo contigo-dijo Ander con humor.

Carla y Samuel: vecinos, amigos y amantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora