Confesión

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Polo jugaba a los videojuegos con sus amigos. Estaban en casa de Guzmán. Ander, Omar, Valerio y Samuel estaban en el sillón mientras que Cristian, Polo y Guzmán se sentaban en el piso.

La verdad es que Polo no estaba concentrado en los juegos o en la conversación. Miraba a Samuel quien si estaba concentrado en la conversación. Eran amigos desde los 6 años. Incluso Polo se integró al grupo gracias a Samuel y Polo siempre le estuvo muy agradecido por eso. Samuel fue su primer amigo pero en los últimos años se habían distanciado tanto. Lo extrañaba mucho como amigo pero sus celos eran más fuertes. No podía evitarlo. Le fue inevitable enamorarse de Carla, la mejor amiga de Samuel. En sí mismo eso no era un problema. Pero Polo notó lo que el tonto de Samuel nunca se dio cuenta y era que Carla estaba enamorada de él. Samuel vio a una amiga cuando Carla quería mucho más de él. Samuel ignorante de todo tenía lo que Polo siempre quiso. Porque no importaba que tan amable o considerado fuera con ella, jamás lo miraba como miraba a Samuel. Carla creía que los demás no lo notaban pero en realidad todos lo sabían aunque no comentaban nada delante de ella o de Samuel.

Aun cuando no era culpa de Samuel que Carla lo amara pero Polo odiaba que Samuel obtuviera sin proponérselo lo que él más anhelaba.

Polo no era tonto y sabía que el hecho que Carla le propusiera que fueran novios unos días después que Samuel y Marina se pusieran de novios no era una casualidad. Solo era un intento desesperado de ella por ignorar lo triste que se sentía. Polo creyó que con el tiempo ella se olvidaría del castaño pero llevan más de un año de novios y nada ha cambiado. Guzmán le había aconsejado que deje a Carla y se olvide de ella porque perseguirla era una tarea inútil. No conseguiría que ella lo amara y no porque Samuel tuviera algo que él no sino porque el amor es algo que se da o no sin que medie el mérito. Polo sabía que Guzmán tenía razón pero algo lo hacía buscar Carla se enamorara de él y por consiguiente odiar a Samuel.


Al día siguiente Samuel tuvo que ir a clases. Cuando su jornada terminó salió y Marina lo interceptó y le pidió otra vez charlar con él. Samuel estaba cansado pero aceptó por no ser grosero. Lo cierto es que ya no se sentía celoso por la traición de Marina. Simplemente su dignidad lo hacía ignorarla. Pero estaba seguro de ya no amarla (o quizás nunca la amó). Lo cierto es que sus sentimientos por la pelirroja estaban supeditados a la imagen que se hizo de ella y enterarse de su infidelidad cambio por completo el modo de verla.

-Samu, realmente lo siento-dijo Marina-no sé en lo que estaba pensando. Yo te amo a ti.

Samuel se tentó de largar carcajadas pero no lo hizo.

-Marina-dijo Samuel exasperado-no fue un error que cometiste, me engañaste muchas veces con ese Pablo. Cuando yo, tu novio, te hablaba de tener sexo siempre me evadías. Pero cuando ese chico que apenas conocías se te acercas vas y te acuestas con él. Y no fue una sola vez, fueron muchas. Debe haber sido muy divertido burlarte de mí.

-Nunca me burlé de ti-se apresuró a decir Marina-fue un error. Me sentía mal y él estuvo para mí y una cosa llevó a la otra.

Samuel suspiró tratando de mantener la paciencia. Que Marina creyera que tiene una excusa para lo que le hizo lo fastidiaba. Era realmente muy malcriada y egocéntrica. ¿Por qué no vio eso de ella antes?

-Marina-dijo Samuel-no tenías ningún motivo para hacer lo que hiciste. Si tenías un problema conmigo debiste charlarlo conmigo. Era tu novio. Pero si al primer problema que tenemos tú vas y te acuestas con otro entonces ¿para qué estar juntos?

-Samu, por favor-suplicó Marina.

El castaño ya perdía la paciencia pero se controló porque ella seguía siendo la hermana de su mejor amigo.

Carla y Samuel: vecinos, amigos y amantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora