⚠️ Advertencia: • Triste, sin intención de que quedará así, pero quedó deprimente el asunto. • Solo narración, no diálogos. • Recuerdos.
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Perspectiva: Kim Seungmin.
Ya no hay típicas historias, todos tenemos la nuestra siendo unas más fascinantes y otras más trágicas.
Quizá solo haya historias aburridas, y no realmente cliché, pero no siempre se sabe.
Todos tienen una historia que contar, pero no todos lo hacen. A veces cuando miró a la gente me preguntó cuál es su historia.
¿Esa persona es feliz? ¿Por qué el chico fastidioso del salón es así? ¿Qué pensará realmente la callada? ¿Realmente la gente está tan relajada como se muestran o solo quieren encubrir sus ataques de estrés?
La gente es el mejor libro de ficción o fantasía que puedas conocer, sus historias pueden ser más impactantes que la típica trama de las películas.
Todos somos grandes actores siempre fingiendo estar bien.
¿Qué pasa si realmente no estoy bien?
No me hace menos ni más, solo hago lo que todos hacen, pongo una estúpida sonrisa de autosuficiencia en el rostro, cubro mis ojeras todas las mañanas y vuelvo a la rutina de hacer a todos creer que estoy perfectamente bien.
Qué hipócritas.
Asi somos todos, quizá no todo el tiempo pero al menos una vez hemos mentido para evitar mostrarnos como somos o estamos en verdad.
Supongo que es y será siempre así.
Nos escondemos para evitar ser juzgados por los demás, aunque la opinión de otros no importe mientras tú vivas feliz.
Pero no es tan fácil.
Lo viví contigo y aún sigo luchando.
Éramos jóvenes sin saber cuan cruel el mundo podía ser, y aún mantengo lo que siempre te dije: "amor es amor, que te importe un carajo lo que otros piensen".
Es tan fácil decirlo pero es difícil hacerlo, me lo demostraste, y no te juzgo, pues se que me amaste y que aún lo haces.
Yo también te amo, para la eternidad.
Y entiendo lo aterrador que era para ti, esos años de guerra, la forma en la que nos conocimos, el miedo era normal.
Siempre lo recordaré, el servicio militar fue horroroso, y me jure jamás volver a ponerme ese uniforme, pero no contaba con que el estúpido en el poder iniciaría una guerra, y reclutarían a jóvenes.
Tu y yo.
Estábamos tan asustados de incluso tocar el arma que se nos fue entregada. Te vi desde el otro lado de la habitación, eras tan guapo y firme, y podía ver la incertidumbre en tus ojos que tratabas con tanto esmero ocultar.
Me alejaste en un principio, todos sabían que me gustan los hombres, nadie parecía estar de acuerdo con ello. Me dejaste en claro que no era nada en contra mío, que te importaba un carajo si yo daba o si me dan.
Admito que en un principio pensaba que eras un patán, pero luego nos hicimos cercanos, y entendí que tenías miedo, estabas tan asustado.
Yo también lo estaba.
Cuando nos besamos por primera vez, cuando nos dijimos te amo, cuando nos entregamos en cuerpo y alma, todo siempre en las sombras, ocultandonós del ojo público. Nos seguían a todas partes, siempre éramos vigilados por los ojos juzgadores de los demás. Nos daban más importancia a nosotros que a sus propias vidas, querían saber si realmente estábamos haciendo la atrocidad de amarnos.
Perdí la cuenta de los insultos, de las piedras que lanzaban, de las miradas de asco y lo peor es que me acostumbré a eso.
Pero nunca me dejaste, joder siempre estuviste ahí, apesar del miedo que te gobernaba, sin importar cuánto te odiarán. Siempre a mi lado, hasta el último momento, ese jodido último momento. Soltaste mi mano, me miraste y me besaste con todo el amor del mundo. Me susurraste que corriera con todas mis fuerzas.
Prometiste ir detrás de mi, pero sabía muy en el fondo de mi pecho que no sería así, lo confirme con el sonido seco del arma siendo disparada. No más latidos. Aún así corrí y logré llegar a la cerca, la brinqué y seguí.
A veces siento que sigo corriendo.
Te dediqué mis lágrimas por meses, e incluso hasta ahora cuando llegas a mi mente, en esa forma tan lucida que me hace dudar por un segundo en si es verdad, hasta que vuelvo en mi y recuerdo todo, solo para volverme a romper.
Te amo, y dónde sea que estés se que me correspondes.
Han sido muchos años, y cada día envejezco más, pero eso solo significa que cada día estoy más cerca de poder verte de nuevo.
Aún tengo el collar que me diste, tiene tu nombre tallado en esa perfecta caligrafía, y espero que aún conserves el tuyo.
"Lee Minho, Kim Seungmin — 1918"
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