CAPÍTULO 15

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Alexandra lisowska

—¿y?—le pregunto ante tal dato.

—viene como regalo para el sultán—dice nurjan.

—¿es eso enserio?—pregunto sin creerlo.

—si, y por lo que dicen fue secuestrada por una de las hermanas del sultán para mandarla como regalo para el—dice ella con seguridad.

Solo la miro pero no digo nada.

Tomo una de las uvas que están en la mesa y dejo de pensar en el tema. No creo que süleyman esté con esa mujer, espero que no lo haga.

La celebración continúa con normalidad, todo sigue en armonía. Pero el cansancio empieza a llegar a mi, el sueño hace que quiera irme a mis aposentos. Sin embargo sigo ahí.

(...)

La celebración había terminado finalmente y ahora me encontraba en mis aposentos.

La prenda que tenía era cómoda y suave.

Me miraba al espejo ahora mismo y imaginaba el como sería después, cuando mi embarazo avanzará. Doy una sonrisa al espejo y me doy la vuelta para irme a dormir, pero las puertas de mis aposentos se abren y llama mi atención.

Me giro para ver como mahidevran entra a mis aposentos y mira alrededor con una arrogante sonrisa.

—estos aposentos son grandes y hermosos, pero lastima que tu seas la que estés aquí—dice sin dejar de analizar mis aposentos.

—¿que quieres?—pregunto directamente.

—solo quería ver estos aposentos, nada más.

—bueno ya los vistes, ya puedes irte. No quiero que estes aquí, süleyman vendrá pronto—afirmo y su sonrisa se borra de inmediato.

—sufrirás lo que yo estoy sufriendo, no lo dudes—dice ella y sale con la rabia aún presente.

Respiro y me doy vuelta para irme a dormir. Quien se arrepentirá de amenazarme es ella.

(...)

El día era soleado y hermoso, pronto me traerían el desayuno. Había dormido demasiado bien, mi alegría era una clara muestra de eso, el descansar bien me ayudaba mucho.

Miraba por la ventana el hermoso día que hacía, la tranquilidad que daba era muy reconfortante.

Las puertas de mis aposentos se abren y yo dejo de ver la ventana para dirigir mi atención.

Veo a süleyman por la puerta de los aposentos, el se acerca a mi y queda cerca con una sonrisa.

Yo me levanto y hago reverencia, levantó mi rostro y le regaló una sonrisa también.

—süleyman—digo y me acerco hacia el.

—hürrem—dice y me da un beso en la coronilla.—¿ya desayunaste?

—no, tratan los alimentos pronto—aseguro.

El asiente y me da un beso que correspondo al instante.

5 meses después...

Mi vientre era notorio gracias al tiempo que transcurrió, siempre acarició mi vientre y me imagino al pequeño en mis brazos.

EL AMOR MÁS GRANDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora