—Baja ese brazo o todo se acaba para los dos.
Yoongi respiraba descontroladamente, sus orbes se dirigían hacía el policía de rastas para luego pasar a el rostro cansado de Seokjin y volver al arma de electricidad que con un sólo tiro, lo apagaría para siempre.
Él no quería ser apagado para siempre.
—Es tu última oportunidad, blanquito.
El pálido veía esos ojos.
Toda su expresión decía, No lo hagas.
Pero, ¿no hacer que?, ¿disparar?, ¿moverse?, ¿siquiera respirar?...Todo su "cerebro" era una revolución de pensamientos que rebotaban de un lado a otro en una milésima de segundos dónde Seokjin podía dispararle si el policía daba la orden.
O simplemente si él quería.
Yoongi tenía fé en que no lo haría.
—No me hagas contar— Exclamó el hombre. —Uno...— Comenzó.
Yoongi miraba a Seokjin.
—Dos...
Seokjin no demostraba ninguna expresión que le demostrará a Yoongi que hacer.
—...Tres— El policía sonrió de lado. —Dispara.
Seokjin miró al hombre, este apuntaba a su cabeza con una pistola, si lo desobedecía, el primero en perder la vida sería Seokjin.
—Que dispares, dije.
Yoongi observaba aquella batalla de miradas, todo podía irse a la mierda en un minuto por un movimiento en falso. Revisando el lenguaje corporal de Seokjin, no encontró más que rastros de tranquilidad inmaculada, como si todo estuviera planeado.
Su mano.
Su dedo índice y medio se irguieron a un lado de su cadera y apuntaron disimuladamente al policía, Yoongi comprendió que se refería a que aquel hombre que ahora posaba sus ojos sobre el castaño, ya no estaba prestándole atención para nada. Yoongi recargo la bola de energía en la palma de su mano, apunto con su mira ocular a la cabeza del hombre y este devolvió su vista al pálido en el último momento.
—Adiós, humano inservible— Pronunció claramente antes de disparar.
El rostro de Seokjin fue empapado de sangre pero este no se movió ni un milímetro. El pálido trotó hacía él y tomó su rostro entre sus manos, repaso sus pulgares sobre sus párpados tratando de quitar al menos un poco de ese pegajoso líquido rojo de su piel, sintió el aire caliente de su respiración sobre sus mejillas y los oscuros e impenetrables del mayor lo miraban analizando sus acciones pero no haciendo nada por separarlo.
Yoongi le prometió no volver a perderlo de vista, le prometió que iba a dar todo de sí por protegerlos, por protegerlo y mantenerlo seguro. Seokjin miró a Yoongi, no al robot si no que al alma que estaba en aquel cuerpo y vió en aquellos ojos a un hombre, un hombre que estaba entregándole todo de sí.
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LOVE IS LIKE A DAISY | Jinsu
Science Fiction"Seokjin tenía entre sus manos una margarita, la primer flor que veía en años, quizás que había existido en décadas... Y la había arrancado para él." Preso en un mundo distorsionado por el modernismo futurista y la tecnología integrada en cada aspec...