Capítulo 20

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KONGPOB

Arthit ya no actuaba de la misma manera. No le enviaba un mensaje de texto cuando salía para dejarle saber cuáles eran sus planes, y no trataba de entablar una conversación con él más allá de los holas por educación y sin sentido cuando se cruzaban en casa. En la mañana del cumpleaños de Kongpob, Arthit le deseó felicidad y luego desapareció por el resto del día.

Kongpob fue con Dae a una cena en un restaurante que eligió su madre, pero durante todo el tiempo que estuvo fuera, no pudo apartar sus pensamientos de Arthit y la mirada angustiada en sus ojos.

Para cuando llegó el lunes, Kongpob estaba en peor estado que antes del fin de semana. Lo sobrellevó escondiéndose y enterrando la nariz en su trabajo. A pesar de los nuevos ejecutivos en el equipo, había más que suficiente para todos. Cuanto más tiempo se quedaban, peor se ponían las cosas, y Kongpob fue el único en sufrir las consecuencias.

Evitaba a Warut, pero era imposible no escuchar los rumores sobre su temperamento. Estaba empeorando en lugar de mejorar. Si algo no cambiaba pronto, Kongpob sabía que se desbordaría.

Eso no sería bueno para nadie.

Entre el caos que era el trabajo y lo deprimente que era su vida hogareña, Kongpob no tenía mucha energía para funcionar. Cuando llegaba a casa comía una cena rápida, luego se iba a su habitación, saliendo únicamente para atender a Dae .

Ya no había más diversión.

Qué extraño era que un joven pudiera tener un impacto tan profundo en su vida.

El martes, Kongpob se levantó temprano para encontrar a Arthit en la cocina. Estaba fregando una sartén. La cocina olía a bacon, pero el horno estaba apagado y Kongpob no necesitó comprobarlo para saber que Arthit no había preparado nada para él.

Eso dolió.

Arthit no era un sirviente. Su único trabajo era cuidar de Dae .

Pero desde el tiempo que había transcurrido desde que empezó, había asumido un papel fundamental en el hogar que ahora Kongpob echaba muchísimo de menos.

—Buenos días. —Kongpob se dirigió al frigorífico. Con nada preparado y listo para tomar, tuvo que volver a su antiguo desayuno. Un batido de proteínas.

—Buenos días, —Arthit masculló. —Dae y yo nos vamos fuera hoy.

— ¿A yoga?

—Más tarde. Pero vamos a salir antes de eso. —Arthit terminó de fregar la sartén. La puso a secar. —Probablemente no miraré mi teléfono demasiado, así que no te asustes si no te respondo enseguida.

Kongpob deseaba tener la fuerza para hacer las cosas bien. Sabía que él tenía la culpa, pero estaba tan agotado por el estrés del trabajo que no podía dedicar energía a mejorar la situación de su hogar. Se sintió impotente.

—Gracias por decírmelo. —Kongpob tomo la leche y la dejó en la encimera. Había unas cuantas tazas de viaje en un armario y tomo una de las más grandes. Tomo los polvos proteicos de la estantería de la despensa, luego midió una cuchara rasa y la echó en la taza. —¿A la compra?

—No, vamos mañana a eso.

Arthit no ofreció ninguna explicación sobre lo que estaba haciendo, por lo que Kongpob dejó morir el tema. Vertió leche sobre los polvos.

—¿Necesitas algo mientras estoy fuera? —Arthit preguntó. — Estaremos por la ciudad, centros comerciales, empresas, lugares comunes del centro de la ciudad, así que si quieres algo, puedo traerlo sin mucho problema.

Vida de PapáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora