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Los días pasaron volando y el día de tu cumpleaños llegó, estaba sumamente nerviosa pero me consolaba saber que desde ese día todo sería diferente (y que diferente fue).

Todos tus amigos habían llegado un día antes para poder descansar y disfrutar de la fiesta al máximo.

Llegaron a mi apartamento a la hora acordada, ya solo faltabas tú.

Una hora después, llegaste.

Te sorprendiste cuando viste a todos reunidos, y sonreiste, casi nunca sonreias, me sorprendió y lo tomé como una indicación de que todo marchaba bien.

Te felicitaron y te entregaron sus regalos, menos yo, ya tenía planeado el momento en el que te lo daría.

Desde hace unos días te notaba algo raro, como si quisieras decirme algo pero no supieras como. No te presione porque sabía que me lo dirías cuando estuvieras listo.

Todo marchaba bien, se notaba que se estaban divirtiendo, a tí te ví reír y sonreír y me emocioné más.

Cuando fueron las 11 inmediatamente supe que ya era hora de darte tu regalo, fui a mi dormitorio y tome la pequeña caja que había dejado sobre mi cama y otra vez salí.

Gaara.

Te llamé, caminaste hacía mí y me sonreiste.

Te devolví la sonrisa, y te entregué la pequeña caja con emoción.

—Abrelo.

Estaba tan emocionada por saber cómo reaccionarias, tan centrada en tí, que no noté el silencio sepulcral que se hizo a nuestro alrededor cuando sacaste el pequeño babero y el biberón de la caja.

¿Cómo fui tan estúpida?

¡Debí haber prestado atención!

¿Q-Que es es-esto?

Observé como tú rostro palidecia, como tus manos temblorosas dejaron caer lo que sostenias, tus desorbitados ojos mirándome y tu voz quebrada. Las alarmas se activaron en mi cabeza de inmediato, nunca te había visto de esa forma y me asusté.

¡Cariño! ¿¡Estás bien!?

Cuando trate de tomar tu mano y retrocediste, me dolió el pecho.

Aún te veías un poco mal y me trate de acercar de nuevo, pero tus hermanos me lo impidieron. Me molesté porque no estaban tratando de ayudarte.

¿¡Qué les sucede!? ¡Gaara se encuentra mal, necesita ayuda!

Hice el esfuerzo de acercarme otra vez, pero Naruto sujetó mi brazo.

Lo miré confundida, ¡era tu amigo y tampoco te estaba ayudando! ¿Acaso no veía como estabas? ¿Por qué me detenía?

¿Na-Naruto?

Sus ojos reflejaban decepción y desagrado, esa mirada me descolocó.

Trate de soltarme pero no pude, miré al resto en busca de ayuda pero todos me miraban igual, ¿que había hecho mal?

No fue hasta que hablaste que me di cuenta que tú también estabas igual.

¿Cómo te atreves?

Al escuchar tu voz un escalofrío recorrió toda mi espalda, tu mirada dolida y decepcionada me desconcertó por completo.

No entendía. Pero cuando volviste a hablar, lo hice.

Dices que es mío porque Hotaru no lo aceptó, ¿verdad?.

—¿Qué?..... ¿¡Estás escuchando lo que dices!?

Grité incrédula. Si me hubieras explicado la situación o me hubieras creído (o confiado en mí) las cosas hubieran resultado diferentes, pero no lo hiciste. Me acusaste de querer darte un hijo, que afirmaste, no era tuyo. ¿Cómo pudiste ser capaz de tratarme así?

Luego Temari me respondió en tu lugar y mi cuerpo se congeló.

—Gaara es estéril, no puede tener hijos.

Entonces, ¿cómo explicas mi embarazo?.

Y cuando está vez respondiste mi pregunta, sentí mi mundo desmoronarse.

—Te acostaste con Hotaru o quién sabe quién.

Se me cortó la respiración, ese no podías ser tú, ¿verdad?.

Gaara, estás insultandome.

Reproché débilmente con la garganta apretada.

Me negué a creer que eras tú el que me decía esas cosas. Porque tú me amabas, no me tratarias de esa forma. Luego vinieron los susurros de tus amigos y me sentí la peor cosa que haya existido.

Es una cualquiera.

—¿Cómo pudo hacer algo así?

—Parecia tan buena chica 'ttebayo.

—Dios, que desastre.

—No puedo creer que haya intentado hacer pasar a ese bebé cómo hijo de Gaara.

Mi corazón fragmentado, apenas unido, se rompió en mil pedazos cuando te ví quitarte el anillo que llevabas y presenciar como lo tirabas sobre la mesa antes de irte (ni siquiera me miraste). Aquel anillo que te regalé para que hiciera juego con el anillo que me diste en el matrimonio de Naruto.

Y no pude aguantar más, estalle.

Vayanse.

Dije con la voz más firme que pude usar en ese momento, no parecieron escucharme.

¡Largo! ¡Fuera todos!

Grité desesperada, dolida.

Me cuestione si era eso lo que habías intentado decirme, quizá debí haberte presionado para que me lo contaras y así no hubiéramos llegado a esta situación.

Desde ese momento te odié, no sabes cuanto lamenté ese día.

Me quedé sola, destrozada por la misma persona que decía amarme.

Nunca dije nada de lo que sentía para no molestarte, me guardé todo lo que me hacía sentir miserable con tal de evitar peleas o situaciones desagradables, ¿y que fue lo que recibí a cambio? Un corazón que ya no pudo más y terminó hecho añicos.

Debí separarme de ti hacía mucho tiempo atrás, pero me negué a aceptar lo que estaba mal y seguí a tu lado, ¿por qué no lo hice? ¿por qué esperé a estar completamente rota para aceptar finalmente la realidad?

Para GaaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora