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Tuve mellizos, una hermosa parejita.

¿Puedes creerlo? Ahora entendía porque mi vientre era mucho más grande que el promedio.

Los dos salieron exactamente iguales a ti. Cabellos rojos y ojos aguamarina, incluso tenían esas marcas negras alrededor.

Era como si dijeran "¿No somos sus hijos? Que nos vea y que nos niegue entonces."

Tú eras estéril, pero la vida se encargó de darte, no solo uno, sino dos preciosos hijos y tú los negaste mucho antes de conocerlos, no les diste la oportunidad de tener a su padre a su lado.

Lloré, no sabes cuánto lloré ese día, tanto de emoción por tener a mis bebés en brazos por primera vez, como de tristeza porque ahora no había forma de que los negaras. Y sin embargo, no iba a dejar que los vieras, mi amor por tí se había esfumado.

Hotaru se encargó de darnos todo lo que nos hiciera falta, hizo doble esfuerzo para mantenernos a mí y a mis bebés, cada vez que volvía de trabajar llegaba agotado pero se mantuvo fuerte por nosotros. Se lo agradezco tanto.

Gracias a tí, pude darme cuenta del gran hombre que siempre estuvo a mi lado y que no había notado porque mi amor te pertenecía.

Con nerviosismo y temor le abrí mi corazón destrozado y él se encargó de recoger con suma delicadeza cada uno de los fragmentos y unirlo con su inmenso amor y cuidado.

Fue hermoso volver a enamorarme, volver a amar a alguien y saber que no me dejaría, que siempre iba a estar apoyandome.

Amar con todo mi ser y que me sea devuelta con la misma intensidad, algo que no sentí de tí.

Cuando Ikari y Natsuo tenían poco más de 4 años de edad, Hotaru y yo nos casamos.

Fue una pequeña pero bonita ceremonia, invitamos a los pocos amigos que habíamos hecho en aquella aldea y me sentí en paz, sabiendo que esta vez estaba con la persona correcta.

Después de un año de casados, volví a salir embarazada.

A pesar de amarlo no pude evitar sentir miedo, miedo de que negara al bebé cómo tú lo hiciste, esa experiencia me había marcado profundamente y aún no la superaba por completo. Aún así me convencí de que está vez no sería igual que aquella, porque Hotaru era diferente, lo sabía y lo sentía.

Querido, tengo algo importante que decirte.

Ya habíamos terminado de cenar, y me estaba ayudando a recoger los platos.

Estaba tan nerviosa que no pude evitar el leve temblor en mis manos, dejo todo lo que estaba haciendo cuando se dió cuenta y se acercó preocupado.

¿Qué sucede? ¿Te sientes mal? Ven, siéntate.

Si alguna vez tuve dudas, en ese momento se esfumaron para siempre, me trató con tal delicadeza y cariño que supe que él nunca me lastimaria.

Antes de que me ayudara a sentar, le solté la noticia.

Estoy embarazada Hotaru, vas a ser padre.

Dios, la alegría que irradiaba su rostro, el gran grito de felicidad que soltó, las lágrimas que recorrían su rostro, los besos que esparció por mi rostro, estaba tan eufórico que salió al balcón y gritó a los cuatro vientos que iba a ser papá de nuevo. Sí, él había tomado a mis bebés como suyos desde que los tuve ¿y no era esa la mayor muestra de amor?

Los meses siguientes fui llenada de mimos y cuidados por parte de Hotaru y mis nuevos amigos, sentir el apoyo de tus seres queridos era lo más bonito que podría pedir.

No fue hasta que iba por el octavo mes de embarazo, que me enteré que habías adoptado a un niño, creí que la noticia dolería pero solo me sentí decepcionada, negaste a tus verdaderos hijos y, sin embargo, estabas criando a un niño que no era tuyo.

Miré a mis pequeños que en ese momentos estaban acariciando mi gran vientre y sonreí enternecida, ellos eran mi todo.

Gracias por haberme dado unos niños tan lindos.

Es lo único por lo que puedo agradecerte.

Para GaaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora