Capítulo 6.

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—Debemos si hay sobrevivientes, si dices que escuchaste gritos  entonces debe de haber aunque sea algún sobrevivientes—Dijo aquel militar, mirando hacia la joven.

—Es peligroso, deberíamos ir con más, si no es así entonces moriremos—Dijo.

El militar negó—¡Ya no hay mas, sólo están tus compañeros y yo!—Grito frustrado.

—Debe hacer algo, nos mataran si vamos solo nosotros—Ahora hablo Dae-su.

—Niño, ¿No entiendes que ya no hay mas militares?—Dijo mirándolo con el ceño fruncido

—Tu eres uno de ellos, ¿No te puedes comunicar con el jefe?—Dijo ahora Suhyeok.

—El jefe se suicidó, ahora solo soy yo al mando, y ustedes me siguen—Dijo señalandolos.

—Si encuentra a Eun ji, por favor no la mate—Dijo en un susurro Gyeong-su.

—¿Acaso estas demente? Ella nos quería matar—Habló On-jo sumamente alarmada.

El joven negó con frustración, había hecho todo menos intentar matarlos.

—Ella nos salvo y nosotros le apuñalamos la espalda, somos unos malditos. ¿Que no te apena? Ella está muerta por la culpa de nosotros, por eso el maldito de Gwi Nam se vengó—Dijo Gyeong.

—Callate Gyeong su, acuérdate que ellos mataron a tu mejor amigo—Dijo Suhyeok.

El joven negó mirándolo con enojo.

—No, querrás decir el.., ella nos defendió, pero claramente fue tarde—Dijo.

—Eres un traicionero, ¿La quieres dejar con vida mientras Cheong-San esta muerto? Eres un hijo de puta—Dijo On-jo entre susurros.

—¡Ya te dije que ella nos defendió! Oh espera, ¿No es acaso que le tienes envidia? Si claro, ella fue mejor en todo, el chico que hasta ahora te gusta se enamoró de ella. ¿Acaso no recuerdas cuando dijiste que la querías ver muerta? Eres una estúpida, todo por un maldito hombre—Dijo Gyeong mirándola con desprecio.

—Yo.. - no, no es verdad—Dijo bajando la cabeza.

—¡No mientas!—Sigui gritando.

—Basta Gyeong, no es momento de peleas. Este momento es de ver si hay sobrevivientes—Dijo Suhyeok.

—Si claro, lo único que quieres es ver a NamRa, solo te importa eso. Y no mientas, tu y On-jo se pueden ir a la mierda ahora mismo—Dijo Gyeong-su.

—Mocoso, ya basta que puede que atraigas a esas escorias—Dijo el militar apuntandolo con su linterna.

—Puez sería mejor para que sientan el dolor de ser mordido, como lo hicieron con los verdaderos Héroes—Dijo Gyeong-su.

—Si claro, Gwi Nam, ese no es un héroe—Dijo On-jo.

—Si sabes de lo que hablo—Volvió a hablar Gyeong.

—No, n-—Antes de que pudiera completar la palabra se escucho un fuerte grito de un niño.

Ya que, yacían en el bosque yendo a paso hacia la escuela Hyosan.

—O por dios, hay un niño—Dijo chillando On-jo.

—Si podrías hablar normal serias de una gran ayuda—Dijo Gyeon.

La recién nombrada bajó la mirada avergonzada, pero eso es lo poco que debe de sentir, debe de sentirse culpable.

Escucharon ramas crujientes a sus espaldas.

Rápidamente voltearon, pero no vieron nada, sintieron una respiración en el cuello. Pero el que sintió aquella tenebrosa respiración fue el militar.

El militar dio un fuerte grito al sentir la mordida, hizo todo lo posible para alejar a aquel moustruo que ya lo había contagiado. Pero todos lo sabíamos de antemano que ya era demasiado tarde.

Los tres chicos lograron separarlos, aquel zombie era el director de la escuela. Y nadie sabía cómo es que había sobrevivido, como es que había llegado harta allí.

Gyeon agarró una rama puntiaguda y se lo encajó en el ojo de aquel zombie.

Eso fue poco para que muriese.

El militar sacó la pistola que yacía en su pantalón como pudo y le disparo, algo que resonó por todo aquel lugar silencioso.

Rápidamente el militar cayó al suelo, nadie podía parar el sangrado.

—Tomen esta pistola y disparenme, lo que menos quiero ser es un zombie. No quiero ser uno de ellos, por favor mantenme que duele—Dijo sollozando.

Gyeon rápidamente agarro la pistola y disparo justo en la frente del militar.

Eso casi dejó sordo a Gyeon.

Pero no podían hacer nada más, el ya había muerto aunque no lo creían.

Y es así, cuando más quieres vivir mueres, y cuando menos quieres vivir, igual vives. La vida es tan injusta para algunos, y eso esos tres chicos lo muy bien.

Una pequeña luz en este desastre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora