Capítulo 10.

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Hola, lamento no haber estado publicando muy seguido esta historia, estuve pasándola muy mal..
Mi conejita enfermó, la llevamos al veterinario pero solo dijeron que le hagamos masajes.

Mi conejita sufrió una parálisis, quisiera pedirles de corazón que pidan al cielo por mi coneja..
Les agradecería mucho, no me gusta ver así a mi pequeña.. Espero que ustedes si hayan tenido unas bonitas semanas..

Ahora si, empecemos el capítulo..

Eun ji se encontraba buscando por todos lados a los malditos que la querían ver muerta, o bueno, que la asesinaron.

—Juro que se arrepentirán, malditas escorias—Dijo bruscamente.

Sentia parte de sus extremidad crujir, se sentía poderosa en ese simple momento.
¿Quien no a deseado asesinar a su mayor enemigo, o a la persona que les hizo la vida imposible? Si, ella deseaba asesinar a esos corderitos.

—Por favor, guarda silencio—Esa voz era de la estúpida de On-jo susurrando a su acompañante.

Eun-ji soltó una Sonora carcajada amarga, ¿Creían que ella no iba a escuchar absolutamente nada? Por dios, sus sentidos están muy alterados para no poder escuchar.

—Pequeños corderitos ¿Dónde se escondieron?—Dijo con burla.

Fue a paso rápido a la gran piedra que se encontraba detrás de un árbol.

Allí vio a On-jo acurrucada sollozando pidiendo por su alma.

Ya nadie estaba a su lado, ninguno de sus asquerosos compañeros.

—¿Que pasó, bebé? ¿Verdad que se siente horrendo saber que te asesinarán? Si maldita, así sentí yo cuando supe que planearon mi maldita muerte. Maldita, pero yo haré lo mismo, mucho peor de lo que yo sentí—Dije lanzandome a ella.

Ella empezó a gritar por ayuda solamente atrayendo a zombies.

—¿Quieres que te mate Cally? Entonces guarda silencio, maldita—Dije golpeando su cabeza contra el suelo.

Ella gritaba por ayuda, pero nadie venía porque estaba completamente sola, como debió estar de un principio.

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Sé limpio la sangre que tenía regada en sus manos viendo como esta goteaba.

—Oh carajo, si que fue muy facil—Dijo bufando.

Veía el cuerpo muerto de On-jo, la había asesinado lentamente y había lanzado su cuerpo aún vivo a los zombies; viendo como se la devoraban.

—Pobre ilusa ¿De verdad pensaba que la iba a dejar vivir a pesar de lo que ocasionó?—Dijo pasando una planta por sus manos.

—¡Gwi-Nam, vuelve!—Gritaba NamRa desde algo lejos.

Mis sentidos se pusieron alerta cuando sentí unas ramas crujir algo cerca de mi.

Rápidamente corrí sin mirar atrás, sabía que era ese imbecil intentando arreglar cosas pasadas.

—No huyas—Este habló.

Yo corría con algo de lentitud, pues, me había doblado mi pierna por estar siguiendo a esa estúpida.

Los pasos se hacían más cerca de mi, quise desaparecer o bueno, despertar y aparecer en mi desgracia de realidad.

Cai al suelo con un peso encima, claramente el imbecil me había atrapado así ocasionando que caiga al suelo.

—¡Dejame!—Grité intentando quitármelo de encima.

El negaba con furia, yo pataleaba y lo golpeaba aunque sea así para que se quita de mi encima.

—¡Quedate quieta o te morderé y te convertirás en ellos!—Grito agarrando mi cuello levemente.

—Si haces eso juro que te arrepentirás toda tu asquerosa vida, aunque igual ya soy una de ellas aunque no lo quieras—Dije para después lanzarle un escupo.

El hizo una mueca agarrado su rostro y quitándose los restos de este.

Me lanzó una bofetada así haciendo que voltee mi rostro, sentía mi mejilla arder y picar.

—¡Eres un maldito!—Dije utilizando toda mi fuerza para así quitarlo de mi encima.

Vi como cayó de costado al suelo, hizo una mueca de dolor.
Yo ajarte una rama y se lo clave en el ojo haciendo que este Grité del dolor.

Yo me aleje rápidamente de él corriendo hacia mí pequeño.

Claramente de esta acción lo más probable es que acabe asesinada, pero no me importaba.

Entré los árboles vi como mi pequeño se escondía en un pequeño sótano que yacía en el bosque.

El al verme me hizo señas para que entrara, yo fui a donde el adentrado e al lugar con mucho cuidado.

Mi rostro se paralizó al ver a..

—Te presento a mi amigo, se llama Cheong—Dijo.

No, ese no era su verdadero nombre.

...

Una pequeña luz en este desastre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora