Hugo, mi nuevo amigo

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Por primera vez en mi vida tenía un amigo, almorzábamos juntos, hacíamos las tareas y proyectos en equipo, reíamos como locos, juntos éramos especiales, volcánicos y hasta un poco mágicos. Yo sonreía más a menudo, vestía y caminaba con muchísima más confianza, me sentía y percibía muy relajada. Mi mamá decía que se me notaba feliz y en realidad mi vida había cambiado completamente. Era otra persona y los demás también notaban que ahora me sentía diferente.


Ya habían pasado algunos meses desde la primera vez que Hugo cambió mi vida y la de muchas otras personas. Al parecer era el único chico interesado en apoyar a otros chicos que, al igual que yo, éramos víctimas de las agresiones de los mokis.


Además de que realizaba labores sociales los sábados en el asilo de ancianos y los domingos ayudaba a don Pepe en la tienda a cambio de alimento para perros que repartía en pequeñas porciones a todos los perritos abandonados que se encontraba por las calles. Al parecer Hugo era el nuevo ángel de la comunidad de San Pedro y eso fue levantando su popularidad en todo el colegio. Las chicas le buscaban y coqueteaban, pero él no mostraba ningún tipo de interés, tenía a sus pies a las muchachas más guapas de la colonia, pero él siempre se mostraba respetuoso y caballeroso ante sus proposiciones que muchas veces eran bastantes subidas de tono. Al parecer él era diferente, algo similar a un extraterrestre.


Para mí en poco tiempo Hugo se había convertido en alguien muy especial, con el cual podía pasar horas platicando y no aburrirme ni un solo minuto. En los recesos se nos podía observar tan alegres que podrían jurar que llevábamos años de esta hermosa amistad.


Obviamente, los mokis buscaban cualquier oportunidad para molestarme; poquito después de que Hugo se alejara de mí. Ellos acudían corriendo para hacerme alguna de sus fechorías, pero a mí eso ya no me importaba. Pues la mayor parte del colegio la pasaba junto a Hugo y estando con él ellos ya no se atrevían a molestarme, en varias ocasiones él me defendió de sus burlas y eso obviamente a los mokis no les agradaba.

Un suspiro másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora