Reconstruyéndome

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La operación resultó ser todo un éxito; pero la recuperación fue toda una tormenta. La comida del hospital era malísima y eso de estar acostada por varios días resultaba completamente molesto. Las horas en el hospital pasaban muy lentas y creo que ya me sabía los chismes de romances de todos los internos. Aunque no todo era malo, en la escuela me habían exentado de presentar la exposición de biología sobre la fotosíntesis y la verdad es que nunca fui muy buena en esa materia. 


Hugo, venía a visitarme todas las tardes, primero uso el pretexto de pasarme las tareas y los apuntes para que no me atrasara con mis calificaciones. Pero le basto con una sonrisa para saber que ya lo había perdonado. Nuestra amistad se había incrementado.

 La seguridad en la escuela ahora había cambiado. Los padres, maestros y alumnos empezaron a buscar estrategias que ayudaran a combatir, detectar y prevenir el acoso estudiantil. Y a los mokis por primera vez los habían castigado, condenándolos a 3 años de rehabilitación de la conducta en el tutelar de menores y debo confesar que por primera vez sentí lástima por ellos.

Un suspiro másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora