Capítulo 36

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CAPITULO XXXVI

Necesidades.

- ¿Y-yo? - El albino se encontraba levemente sonrojado, mirando hacia todas direcciones. - N-no fue mi intención, l-lo lamento, Mito-san.

La mujer de cabellos naranjas había visitado el hospital durante la mañana, una enfermera indicó que el hermano de la difunta madre había visitado al pequeño. Mito-san se extrañó ante aquello, pues nunca supo de la existencia de un hermano de Kanon, aunque bastó con visitar el hospital al día siguiente para darse cuenta de la confusión. Debido al parecido entre Kanon y Killua, los empleados del hospital pensaron que Killua era hermano de Kanon, y aparentemente él no los sacó de su error, seguramente para estar cerca del pequeño.

- No debes disculparte, es más, pensaba visitarte uno de estos días. ¿Crees que podemos hablar? - Preguntó la mujer, mirando al pequeño Zack entre los brazos del albino.

El albino asintió y con suma delicadeza dejó al pequeñín en su respectivo lugar, para luego despedirse del mismo, con notorio cariño, para así retirarse del lugar, siendo seguido por Mito-san.

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- Entonces....¿Gon está realmente mal? - Preguntó, notoriamente sorprendido y con notoria preocupación en su voz.

- Si, Killua. Eres el único que puede ayudarme, mi sobrino parece un zombie, ya no sé qué hacer. - Mencionó la mujer, notoriamente cansada y desesperada.

Killua suspiró con pesadez, analizando una vez más las palabras que Mito-san había utilizado para describir el estado de Gon. Desde el entierro de la peliblanca, ambos no habían cruzado palabra o mirada, no habían buscado al otro y nadie los había unido, en ningún sentido. Killua y Seth realmente estaban mal, Killua no pudo seguir con aquello, sabía en su mente que no era justo para Seth, pero tampoco para él.

Seth no era Gon, a pesar de su parecido físico y en su forma de ser.

Ambos eran tan similares como diferentes, Seth no tenía la calidad que Killua encontraba en Gon, Seth no provocaba mil emociones diferentes al mismo tiempo dentro de él, como Gon lo hacía. Simplemente, Seth no era Gon.

- Está bien, Mito-san. - Mencionó y elevó su mirada, encontrándose con la mirada emocionada y agradecida de la pelinaranja. - Ayudaré a Gon, porque me necesita y no dejaré que se destruya.

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- ¿T-tú? - Mencionó un sorprendido moreno, al mirar a Killua cruzar la puerta de su habitación.

- Hmm, mírate, eres un desastre. - Mencionó el albino, cruzándose de brazos.

Ahora que lo veía el mismo, entendía lo preocupada que Mito-san se encontraba, pues ahora el preocupado era él. El moreno simplemente se encogió de hombros, para nuevamente regresar al interior de la habitación.

- ¿Quieres hablar sobre tú vida? - Preguntó el albino, comenzando a levantar la basura que había en la habitación, pero Gon respondió con un "No", - ¿Entonces sobre tú trabajo? - Preguntó el albino, con curiosidad, pero nuevamente repitió la misma respuesta. - ¿Entonces sobre...La muerte de Kanon?

- Menos. - Tras la palabra, se recostó y cubrió con las sábanas, además de colocarse una almohada en su cabeza.

- ¡Joder!, Gon. Deja de ser un maldito muerto ambulante. - Mencionó y jaló de las sábanas que lo cubrían, descubriéndolo. - ¡Habla de una maldita vez!, es la primera vez que nos vemos desde esa noche, porque en el entierro no me dirigiste la mirada.

- ¿Y de qué carajos quieres que hable?, No tengo nada en mi vida, Killua. - Mencionó, comenzando a sollozar. - No tengo a Kanon a mi lado, no te tengo a ti, los perdí a ambos. Y mi hijo sigue en riesgo en el hospital, no tengo nada más. No tengo nada más...No tengo nada más.

- No digas eso, Gon. - Mencionó el albino, retirando la almohada que cubría el rostro del moreno. - Estoy aquí, contigo, siempre estaré contigo, nunca me perderás. Además, tu hijo va bastante bien, parece cada día más fuerte. - Mencionó con una amplia sonrisa.

- ¿C-cómo sabes eso? - Preguntó el moreno, confundido.

- B-bueno...Y-yo. - El albino desvío su mirada a algún lugar que no fuesen los ojos de Gon, levemente sonrojado.

- Killua....

Y entonces se rindió, el hecho de que Gon, con su dulce voz mencionara su nombre, era algo que anhelaba tanto, desde que dejaron de comunicarse. Killua, poco a poco, giró su rostro observando a su contrario.

- Y-yo, no pude resistirme y...Visité a tu hijo. Sé que no tengo derecho, pero no podía quedarme con la angustia, necesitaba saber qué tal iba su recuperación y...S-sin darme cuenta se volvió una costumbre y, b-bueno, e-es mi pequeño Zachy. - Mencionó el albino, nervioso y mirando hacia el suelo.

El moreno, escuchaba atentamente las palabras de Killua, observando sus reacciones. Le parecía tan tierno cada reacción por parte del albino, cada sonrojo, cada juego de manos y cada mirada inquieta. Parecía un niño pequeño confesando su travesura, cosa que le hizo sonreír y posteriormente reír.

Escuchar la risa de Gon, fue un gran alivio en el albino, hacía tanto que no lo veía así, feliz, riendo y saber que él provocó ello, fue simplemente satisfactorio. Sin embargo, no entendía porque reía.

- ¿Q-qué pasa? - Preguntó un asustado albino, por la actitud de Gon, pensó que le reclamaría el constante acercamiento con su hijo.

- Killua, parece como si hubieras echo algo imperdonable. - Comentó el moreno, mientras le sonreía. - Que bueno que visites a mi hijo, porque será nuestro hijo.

Y entonces el corazón de Killua, pareció detenerse. Sus mejillas ardieron como nunca y miró a Gon, en busca de que fuese alguna especie de broma, nada chistosa.

- ¿P-puedes repetirlo? - Preguntó un incrédulo Killua, mirándolo fijamente a los ojos.

- Zachary, Zach, tú pequeño Zachy, será nuestro hijo, si tú así lo deseas. - Mencionó Gon, como si fuera lo más normal del mundo, acercándose a Killua, hasta no dejar espacio alguno entre ellos, besando al albino.

- Hmm...Gon~ - Entre el beso, Killua jadeó el nombre del moreno, lo cuál fue como música para los oídos de Gon.

- Killua....Dime que ya nada nos podrá separar. - Susurró Gon, al separar sus labios de los del mencionado, en una súplica.

Killua llevó sus manos a las mejillas de Gon y lentamente le susurró.

- Ya nada ni nadie nos volverá a separar. No lo permitiré.

Y eso fue suficiente para Gon, quién sonrió y nuevamente besó a Killua, ambos se necesitaban, ahora lo sabían.

Continuará...

Destinos Cruzados [FINALIZADO].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora