Capítulo 42

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Últimamente mi manera de conocer los avances de la relación entre mi hermana y Lena es a través de las reuniones y las noches de juegos. Desde la vez que me reclamó sobre levantarle falsos a Lena, no he tenido el valor de mencionarla y a Kara tampoco se le ha visto la intención de hablar sobre ella.

Hoy era el cumpleaños de Nia y Kara le había organizado un desayuno en la terraza en el que había invitado a todos nuestros amigos en común, incluyendo a Lena y a William quien había llegado con un pastel casero como regalo.

Toda la reunión fue tranquila y muy amena, pero hubo algo que no pude pasar desapercibido.

Lena se había separado un poco del grupo para atender una llamada, algo relacionado al trabajo, mencionó antes de alejarse. Cuando terminó, Kara se acercó a ella y con toda la naturalidad del mundo colocó una mano en su cintura. Inconscientemente Lena dio un paso acercándose a ella. Despues Kara retiró la mano, como si de repente recordara que están en público, y se ajustó los lentes con nerviosismo. Lena le respondió con una sonrisa comprensiva.

Esa mano...

Y esa sonrisa...

Estás dos han dado el paso... por no decirlo de otra manera.

Voltee a ver al resto del grupo para ver si alguien más se había dado cuenta del gesto, pero todos estaban inmersos en sus conversaciones. Todos menos William, quien aún se encontraba mirándolas.

Lo sabe.

Se que se ha dado cuenta porque les sonríe, aun cuando ellas no lo estan mirando. Puedo decir con certeza que hay algo escondido en sus ojos. Una pequeña y casi imperceptible expresión de tristeza y derrota se esconden en ellos.

Cierto. William era el pretendiente anunciado de Kara, y aunque los sentimientos de Kara no eran recíprocos, habia dejado claro que mientras tuviera oportunidad, no iba a dejar de intentar conquistarla.

No pude evitar comparar su reacción con la de James. Desde aquel día en que se dio cuenta, su actitud cambió a una más seria e indiferente. A veces incluso las miraba con cierto recelo, y hoy ni siquiera tuvo la madurez de acompañarnos.

En cambio, William les sonrió, con tristeza, pero una sonrisa sincera. Miró al suelo analizando sus pensamientos. Inhaló profundamente para después dar un gran suspiro y siguió el convivio con el mismo buen ánimo de siempre.

Me siento un poco mal por él.

Espectadora de lo EvidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora