Capítulo 9.

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Cuando menos lo esperó, Winter se enteró de que ya habían pasado diez meses desde que su bello y amado Reino se convirtió en una tierra cubierta por cenizas. En el barco no podía ver más allá del infinito océano incluso cuando estaba en tierra, pues el capitán se aseguró de siempre evitar que viera más de lo que debía. Sin embargo, Winter era muy consciente de que había pasado cierto tiempo. No esperaba que fuera tanto.

Vino a enterarse de ésto durante una noche, de esas en las que Adrian no parecía Adrián y en su lugar solo parecía un cascarón vacío que era controlado por las sombras dentro de él. Winter sabía muy bien qué en esas noches era mejor apartarse del camino y dejar que el capitán reaccionara por su cuenta, pero en realidad esa noche no pudo evitarlo y terminó hablando con el pirata. Adrian seguía herido, aunque no de tanta gravedad como para que Winter estuviera cuidandolo tanto como días atrás. Ya podía moverse y Winter había oído que asesinó despiadadamente a quienes trataron de tomar su vida.

Winter miró a Adrian durante un largo rato antes de abrir la boca para preguntarle qué sucedía.

—Nada que sea de tu incumbencia.

Winter decidió mantenerse en silencio. No quería enojar al capitán. O provocarlo y que terminara haciéndole cosas. Eso era lo último que quería, así que mejor se quedaba en silencio.

Siguieron su rutina normal, de Winter manteniéndose en su esquina de la habitación con una cadena alrededor de su tobillo mientras el capitán cambiaba su ropa lentamente. Todas las noches, antes de que durmieran en la misma cama, ambos se hundían en su propio mundo. Era de los pocos momentos que tenía Winter para relajarse. Desde lo ocurrido con la oscuridad, la distancia entre ellos se sentía más amplia que antes.

—Principe, ven aquí.

Winter tembló. Ya podía adivinar qué iba a pasar.

El capitán sujetó su cintura y apretó. Winter frunció el ceño, pero contuvo sus quejas mientras Adrian empezaba a quitarle la ropa lentamente. Su ropa desapareció, descubriendo esa blanquecina piel impecable que en poco tiempo sería cubierto por moretones.

El pirata no perdió tiempo y separó las piernas de Winter, antes de acostarlo sobre la cama. Sujetó sus rodillas con fuerza, levantandolas hasta que estaban alineadas con sus hombros. Winter tuvo un breve segundo de confusión antes de sentir que su cuerpo se calentaba, siendo invadido por esa ya familiar sensación de placer que podía enloquecer sus pensamientos sin nada de esfuerzo. Un gemido abandonó sus labios. Se sentía demasiado bien.

Winter sintió lágrimas llenándole los ojos. Quería sentirse asqueado, pero el pirata sabía muy bien cómo controlar su cuerpo. Justo ahora, mientras lamía su pequeña entrada rojiza, Adrian le hacía sentir que todo su cuerpo temblaba. Winter sollozó, apretando las piernas fuertemente antes de jadear con fuerza. Fueron varios minutos de agonía, pues no quería correrse al ser tocado por el pirata y resistió hasta el límite de su cuerpo. Chillando, ya no pudo aguantar más y ensució las sábanas con sus fluidos corporales.

Winter no tuvo descanso. Adrian siguió lamiendo su pequeño agujero durante un largo rato, haciéndolo correrse tres veces más antes de dejar su entrada en paz. Jadeando, Winter se dejó caer sobre la cama y cerró los ojos cuando finalmente no tenía más energías restantes en el cuerpo. Sin embargo Adrian no había terminado.

Winter no supo qué pasó ya que estaba dormido. Pero sí sintió que algo entraba en él. Ya a la mañana siguiente, el dolor en su espalda baja le dejó saber que el pirata había hecho algo con su agujero durante la noche. Le dolía bastante. Winter casi temió mirarse al momento de tomar un baño, pero tuvo que hacerlo en algún momento. Cuando sus dedos rozaron aquel lugar sensible y adolorido, sintió que sus dedos salían empapados de sangre caliente. Era el peor estado en el que lo había dejado el pirata. Sangró mucho.

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⏰ Última actualización: Oct 20, 2023 ⏰

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