Parte 2: Mía

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Ella sabía cómo excitar al hombre que tenía delante, echó su pelo hacia atrás con las dos manos y empezó a recogerlo en un moño, dejando ver un cuello y unos hombros perfectos, de esta forma sus bellos ojos color café y esos grandes labios sensuales destacaban en la pantalla, sus movimientos lentos incrementaban la tensión del momento, su mirada descarada y a la vez divertida, casi como de niña traviesa, hacía que ese extraño, el observador anónimo, disfrutase del instante subiendo más y más el nivel de deseo.

Ella decidió dar un paso más, a la vez que mordía sus labios entre sí, llevó una mano a su cuello acariciándolo y deslizando la mano poco a poco hasta su pecho, pasando la mano por encima de la blusa, tocándolo como a ella le gustaría que él la estuviese tocando y masajeándolo lentamente de arriba abajo, sólo de pensarlo ya notaba como su pezón se endurecía, marcándose en la blusa, y para acentuarlo aún más lo pellizcó entre sus dedos, mordiendo el labio inferior a la vez que lo hacía.

El hombre seguía callado, pero sus dedos tecleaban nerviosamente en el teclado en señal de aprobación, "oh Dios mío, eres pura sensualidad" escribía... "me encantaría ver como se desliza el tirante de tu blusa..." y ella, tomándose su tiempo, deslizó el tirante de su hombro izquierdo por su brazo, su blusa bajó ligeramente dejando ver medio pecho, era como si ese pezón endurecido sujetase la blusa para impedir que caiga del todo, la imagen se grababa en la retina del extraño, el nivel de deseo seguía creciendo, ella lo sabía, así que llevó su mano izquierda al otro tirante de su blusa que también deslizó por su hombro, ahora era la firmeza de sus pechos la que impedía que la blusa cayese, luchando ambos pechos por no quedar al descubierto.

El show continuaba, llevó una mano a cada pecho sintiendo como el raso de su blusa resbalaba al contacto con su piel, podía imaginar los ojos clavados de él, sabiendo que esa imagen debía estar excitándolo..., a ella también le excitaba, lo notaba en como subía el calor de su sexo y en como sentía que su ropa interior se humedecía, prosiguió masajeando los pechos pausadamente, con calma, pero con cada movimiento la blusa de raso resbalaba un poco más con su piel, hasta que llegó un momento en el que la blusa, rendida ya, cayó del todo abajo, dejando los pechos desnudos y firmes solo tapados por las manos de ella.

Seguía el masaje suave con ambas manos, una en cada pecho como si de un handbra se tratase, él seguía disfrutando del momento, de la perfección de ese cuerpo y de esos pechos firmes, implorando que en algún momento apartase las manos para dejar verlos desnudos al completo, lo cual no tardó mucho en suceder, ella llevó un dedo a su boca, lo mordió ligeramente entre sus dientes y lo mojó con su lengua para luego llevarlo hasta su pezón izquierdo pellizcándolo, el pezón seguía endurecido, y ahora también brillante y húmedo, luego, casi como si ella adivinara los pensamiento de él, agarró el pecho con las dos manos subiéndolo en dirección a su boca abierta, y con su lengua extendida le dio un buen lametón, rozando bien el pezón con su lengua y dejándolo, ahora sí, bien mojado, primero un pecho y después el otro, con parsimonia, dándose su tiempo.

La excitación iba en aumento, así que ella adoptó una postura más cómoda, se puso de rodillas en la cama con las piernas abiertas, la humedad de su ropa interior era evidente por cómo se marcaban los labios de su sexo, dando trasparencia a sus bragas de algodón blanco. Con una mano siguió masajeando los pechos, ahora uno ahora otro, mientras la otra mano se deslizó por su vientre hasta introducirla bajo sus bragas, él se estremeció solo de imaginar la sensación de esos dedos tocando esos labios mojados, casi podía olerlo y también casi podía verlo, porque sus dedos se trasparentaban bajo las bragas y podía seguir, de forma hipnótica, cada uno de los movimientos de exploración de esos dedos, de como ella los introducía dentro de sí y los volvía a sacar, primero un dedo, luego dos, recreándose en cada instante, viendo como de la boca de ella salían gemidos de placer acompasados con esas caricias..., se quedó así un buen rato, tocándose lentamente, mientras de su boca entreabierta surgían gemidos ahogados de placer. El anónimo observador no perdía detalle, su respiración agitada reflejaba el grado de excitación que sentía, disfrutando cada segundo de ese momento mágico.

Le encantaba como ella se desenvolvía pero de nuevo quiso dar ideas, ansiaba ver esas poderosas caderas moverse..., y escribió de forma rápida, "me gustaría verte a cuatro y que muevas ese culo perfecto para mi" y ella obediente echó su cuerpo hacia adelante y apoyó sus manos en la cama, sus pechos cayeron bamboleándose pero aun con los pezones erguidos, luego se fue girando hasta poner su culo frente a su laptop y comenzó a moverlo de forma sensual, lo que hacía que los pechos siguieran esos movimientos, de pronto llevó una mano a sus bragas y tiró de ellas hacia arriba, haciendo que los labios de su coño húmedo quedaran bien marcados, esa imagen era espectacular provocando en el extraño un fuerte deseo, casi animal, de estar allí con ella, de hundir su cara en ese culo y abrir su sexo con su lengua, pero no podía, estaba a miles de kilómetros de distancia, así que se tendría que contentar con seguir disfrutando de ese excitante espectáculo.

El juego de ir dando tirones a las bragas dio resultado y finalmente las bragas se introdujeron entre los labios de su sexo, dejando ver un coño perfecto bien depilado. La imagen de ese culo y ese coño abierto por las bragas era brutal, toda una invitación a ser penetrada, toda una invitación a gozar de la belleza de ese cuerpo. El escribió impulsivamente: "quítate las bragas por favor" pero ella esta vez no le hizo caso del todo, simplemente desplazó su tanga a un lateral, dejando ver bien su culo y su sexo, llevó una mano por el interior de sus piernas y comenzó a deslizar sus dedos entre sus labios, disfrutando muchísimo al tocarse, de vez en cuando deslizaba el dedo índice un poco más hasta rozar su ano mojándolo también, la sensación le encantaba, quería ser penetrada, pero como no tenía a nadie con ella en ese momento tendría que conformarse con los dedos, introdujo uno y luego otro profundizando poco a poco, primero despacio y luego siguió dándose más y más ritmo, esto le producía un intenso deseo de más. El extraño escribió de forma atropellada en el teclado, "me vuelves loco y quisiera tocarme, ¿me das permiso?".

Mía se incorporó y acercó su rostro a la pantalla del ordenador para poder leer y, con gesto afirmativo con la cabeza y sonrisa pícara, le dio permiso al extraño para que se tocase. Él inclinó su laptop para que la cam pudiera enfocar su entrepierna, era evidente lo excitado que estaba debido al enorme bulto que destacaba en su pantalón, procedió a desabrocharse el mismo y bajárselo, en el boxer quedaba marcado un buen miembro hinchado por la excitación, la forma del glande e incluso las venas dilatadas podían intuirse debido al considerable tamaño que había alcanzado, ella seguía con la cara pegada a la pantalla y quedó absorta ante el espectáculo, empezó a morderse los labios para luego pasar a entreabrir la boca, sacando lentamente la lengua, quería dejarle claro al extraño que esa boca estaba dispuesta a darle lametones a esa polla enorme y le escribió, sácala por favor..., él se bajó el boxer y un enorme pene quedó a la vista balanceándose bien erguido, ella quedó encantada imaginando lo mucho que le gustaría tenerlo ahí con ella y disfrutar de ser penetrada por tan bello miembro, "por favor tócate" escribió nerviosa en el teclado, él procedió a agarrar su polla, dándole ritmo acompasado, primero despacio y luego siguió incrementando los movimientos, ella introdujo dos dedos en su boca y comenzó a darles profundas mamadas, la imaginación de ambos hacía el resto, ambos estaban muy excitados...

El extraño escribió, "por favor vuelve a ponerte a cuatro y sigue tocándote", ella obediente, volvió a esa posición e introdujo dos dedos en su vagina, comprobando que estaba chorreando flujos de lo muy excitada que estaba, de su boca entreabierta se escapaban gemidos, comenzó a dar ritmo a esos dedos llegando un punto en el que sabía que ya no habría marcha atrás y no podría parar de moverlos, no le faltaba mucho para correrse, de su boca salían gemidos pero ahora más seguidos hasta casi hacerse continuos, hasta llegar a un grito final al alcanzar el orgasmo, el extraño, embriagado al escucharla y observar cómo esos dedos profundizaban en su coño se dejó ir, acelerando el ritmo hasta eyacular a la vez que ella se corría, dos borbotones de semen salieron disparados de su polla hinchada, el primero casi alcanza el ordenador portátil, el segundo cayó en su mano resbalando cálido entre sus dedos....

La Distancia y el DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora