Prueba 1

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Me siento tan avergonzada, como podría decirle a ese chico tan lindo que me sentí muy incómoda porque me sentí inferior a esas chicas que le sonrieron, seguramente me vio como una loca y no me vuelva a hablar.

Una de las sensaciones más incómodas de lidiar con esta condición es la de vergüenza. A diferencia de los narcisistas que buscan hacer cualquier cosa por llamar la atención, los "evitores" mi palabra inventada, tratamos de ser lo menos llamativos, evitar conflictos o enfrentamientos en los que nos toque dar explicaciones de nuestras emociones.

Estaba tan avergonzada con él porque, la primera vez que lo ví no estaba bien. Una semana antes de que pase esto tuve un episodio, que igual en el transcurso de la historia les explicaré que es, pero mientras tanto les cuento que cuando salgo de esos momentos me siento muy vulnerable y no soy para nada elocuente.

Cómo le pude negar esa invitación, de seguro quedó muy confundido, chica tonta si te gusta tanto como es que no pudiste aguantarte un poco decir sí y olvidarte de todas las cosas que rodeaban tu cabeza, ha pero no, la señorita no quería salir de su burbuja de malos pensamientos. Quizá nunca más vuelva el chico, o quizá vaya pero no me hablará porque pueda que piense que estoy un poco o bueno bastante loca. Pero bueno ya basta, no te domines de tu mente Tina, va a darse una nueva oportunidad y debemos hacer algo al respecto.

Me tomó mucho tiempo tomar la decisión de hablarle, así que entre un montón de alternativas opté por algo, mostrarme como alguien que no soy, aquella chica segura de si misma, la que no le teme a nada, aquel tipo de chica que hipnotiza por su confianza.

El día que decidí hablar fue luego de un evento en el que tuve que ponerme vestido y maquillaje (el maquillaje es mi hobbie), así que sabía que era el momento perfecto para acercarme a él, esperaba que ese día el estuviera ahí. Desde afuera espié y vi que si estaba,  respiré un millón de veces para coger valor hasta que entré y entré en personaje.

Esa noche Esaú se veía divino, tiene una mirada penetrante de color café oscuro muy similar a los granos de café que tomaba, mi corazón latía a mil por hora, pero sonreí y le dije que si podía invitarme el postre que quedó pendiente la otra tarde.

Lo ví muy sorprendido lo que me daba la confianza de que mi plan funcionaba, bien Tina lo estás logrando, mis nervios me engañaron y empecé a hablar sin sentido, hasta le dije si no era un picador criminal .. ni si quiera quiero acordarme de ese momento, no sabía cuando parar pero podía notar que a él no le incomodaba mi momento de parlanchina.

El autoestima es una bendición, no todos lo tenemos ni sabemos cómo manejarla, para los evitores es de las cosas más difíciles de manejar, se vuelve  realmente desesperante escuchar como la gente te dice tus virtudes y lo linda que eres, pero tu no te lo crees, sientes que lo dicen por compromiso o por el amor que tienen para no hacer que no te sientas tan miserable, es una constante comparación con las demás y no solo de su físico sino de como otras manejan su vida de una forma más equilibrada mientras que para ti nada tenga sentido.

Mientras hablábamos, fue imposible ignorar que llegaron dos chicas realmente hermosas, no necesitaban de tanto maquillaje ni de ropa vistosa como para fijarse en ellas, cuando las vi me sentí inferior, y fue peor cuando me di cuenta que Esaú no pudo evitar verlas y sonreír.

Toda mi actuación se fue al suelo, cómo pude creer que alguien tan lindo como él se fijaría en alguien como yo, habiendo tantas chicas hermosas e inteligentes y seguras de si mimas por ahí.

De nuevo lo arruiné todo y me siento lo peor del mundo no sé si fue buena idea salir de casa, estando sola creo que no podré lidiar con esto. Creo que debo volver.

Aquella noche me quedé dormida escuchando música y dejándome claro que no debo volver a acercarme a ese chico, ya mucho tiempo lo hice perder con mí locura.

Cuando te miroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora