Salir de la universidad y hacerte independiente, valerte por ti es difícil, es iniciar algo y sales al mundo pensando que con tu título eres invencible, sin embargo te encuentras con un escenario totalmente diferente, aunque algunas cosas han sido solo suerte.
Para encontrar trabajo me presenté a una inmensidad de entrevistas y la mayoría de mis fracasos eran por qué no tenía experiencia, o era porque soy muy joven. Me parece tan absurdo que no escojan a la gente por mucha experiencia o nada de experiencia es pedir algo así como un joven de 25 con 10 años de experiencia, gracioso verdad, pero bueno entre tantos intentos caí en una obra para ser el supervisor en la construcción de un edificio que estaba destinado a ser un pequeño centro comercial.
Estoy lejos de casa, me tocó rentar un departamento, pero la ventaja de estar soltero es aprovechar las oportunidades asi no estés cerca de tu hogar.
Me cuesta definirme pero hay algo de lo que estoy seguro, soy alguien simple no busco complicarme en las cosas, me gusta lo que hago y cuando encuentro un lugar para comer o comprar cualquier cosa que me parezca bien ya no busco otros lugares, fue así como llegué a la cafetería Sweet Moments.
El primer día de trabajo estuve muy nervioso había muchas cosas que hacer y no se les veía tan convencidos a los inversionistas de mi participación en la obra, asi que lo único que quería era terminar el día, ordenar mis ideas para ir con una nueva actitud al día siguiente y que mejor para aclarar ideas que un buen café.
Caminé un par de cuadras de mi trabajo y encontré una cafetería, era pequeña pero acogedora no había mucha gente los pocos que estaban se encontraban solos con libros, ese lugar transmitía calma como un lugar en donde refugiarse luego de un día en que todo salió mal así que decidí entrar.
Ya en la cafetería se percibía el olor a café molido y pan recién salido del horno, cuando me acerqué a hacer mí pedido justo en frente de mi estaba una joven haciendo su pedido, muy amigable se dirigió a la persona de la cafetería y le dijo: Sara me ayudas con un chocolate con masmellows y ya sabes el postre del día. Su voz era fina un poco chillona pero la forma en cómo se dirigió a la cajera me pareció algo tierno, terminó de pedir la orden en seguida volteo a mirar y se encontró comingo lo único que hizo fue lanzarme una sonrisa , tan cálido me sentí.
Su ojos marrones me hipnotizaron, era una mirada tierna que transmitía seguridad y confianza, es ese tipo de mirada que buscas cuando necesitas apoyo. Fueron solo unos segundos pero era como si el tiempo se hubiese detenido solo para contemplar su rostro y la sonrisa alivió esa tensión que traía por el día tan complicado que tuve, quedé impávido y ni si quiera pude corresponder la sonrisa lo único que pude hacer fue acentar la cabeza con un gesto de saludo.
Intenté ser discreto y noté que estaba sola, sacó un libro y se sentó a esperar su orden mientras lo leía.
Desde entonces tres días a la semana voy a la cafetería y tengo el agrado de encontrarme con ella.
En el transcurso de los días me he preguntado porque siempre va sola, quizá es su tiempo de relax o quizá no es de muchos amigos, aunque con la energía que transmite no creo que sea de las que confronta y tiene enemigos.
Pero últimamente he tenido un cierto temor en que quizá un día de estos ya no regrese.
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Cuando te miro
Teen FictionEstamos convencidos y limitados a mirarnos de una forma que no notamos aquellas cosas que nos hacen únicos. Esta es la historia de una joven que creía no ser de aquellas mujeres que llaman la atención, pero hubo alguien que notó algo diferente.