2. Sueños extraños

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Engreído anónimo:

Luego de clases y salir a correr un rato llegué al departamento que pagaban mis padres para mi, mientras ellos viajaban por sus negocios, (al menos no me obligaban a ir con ellos) ya en frente de la puerta busqué mis llaves en mi abrigo, abrí la puerta y me recibió la soledad, ningún humano se encontraba en casa, excepto mi gato; Steven que corrió de inmediato hacia mi. La verdad no era amante de los gatos pero un día iba por la calle y lo vi en peligro con dos perros que querían hacerle daño, desde ese momento me siguió hasta la casa y tuve que adoptarlo al principio no me gustó la idea, pero ese gato se ha ganado mi respeto, tiene más ego e independencia que yo mismo, es digno de ser mi hijo gatuno.

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Después de ducharme y vestir unos pantalones olgados de cuadros y otra chaqueta me acosté en el sofá con Steven, mirábamos una película pero de un momento a otro mis ojos se cerraron.

Mi cuerpo se sentía liviano, me sentía tan relajado que se sentía extraño, era como si flotara en una nube,  me paré inmediatamente del sofá y Steven seguía dormido, me giré y lo que me dejó perplejo... Al girarme me encontré con la imagen de mi mismo, yo seguía acostado en el sofá durmiendo, pero no, yo estaba sentado, debía estar soñando, retrocedí varios pasos hacia atrás frotando mis ojos y lastimándome, debía despertar de esta pesadilla, debía, pero no podía, impacté contra una mesa que reposaba en mi pequeña sala y esta hizo ruido, Steven se despertó alterado mirando hacia donde me encontraba y luego miró al sofá donde mi otro yo reposaba, se erizó y corrió hacia la cocina claramente asustado.

No entendía nada de lo que pasaba, esto debe ser una pesadilla, una que jamás olvidaría.
 

Una idea cruzó por mi mente, debía despertar a mi otro yo,  me acerqué lentamente y respiraba agitado pero seguía dormido, un repentino golpe en mi puerta nos asustó a ambos y todo volvió a la "normalidad" o eso creía, porque esto era el principio de la pesadilla.

Abrí mis ojos de golpe y enfoqué mi vista, todo estaba tal y como lo dejé excepto la mesa que moví.

¿Fué real?

Dos golpes aún más fuertes en la puerta me alertaron, no tenía idea de quien pudiera ser, no suelo traer nadie a casa, no me gustan las visitas. Caminé hacía la puerta sin prisa, ya que carecía de empatía y luego abrí la puerta y ahí entendí el motivo de su visita.

— ¿Qué quieres?  — ataqué recostado al pilar del marco de la puerta, claramente fastidiado por su visita.

— Traje lo que me pediste.

Resoplé ante su descuido de traer ese peligroso encargo a mi casa.

— ¿Cómo has conseguido mi dirección?

— Eso no importa, he traído lo que necesitas —.

Lo tomé bruscamente y cerré La puerta en su cara. Supuse que se había ido porque escuché sus pasos alejarse y una leve maldición detrás de la puerta.










Sofía:

Luego de ducharme y vestir mi pijama de unicornio me recosté sobre mi cómoda cama, quedando rendida al instante.

Me levanté de mi cama fijando mi vista hacia la ventana, aún era de noche y la Luna iluminaba parte de la calle que estaba desolada, me sentía extraña, pero no le presté mucha atención, mi habitación se encontraba oscura, decidí no encender la luz e ir a la cocina por un poco de té, me lo preparé y luego regresé a la habitación, ahora si encendí la luz y lo que encontré era una situación completamente inefable.

En mi cama descansaba otra yo, estaba alterada igual que yo,  solo que dormida, me pellizqué varias veces para despertarme sintiendo dolor en el intento es como si en realidad estuviera despierta, pero no,  yo debía estar dormida, me tiré al suelo a llorar del miedo cuando de un momento a otro desperté.

Cuando abrí mis ojos toqué mi corazón y este iba a toda velocidad,  varias gotas de sudor caían de mi frente, estaba temblando, estaba segura que no iba a poder conciliar el sueño, decidí enviarle a una amiga para ir a dormir en su casa.


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— ¡que desgracia la niñata sigue viva y no sufrió de un infarto mientras dormía! — se burló la rubia de ojos grises que molestaba mi existencia.

— Es una lástima, que joda tu existencia con mi presencia —.

Comenté con sarcasmo llena de cólera.

Ella dijo un par de cosas más pero no me tomé el tiempo de escucharla porque ajusté mis audífonos a mis oídos. Unos minutos después llegamos a la escuela y todos bajamos del autobús, mi amiga al final estaba en una fiesta (es la única amiga que tengo pero no estudia en mi escuela) por desgracia, si ella estuviera conmigo me diera fuerzas para superar esto, ella está al tanto de la situación y siempre se ofrece a molestarla, una vez le desinfló sus neumáticos y arruinó su vestido "sin querer"en una fiesta.

Al entrar al salón de clases minutos antes de empezar, entró el engreído anónimo vestido con su mejor ego, se sentó a mi lado ignorándome por completo.

— ¡Al menos se dice buenos días !

Exclamé mirándolo alterada.

— Ah, eres tú — me miró con pereza. Yo hice mi mano en puño en la mesa, mientras me preparaba para insultarlo cuando de pronto el chico de un momento a otro me calló con su mano impidiendo mi habla, los chicos de la clase entraron momento después con la profesora indicando silencio.

Este chico si que era raro.



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El engreído anónimo:

La chica tomate estaba roja de la furia eso me causaba gracia y satisfacción, me enojaba la forma tan sumisa que era con la mayoría de las personas y conmigo salía su personalidad verdadera. Iba a provocarla hasta conocer sus verdaderos demonios, esta chica me intrigaba y mucho.

Lo que no sabía es que intentando expulsar sus demonios, ella me llevaría consigo al infierno.

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