7. Teorías extrañas.

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Sofía:

Había quedado con Jostyn en el mismo lugar donde nos conocimos, ese es nuestro punto de encuentro ya que no le daría mi dirección a un desconocido (ya suficiente con el número) la tarde estaba cálida, el sol se ocultaría en unas horas, las personas paseaban a sus perros y padres jugaban con sus hijos.

Mis padres.

Suspiré nostálgica pensando en el distorsionado recuerdo que tenía de ellos, no quería olvidarlos pero poco a poco su imagen se desvanecía en mis recuerdos.

Sentí unas manos cubriendo mis ojos y entré en pánico por un momento, escuché una suave risa a mis espaldas y mis ojos volvieron a ver la luz, se trataba de Jostyn, suspiré aliviada mientras parpadeaba varias veces aclarando mi visión.

— ¿Quién crees que te secuestraría en un lugar público?

— Un idiota como tú.

— Fingiré no haber escuchado esas hirientes palabras que lastimaron cada parte mi pobre corazón, que espera ser vendado y recompensado con un humilde helado con chocolate, fresas y chispas de colores.

— No te compraré un helado.

El se giró cruzado de brazos dándome su espalda muy digno.

— ¿Es enserio?

— Solo así tendrás mi perdón, alma sin corazón —.

Yo estallé en carcajadas ante su drama y este seguía serio.

Media hora después...

Caminamos por toda la cuidad buscando el sabor de su helado y este daba brincos alegre como un niño pequeño contento al fin con su helado.

— ¿Feliz?

— Tal vez —.

Yo le dediqué una mirada cansada y el su mejor sonrisa.

— Te he dicho que eres la me...

El bendito helado traído por el mismo cielo (porque así se llamaba la heladería) fué impactado contra el suelo cuando Carlos ha tropezado con Jostyn, que por cierto este último se estaba cabreando más de lo normal.

— Oh, no sabes cuánto me arrepiento de no haberlo hecho caer antes —.

Jostyn se le abalanzó encima y un oficial de tránsito se ofreció a separarlos. Yo tomé del brazo a Jostyn y lo saqué del lugar.

— No vale la pena, pelear con Carlos.

— ¿Lo conoces?

Yo asentí.

— Lo conozco de la escuela.  Es un imbécil.

— Dime algo que yo no sepa. Y ¿ahora qué?

— Podemos ir por otros helado

Ofrecí,  el se lo pensó un momento y negó.

— Iremos al cine.

— Pero ya casi anochece.

— Te llevaré sino te importa —.

Lo pensé unos minutos y luego asentí.

Fuimos de camino al cine que se situaba en unas cuadras mientras estábamos pisar las rayas de las aceras.

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— ¿Cuál fué tu parte favorita?

Preguntó interesado Jostyn, estábamos bajando las escaleras del cine mientras los créditos se mostraban en la gigante pantalla.

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