6. "Pesadillas"

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Sofía:

Me desperté alarmada a las 03:00 am me paré de inmediato de la cama y al girarme me ví... A mi misma, durmiendo, esto me causó un pánico indescriptible, me pellizqué para despertar de esta terrible pesadilla pero sentía el dolor, es como si estuviera despierta pero a la vez no, mis manos temblaban, mis piernas flaqueaban y caí al suelo cubriéndo mi rostro, pero cada vez que veía la escena me daba más terror, porque me daba cuenta que esto en realidad estaba pasando, retrocedí casi arrastrándome hacia la puerta, grité por ayuda pero nadie me escuchaba, es como si hubiera muerto, pero los muertos no sienten o si?

¿Había muerto mientras dormía?
¿Estaba en coma?

Miles de teorías pasaron por mi mente pero ninguna acertaba. Unas voces cerca de mi casa me alertaron,  a lo lejos vi a Carlos discutiendo con Samanta...

Me acerqué y ellos no se percataron de mi presencia.

— ¿Qué haces aquí tan tarde Carlos?

Reclamaba Samanta.

— Te he estado toda una semana buscándote, era nuestro trato todas las noches recuerdas?

Carlos le intentó explicar pero esta mostraba confusión, no sabía de lo que hablaba, pero al parecer yo sí.

— Mira,  tendré que llamar a la policía si sigues acosandome todas las noches, no sé de qué hablas, te has vuelto loco, en tu vida me vuelvas hablar.

Amenazó la rubia con fastidio pero con su voz chillona irritante.

El la haló del brazo y yo intenté intervenir sabía lo dramática que es, y lo más probable es que diga una situación completamente distinta. Mi mano rozó con la de ella y sentí como mi cuerpo se unía al de ella, de un momento a otro tenía otra perspectiva, ahora no miraba a Samanta, yo era Samanta.

Pero que mierda.

Hice lo primero que una persona normal haría... Desmayarme.

Sentí un olor a alcohol en mi nariz y poco a poco fuí recobrando el conocimiento, imágenes aún con mis ojos cerrados volvieron a mi mente y abrí mis ojos de inmediato, la luz me molestó y los tuve que cerrar de nuevo, me acostumbré a la luz y veía una figura borrosa en frente de mi, me senté con cuidado y mi vista se fué aclarando.

Todo fué una pesadilla.

Quise creer, pero no, el que estaba en frente de mi era Carlos, estábamos en la misma calle, era la misma madruga y al parecer yo era Samanta.

— ¿Estás bien?

Preguntó Carlos, yo asentí mientras masajeaba mi sien, me dolía muy fuerte la cabeza.

— Te has desmayado Samanta.

— No soy Samanta.

El se mostró muy confundido.

Bueno si era el cuerpo de Samanta pero yo no lo era, ¿pero como iba a explicarlo?  Nadie lo creería.

¿Cómo lo diría? Oye es el cuerpo de Samanta pero en realidad soy un alma en pena o lo que sea soy ahora.

— Ok, creo que te has golpeado muy fuerte, deberías descansar, espero mañana dejes de negar que nos conocemos y de lo que pasó esa noche; el accidente —.

Yo no pronuncié palabra, solo me fuí acostar en la habitación de Samanta y al día siguiente desperté en mi cuerpo y en mi cuarto.

Engreído anónimo:

Samanta ha estado actuando muy raro, quizás no quiera meterse en problemas conmigo, solo espero que no hable lo del accidente porque tendré que callarla, nadie me creería que fué en defensa propia,  una semana que no comparto con ella, en el salón se comporta muy distinto a como se mostró esa noche conmigo;  tímida, reservada, cohibida. En el salón de clases se mostraba;  extrovertida, social e incluso malvada, la he visto agredir a la chica tomate y eso me cabrea mucho, he querido hablar con ella usando la imagen de Carlos para saber los motivos de su agresión con ella, pero ella solo me evade y niega todo. Ayer cuando se desmayó y despertó pareció volver a ser la misma.

Esto me tiene muy confundido, pero llegaré a la verdad de todo esto.

Samanta me debe una explicación con respecto a la chica tomate.

#

Me encontraba dando un paseo después de clases por la plaza y me encontré al imbécil de ayer que hablaba con la chica tomate, parecía estar buscando a alguien, ¿la buscaba a ella?. Lo observé y este se mostraba nervioso mirando en todas las direcciones al no encontrar a quien buscaba decidió irse, lo seguí para saber su dirección, esta situación cada vez me volvía más loco, luego de saberla me sentí seguro en que si le hacia algo a la chica tomate vendría por el.

#

Mi mamá me había encargado a mi hermanita menor de solo 5 años,  estaba realmente irritado pues no me gustaban los niños, ella estaba encima de mi, golpeando mi cara.

— Feo — se burlaba la minion.

— Si,  soy feo, ya bájate.

— Ño, co-i-da.

La niña pedía comida mientras se sobaba el estómago. Yo resoplé y rebusqué en la cocina, no había nada, solo cereales. Cansado se los preparé en una taza y se los serví.

— Taza ño.

Negaba repetidas veces la minion.

— Esta es la que hay, come.

— Ño.

Se cruzó de brazos muy digna.

Yo conté hasta mil.

— ¿Cuál quieres?

Ella señaló una taza colorida con muñecos, le serví ahí y la dejé comiendo sola.

— Feo.

Llamó, yo apreté los puños y maldiciendo volví hacia ella.

— Tu dar comida.

— No,  no eso si que no.

Ella hizo una trompa "adorable" pero eso es manipulación prematura, me lo inventé porque es una bebé, se supone que es "inocente".

— No me pongas esa cara, porque no lo haré.

— Dar comida, dar comida.

Gritaba y daba golpes a la mesa.

— Eso nunca —.

Y me dirigí a mi cuarto ignorandola.

Rato después me encontraba haciéndole el avión a mi hermana menor, mientras odiaba mi existencia.

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