cachorro

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El corazón del pobre alemán latía rápida y dolorosamente contra su pecho, a tal punto de jurar que el movimiento que causaba se podía ver por sobre su ropa, o incluso podría confundirse con la rápida manera en la que inhalaba aire a sus pulmones que cada vez los sentía más estrechos, causando una sensación de insuficiencia que solo hacia más fuerte la necesidad de tomar aire.

En aquel ataque de pánico, considero por unos breves segundos solo salir corriendo y dejar a su perro.

No quería enfrentarse aún al polaco, no se sentía preparado para aquello aún, mucho menos siendo de forma tan inesperada.

Necesitaba, al menos, prepararse mentalmente, planearlo con antelación sin cometer alguna locura, no podía simplemente enfrentarlo de frente, aún si quisiera, sus pierna y cuerpo le impedían dar siquiera un paso para acercarse. Patéticamente se había quedado congelado en su sitio.

Para su suerte, Berlín pudo actuar primero, pasando por su lado para ir con Apolo y tomarlo nuevamente de la correa, sorprendiendo a Polonia que, sinceramente, se mostró un poco decepcionado al verlo a él y no a quien esperaba, pero igualmente le sonrió con sincera amabilidad.

– discúlpeme por la molestia, sinceramente no me esperaba que reaccionara así – jalo un poco de la correa para indicarle al canino que ya debían irse, pero este no parecía dispuesto a irse así de fácil, pues al sentir el jalón chilló triste tratando de hacer entender su disgusto ante la idea.

¿Es alguno de sus Estados?.

Se cuestionó Polonia pues nunca lo había visto, nunca conoció a los estados de Alemania que, por lo visto eran igual de educados que el país. Aquello le dio ternura. Ante un nuevo chillido por parte de la mascota, Polonia solo podía sentir su corazón derretirse en azúcar, aún con el tamaño y apariencia intimidantes, Apolo era una criatura demasiado tierna.

– no te preocupes, está bien. Yo igualmente lo extrañaba – menciona en un tono dulce, agachándose y dándole más atención al perrito que chillaba feliz de recibirla.

Entre todos los días, justo hoy decidiste actuar como un cachorro.

Regaño mentalmente su mala suerte el berlines, cuestionando se qué hacer para poder despegar al acaramelado canino.

No entendía del todo su actitud, pero por lo poco que sabía, seguramente ya conocía al Polaco desde antes, debió haberse encariñado de él lo suficiente como para reaccionar así al verlo de nuevo.

De ser así lo entendía y hasta sentía algo de lástima e impresión al mismo tiempo, poder reconocer al polaco después de tantos años era algo de admirar.

– Polonia, hay que irnos – llama la atención Francia, quien logró contener a un molesto Inglaterra que miraba mal la escena. No es que odie al perro, es que sabe del dueño y su miedo le impide aceptar que aquel se acerque – Nina ya está lista, podemos ir a recogerla –.

Berlín sintió gran alivio y agradecimiento ante aquel país. Sabía de antemano lo desagradables que eran todos con Alemania, pero ahora sentía sincera gratitud de que sea así.

– Espero que nos encontremos nuevamente – sonrió alegre dispuesto a levantarse pero Apolo lo impidió, recostandose sobre las piernas del bicolor.

Berlín siente que se le suben los colores a la cara por la vergüenza. Definitivamente, ver a Apolo actuando como un cachorro malcriado era algo que nunca espero ver.

– l-lo lamento – se disculpa casi atropellando su propia lengua con solo esas dos palabras, tratando de quitar a Apolo de encima pues ya estaba siendo demasiado invasivo.

– descuida – suelta una pequeña risa y se levanta – si quieres te acompaño a dejarlo con Alemania, quizás se quede con él – propone no muy seguro de lo que hace, pero en su cabeza tiene un poco de sentido. Lleva a la mascota con su dueño y así deja de seguirlo.

No iba a admitir, ni siquiera para si mismo, que era una oportunidad que aprovecharía para poder acercarse a Alemania sin ser muy invasivo.

– Polonia, no creo qu- – trató de razonar Inglaterra, incomodo de seguir presenciado aquello, no podía odiar a un perro, pero le incomodaba la idea de quién era el perro.

– lo agradecería, pero no quiero molestar – admite con vergüenza Berlín, sinceramente atraído por la idea. Sería fácil y podría salir de ahí rápido, pero tampoco quería exponer a su padre ante una situación donde estaría incomodo. Había demorado mucho y demostró gran progreso en su recuperación, no quería que todo se fuera a la basura solo por no poder alejar al can del polaco.

Aún así, parece no haber una mejor opción, Alemania es su única esperanza, de lo contrario, tendrían que pensar seriamente en ceder la custodia de la mascota al polaco.

– no es molestia. Por lo contrario, me gustará ayudar – y con aquellas palabras Berlín cede a la compañía de Polonia – ya regreso, no demorare – Francia e Inglaterra no se les ocurre algo mejor para evitarlo, aunque no estén de acuerdo.

– te acompañamos entonces– propone Francia, haciendo lo mejor posible para no formar una expresión de angustia y preocupación..aún así su rostro no puede reprimir una ligera mueca.

Para desgracia de la pareja, Polonia niega con la cabeza – no es necesario, volveré rápido – asegura, empezando a caminar sin darles la oportunidad de objetar.

Por más que quieran protegerlo, ni Inglaterra ni Francia son realmente capaces de negarle algo al polaco, se preocupan mucho por él y quieren lo mejor, pero saben que no pueden intervenir en su vida tanto como ellos les gustaría. No es ningún niño, por más que ellos así lo vean. No son sus padres, no tienen ningún derecho de prohibirle algo.

Sorprendentemente Apolo parece feliz de ser acompañado por el polaco, dejando de lado un poco la intensidad con la atención que quería recibir, aunque aquello no evitaba que el pastor alemán quisiera caminar más cerca del bicolor que de Berlín.

Berlín solo podía rogar internamente que su padre no le regañe por ser tan imprudente, que entienda que el can no permitió una segunda opción.

Sentía que hizo lo correcto hasta que pudo distinguir a Alemania, recostado contra el vehículo que el berlines había llevado. Aparentemente distrayendose con el celular para calmarse, aunque por la forma inquieta en la que movía sus dedos sobre la pantalla y los inmóviles ojos, supo que aquella distracción no le servía. Al ver que levantó la mirada tuvo una sensación de arrepentimiento y culpa, claramente ver a Polonia acercándose no era algo que esperaba.

Alemania podría fácilmente ser comparado con un venado cegado por las luces de algún vehículo en la carretera en medio de la noche. Había logrado calmarse y, hasta cierto punto, distraerse, pero nuevamente su corazón parecía obstinado en atravesar su pecho.

En su cabeza solo se podía repetir una y mil veces la escena que había hecho frente al polaco la última vez que intercambio palabras con este. Quería huir, esconderse o fingir demencia y solo ignorar la presencia del otro, pero todo era difícil cuando su cuerpo no respondía a ninguna orden.

Estaba realmente jodido.























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No se ustedes, pero yo adoro a Apolo jsndkeei

Como siempre, gracias por los comentarios bien bonitos y el apoyo a esta historia, no esperaba que más de 10 la siguieran leyendo nsbskdbdk me hacen feliz :"3 💜💙💖💜💗💘💓✨💖💗💘💓💖💜💘💞💜💙💖💜💗💝💓💖💜💗💝💓💖💜💘💞💓💞💖💞💓💞💖💞💓💞💖💓💖💓💖💓💘💞💜💘💞💜

Si demoro un poco en sacar capítulos es porque esta semana y la próxima entro a evaluaciones skdbdk qwq

podríamos... intentarlo? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora