paz

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La ira del alemán se disipó al instante, siendo reemplazado por la sorpresa. Sus brazos rodearon el pequeño cuerpo que ahora escondía su rostro contra su cuello.

No quería pasarse de los límites, pero le fue imposible rechazar el abrazo de Polonia que, aunque temblaba un poco entre sus brazos, estaba fuertemente aferrado a él.

Alemania no era el único asombrado, más de uno dejó escapar un sonidito de sorpresa al verlo, aunque muchos lo vieron con disgusto. Se podían escuchar palabras de todos lados en todos los idiomas, cuestionando todo, los más callados eran los más afectados por las palabras del alemán pues, al verlo desde su punto de vista, podían entender al menos un par de cosas, pero en aquel momento Alemania no escuchaba nada que no fuese el palpitar rápido del corazón del polaco.

Berlín había soltado un chillido de emoción, después de un ambiente tan tenso, ver a su padre abrazando a alguien le llenó de una inexplicable felicidad. Todo pasaba demasiado rápido y el contraste de emociones que sintió en solo unos minutos le dejaba agotado emocionalmente.

Varios sabían del disgusto que tenía el polaco por ser tocado, muchos querían ir y apartarlo pero sabían que eso sería abuso si no tenían el consentimiento del bicolor. Igualmente no pudieron hacer nada al ser fuertemente reprimidos por la ONU, quién había salió al escuchar el escándalo, ordenando a todo el mundo a despejar el lugar, aunque necesito ayuda de Francia para que Inglaterra se apartará.

Al ver a Alemania tan tranquilo en los brazos de Polonia, supo al instante que no tenía de qué preocuparse, sabía que todos esos años de pastillas y terapia no se irían directamente a la basura, por lo que no vio problema en dejarlos solos. Llamo a Berlín igualmente para que le acompañara y le ayudará a controlar el estado de Inglaterra, Berlín sería una muy buena defensa en nombre del alemán.

– perdón – murmura el alemán, sintiendo arrepentimiento de casi todo lo que dijo, de haber perdido el control y actuar así frente a tantas personas. Ahora que era más consiente del entorno, sabía que lo había arruinado todo, que había arruinado todo el trabajo por el que había pasado todos esos años.

Después de un rato en esa posición, el temblor de Polonia se hizo más fuerte, por lo que Alemania lo apartó rápidamente, asustado por haber hecho algo indebido, aunque se sorprendió por ser recibido por una tímida sonrisa.

– perdón, no me acostumbro a los abrazos – murmura con evidente vergüenza, su cuerpo se había movido por si solo y, aunque no le desagradaría tanto el contacto, seguía siendo algo nuevo después de mucho tiempo. Aunque igual se calmó un poco al escuchar una suave risa venir del tricolor, una risa completamente distinta a las anteriores que había escuchado, en esta risa podía sentir algo del cariño que sentía. Fue inevitable no sentirse avergonzado, más ahora que no sabía bien qué hacer.

Recordó algo que había caído y se agachó a recogerlo, limpiando un poco el vidrio con su suéter para luego ponérselas a su dueño – por suerte no se dañaron tus gafas. Deberías tener más cuidado con ellas –

Alemania se quedó unos minutos solo parado cerca de Polonia. Probando su suerte, se atreve a acercar una de sus manos al rostro del menor, quién no retrocede, dándole el permiso de proseguir. Alemania se sintió afortunado, aunque su sonrisa se borró por un pensamiento intrusivo que no lo dejo en paz.

– en verdad lamento todo, lamento lo que pasó antes, lamento si te incomode con todo lo que dije o con mi forma de actuar hace solo un momento. No es necesario que te quedes conmigo si solo me tienes lástima, está bien – no pudo seguir disculpándose al sentir como el polaco tomo delicadamente la mano que tenía apoyada sobre su mejilla, su cabeza luchaba por no tener un corto circuito en aquel momento donde solo quería abalanzarse contra él.

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