que pasaría si te enfrentas a tu mayor miedo? si ese miedo no fuera algo, más bien alguien y que en medio de juegos terminaron a solas en un lugar oscuro....
Corazones, flores, rosas, chocolates y adornos melosos alegraban el ambiente.
Es 14 de febrero y, a pesar de que la ONU marcadamente decidió hacer una reunión para este día, muchos países disfrutaban charlando animadamente con su pareja, recibiendo mimos, regalos, chocolates y pequeños besos cariñosos.
Todas las parejas se veían felices, a pesar de la reunión, ONU permitió por esta vez que se sentarán donde quieran, por lo que todas las parejas no perdieron tiempo en sentarse juntas, tandose de la mano y compartiendo sonrisas cómplices o miradas divertidas.
Bueno, todas menos una pareja en especial.
Alemania no había podido dormir bien la noche anterior, por lo que se encontraba bastante agotado sobre la mesa, apenas con los párpados abiertos y bostezando, no había prestado tanta atención a lo que decía la ONU, ni siquiera se había percatado de cómo el polaco se sentaba junto a él, al menos no hasta que ve cómo deslizan frente a él una bonita y pequeña caja de regalo. Con un sonrojo intenso en sus mejillas, Alemania voltea bruscamente, casi asustado, solo para ver a Polonia aguantando la risa por su reacción, un delicado sonrojo manchando sus mejillas mientras veía a Alemania con un poco de diversión
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– ¿estas bien? – pregunta el polaco después de pocos segundos, dedicándole una pequeña y bonita sonrisa al Alemán, quién solo podía sentir cómo sus mejillas ardían.
– s-sí, solo no esperaba que te sentirás junto a mi – responde aún con un toque de vergüenza, jugando con el bonito moño que decoraba la cajita que le había regalado el polaco.
– ONU acaba de darnos permiso de sentarnos donde quisiéramos, solo por hoy – recuerda con una pequeña sonrisa aún en su rostro.
– Creo que no escuché eso – murmura avergonzado. Siente un pequeño toque sobre su mano y voltea a ver a Polonia, quien tomaba su mano con delicadeza y lo miraba fijamente, el bonito sonrojo en sus mejillas se veía aún más intenso.
– ¿Estas bien? – vuelve a preguntar, un poco de preocupación filtrándose en su voz. No era común que Alemania no prestará atención en las reuniones. Pudo ver a Alemania vacilar, pero finalmente decidió responder después de soltar un suave suspiro.
– sí, estoy bien, solo no dormí mucho anoche – decide responder y Polonia está bien con eso. El bicolor empuja suavemente la caja contra Alemania, está un poco ansioso por que pruebe su pequeño regalo
– dicen que el chocolate es bueno para despertarse – comenta el polaco con una pequeña sonrisita ansiosa, viendo cómo el alemán le devolvía la misma sonrisa con los labios cerrados. Sabía su disgusto por mostrar sus afilados dientes, pero no le gustaba cuando los ocultaba de él también.
Aún así, vio cómo el alemán desenvolvía delicadamente el moño sobre la cajita y la abría, encontrando algunos dulces y chocolates De distintas formas. Polonia puso su mayor empeño en hacer el chocolate y, no es que le guste presumir, pero considera que le quedaron bastante lindos.
