Gracias por todo

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El sonido lejano de algunas voces lo recibió cuando comenzó a despertar, sus ojos se abrieron lentamente hasta encontrarse con una luz frente a él. Los rayos del sol se colaban a través de la ventana y pudo además ver algunos pájaros sobre las ramas de los árboles, cantando tranquilamente

Quiso moverse, pero todo su cuerpo se sintió tan pesado como una roca, dolía, mucho en verdad. Algunos flashes de sucesos ocurridos antes de perder la consciencia se aparecieron ante sus ojos, recordó todo cuanto hizo y con el remanente de todas sus fuerzas, logró sentarse

Miró alrededor, se encontraba en lo que parecía un modesto hospital, diferente a aquel donde estuvo Sanosuke, en este, había camas y mejores instalaciones al parecer

—Sano —musitó, antes de agarrarse la cabeza, le daba vueltas

—Ah, despertó señor Himura —la conocida voz del doctor que atendió a su amante se escuchó cerca, Kenshin volteó y lo miró, sintiéndose pronto desesperado

—¿Dónde está Sanosuke? —preguntó alterado

—Preocúpese primero por usted —respondió tranquilo el señor, acercándose a la cama para revisarlo, todo parecía normal, pues su gesto no fue de inquietud

—Sanosuke —murmuró preocupado— No puedo pensar en mí si no sé si él...

—Vaya, despertando y causando problemas

Al oír aquello y tras reconocer la voz, rápidamente Kenshin volteó hacia la entrada de la habitación, mirando al objeto de sus preocupaciones entrar, estaba vendado, aún se veía mal herido y caminaba con muletas, pero sonreía tan ampliamente que todo el dolor en el cuerpo de Himura desapareció, por fin lo vio despierto

—Señor Sanosuke, es usted un terrible paciente, le he dicho que permanezca en casa —regañó el médico, luego suspiró— Ha venido cada día desde que despertó —dijo hacia Himura

El doctor pronto se dio cuenta de lo mucho que estorbaba en ese momento, pues ambos de sus pacientes se miraban mutuamente sin hablar, como si alrededor solo estuvieran ellos. El médico se aclaró la garganta y sin decir nada, simplemente salió de ahí

Sanosuke se acercó a la cama y dejó las muletas inclinadas hacia la pared, sentándose a un costado de Kenshin, este no se hizo esperar y se abalanzó sin cuidado, abrazando con fuerza a Sanosuke a pesar de las heridas de ambos. El ex rufián no tardó en responder

—Tuve tanto miedo —confesó el antiguo destajador— No podía perderte también a ti

—Lo sé —sonrió conmovido, sintiendo deseos de llorar— Cuando supe que estabas malherido me asusté demasiado, estuviste casi diez días dormido

Ambos se separaron y miraron de nuevo a los ojos, Kenshin sujetó las mejillas de Sanosuke con ambas manos

—Lo importante es que tú estás bien

—Yahiko me contó todo —respondió Sagara, agarró una de las manos de Kenshin y la retiró de su rostro para besarle el dorso, luego se la llevó contra su pecho— No debiste arriesgarte

—No podía permitir que esos sujetos se salieran con la suya —contestó todo serio— Por ti y por todas las personas que sufrían a causa de sus delitos

Sanosuke miró con asombro a Kenshin, algo había cambiado, estaba seguro, era como si el viejo Himura hubiese vuelto, los ojos del peleador se enrojecieron

—¿Qué sucede?

—Tú —apretó más la mano contra su pecho— Estás de vuelta

Kenshin sonrió ampliamente

Sanación con SanosukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora