Buscando el corazón de Himura

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Un mes pasó desde que Kenshin finalmente abrió su mente a Sanosuke en el río, desde entonces accedió a que se quedara a su lado, pero la tristeza no desapareció, su personalidad apartada y melancólica tampoco, pero al menos ya pudieron convivir en paz aunque no se hablaban del todo, pero eso no le importó al antiguo rebelde, mientras que el ex destajador se sintió al menos cómodo

Vivían aún en la montaña, pero en otra, ya no donde se lo encontró, pero en esta también había una pequeña corriente del río bien bonita, donde las luces del sol se reflejan en el agua. Era como un sueño...

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Bajaron ese día al pueblo por algo de víveres, mientras Himura compraba las verduras y los nabos, Sanosuke veía la forma de comprar un poco de alcohol, de comida pescaban peces de los que había en el río y los asaban, eso les gustaba mucho comer, además de patatas dulces que algunas tardes asaban

—Maldito rufián, ven acá —un grito se oyó bien cerca de donde se encontraron los dos amigos, Kenshin miró de reojo como un ladrón pasó por su lado, pero él no hizo nada para deterno

— ¡Kenshin! ¿Qué estás haciendo? —gritó Sanosuke del otro extremo todo enojado porque Himura no hizo nada cuando en otros tiempos habría intervenido sin dudarlo un poco, pero su amigo supo que no era solo por el hecho de que su espada ya no estaba con él, sino porque tenía miedo de interferir con la sociedad de nuevo

Sanosuke se adelantó y llegó hasta el delincuente, lo derribó de un solo golpe, recuperó lo robado y lo devolvió, los aplausos se oyeron por todos lados. Enojado se acercó a Kenshin

— ¿Qué te pasó Kenshin? —reprendió todo molesto, pero su amigo lo ignoró

—Llevaré todo esto —dijo a la señora de las verduras y pagó, agarró lo que compró y caminó hacia la montaña ignorando a su amigo que estaba todo molesto por ser ignorado

—Te he estado hablando todo el camino —regañó cuando llegaron a la casa

— ¿Qué quieres que te diga? —respondió de mala gana

—El Kenshin que conozco habría ido tras el ladrón, pero tú no te has movido para nada, ambos sabemos que no necesitas tu espada de filo invertido para eso, antes tú...

— ¡Ya no soy el de antes! ¿Tanto te cuesta entenderlo? —gritó enojado, aventó las cosas y salió de la casita que compartían. Sanosuke sabía que esa actitud no era la del Kenshin de antes, lo sabía pero le costaba mucho trabajo admitirlo

—Esto tomará más tiempo del que pensé

Todo resignado a la nueva personalidad de Kenshin, Sanosuke debía ser paciente si quería continuar a su lado

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Llegó la noche y el sol se ocultó detrás de las montañas, fue hora de cenar y prendieron el fuego, asaron los pescados que obtuvieron esa tarde y comieron en silencio sin tocar de nuevo el tema del ladrón, de hecho no tocaron ningún tema y comieron callados

Al terminar apagaron la fogata y se metieron en la casita, ahí solo había dos futones y una mesita al fondo, nada más, solo la usaban para dormir porque el resto del día estaban siempre afuera

Sanosuke miró a Kenshin, tenía los ojos cerrados pero supo que no estaba dormido

—Hey Kenshin, sé que estás despierto —llamó pero sin tener la respuesta del ex tajador —No quieres hablar, entonces hablaré yo —Sé que muy dentro de ti aun está el espíritu bondadoso de quien fuiste

Himura no reaccionó a esas palabras pero Sano se detuvo un momento

—El espíritu del hombre del que me enamoré —miró a su lado, Kenshin tenía los ojos abiertos y la cabeza girada hacia él, lo miraba muy fijo

—Deja de decir estupideces —contestó todo molesto

—No lo son, es verdad que yo, que yo me enamoré de ti

hubo silencio de parte de los dos

—Tal vez necesitas que sea más claro

— ¿Qué?

Sanosuke se levantó de su lugar para ir hasta donde estaba su Himura, todo sorprendido de verlo acercarse, tanto que se paralizó

—No crees en mis sentimientos, pero yo sí creo en ti, en la persona que eres

Sano llegó a él y se colocó encima, apenas Kenshin se quiso mover lo sujetó de las muñecas de los brazos y lo aferró al suelo, mirándolo a los ojos, las pupilas dilatadas les permitían mirarse en aquella oscuridad

—Suéltame —exigió intentando moverse pero ya no era el Himura de antes, en fuerza menos

—Solo déjame entrar a tu corazón y demostrarte que aun puedes ser feliz

Todo decidido a hacerlo se agachó y tomó sus labios pese a los pataleos de Kenshin, pero nunca fue correspondido así que se apartó

—Tú no lo entiendes idiota. Yo no quiero ser feliz —dijo con la voz bien quebrada, como a punto de llorar, a Sano se le comprimió el corazón

—No digas tonterías

—Aléjate de mí, ahora —pidió todo nervioso, Sanosuke obedeció aunque se moría de ganas por volver a tomar esos labios que tanto deseaba

—Perdóname —pidió todo avergonzado, aunque no recibió respuesta. Volvió a su sitio

No escuchó otra cosa que la respiración agitada de Kenshin, pero Sanosuke no se dio cuenta de ese enorme sonrojo que cubría el rostro de Himura, tampoco vio cuando él se tocó los labios, confundido por las cosas que comenzó a sentir por su amigo, pero no estaba decidido a volver a abrir su corazón, primero Tomoe, después Kaoru, no podía permitirse volver amar y luego perder, no lo soportaría más

CONTINUARÁ

¿Les gusto? apreciaré sus comentarios, sean buenos o malos, déjenlos! muchas gracias :D

Sanación con SanosukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora