Pródromos de la muerte

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Destrucción indescriptible, eso era lo que el contingente de la AIP vio al llegar al centro de la ciudad; de donde habían rastreado la ubicación de Clemont. Drew avanza unos metros, mirando con escrutinio a su alrededor. Los pedazos de concreto estaban cubiertos de nieve ensangrentada, y un olor a gas, de origen desconocido, llenaba el aire; poniendo en grave peligro a todos, una chispa en el lugar incorrecto y todos volarían en mil pedazos.

Alain avanza de entre el grupo de entrenadores, que esperaba órdenes con bastante impaciencia. Dirige la vista hacia Drew. "Y... ¿Qué se supone que hagamos?"

El peliverde contesta de inmediato. "Vamos a dividirnos, un grupo de nosotros irá al cielo a rastrear a los demás, a las bestias que seguramente los están atacando y si es posible hay que rescatar a aquellos atrapados en el cristal; y el otro contingente buscará supervivientes y los guiará a un lugar seguro, obviamente si cualquier bestia se opone a este intento de rescate debe ser eliminada a la brevedad." Se da la vuelta hacia los agentes nuevos y los pocos veteranos. Ve a Alain de reojo, había oído cosas grandiosas de este hombre, seguro será de gran ayuda, voltea hacia él. "Alain ¿Verdad? Te dejo a cargo del grupo que volará; Drew toma un pequeño dispositivo transmitir de ondas de radio, para comunicación y se lo da. "Mantenme al tanto de cualquier cosa."

Alain asiente. "Entendido."

"Bien, los que tengan Pokémon voladores y se sientan seguros de volar sobre ellos, váyanse con él; los demás síganme." Indica Drew, caminando hacia el centro de la ciudad.

Úrsula mira con envidia a Alain, ¿¡Por qué ponen a cargo a este imbécil insignificante!? En fin, su trabajo aquí es asegurarse que las dos putas mugrosas de Serena y Dawn salgan con vida y nada más; no importa cuántos de estos imbéciles se mueran. Pero por ahora debe seguir ordenes, aun molesta, la vil chica se va con el grupo dirigido por Alain.

Había varios entrenadores listos para volar por los cielos grisáceos de la ciudad, alrededor de treinta personas; pero a ojos de Úrsula, solo unos pocos le destacaban: Primero estaba una chica rubia de aspecto adorable, llamada Honey; ya se encontraba sobre las esponjadas alas de un Altaria. Otra chica, de cabello anaranjado peinado en trenzas, de nombre Ahiru ya había sacado a su Swanna de la Pokebola, el cuál era bastante grande en relación a los de su especie. Un hombre llamado Akira, de expresión salvaje y cuerpo muy bien tonificado, ya estaba sobre el lomo de su gigantesco Salamence. Ya en los cielos, Úrsula ve a más entrenadores patéticos que llaman su atención, una chica llamada Madoka volaba sobre las hermosas alas de su Togekiss y finalmente una chica bastante joven llamada Chihiru se encontraba sobre un elegante Dragonair.

Ugg, bola de buenos para nada ¡Eran el fondo del barril!

Úrsula volaba en la espalda de su fiero Garchomp e intenta mantenerse muy cerca del Mega Charizard de Alain ¡Debería conseguirse una de esas dichosas mega piedras o lo que sean! ¡Alguien divina como ella merece algo así! "Hey, no creo que quede nada allá abajo, ¿Por qué no vamos directo al cristal?" Sugiere, sin empatía alguna.

Alain gira la vista hacia la chica, apenas le pregunto una sola cosa y ya siente que no la soporta. "No, primero hay que buscar a los otros."

La chica tuerce los ojos, pero ¡No es como si tuviera que obedecerlo! ¡Muy pronto se escabulliría! Pero ese tren de pensamientos es inmediatamente interrumpido al ver la forma monstruosa de Obvibos y las otras tres arpías que continuaban en vuelo. Genuinas atrocidades que iban en contra de las leyes naturales, encarnaciones de odio y locura. No iba a ocultarlo, ver tanto poder destructivo, le dibujaba una sonrisilla cruel en el rostro.

El pobre Kiawe había hecho un buen trabajo manteniéndolas a raya pero nadie le estaba ayudando y pronto su Charizard colapsaría de cansancio. ¡Qué magnifica fue la llegada de Alain, Úrsula y los nuevos reclutas! El Mega Charizard de Alain, tuvo un lanzallamas con un poder suficiente para quemar algunas de las plumas de las roñosas aves, haciéndoles perder la estabilidad de vuelo; permitiendo a varios de los nuevos pokémon, como el Altaria de Honey y el Swanna de Ahiru arremetiendo con los mejores ataques de los que disponían.

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