Miserable

8 1 0
                                    

Serena traga saliva, tenía serias dudas acerca de lo moralmente correcto que era hacer esto. Claro, las bestias de Menagerie no causaban más que dolor, ¿Pero era realmente necesario rebajarse a este nivel? Seguro, con toda certeza, debía haber otra manera, otra forma de manejar esta situación.

"Clemont...¿Enserio vamos a dejar que Paul le haga eso...?"

Clemont voltea hacia Serena, y suspira. "No creo que tengamos mucha opción."

"P-pero ¿No te molesta esto? No...es forma de tratar a una prisionera."

El chico suspira de nuevo, parece ansioso. Pronto imágenes de su hermanita menor llenan su mente y siente una profunda amargura. Sin embargo se mantiene al margen, como científico debe ser lo más objetivo posible. " Es sólo para obtener la información que queremos." Dice muy a secas, limpiándose el rostro con un pañuelo, claramente sudando de los nervios.

El primer grito, o más bien un rugido la primera uña que es arranca desde su zona más basal, el calor de alicates calientes daña irremediablemente la matriz de la garra de la bestia, la de su pata izquierda. De inmediato está empieza a sangrar a borbotones, sin control alguno, salpicando a Paul en el rostro. Paul mira la garra, es negra como una obsidiana, y claramente muy dura, le costó trabajo sacarla, pero ver la expresión de dolor en la cara de Onca hacía que ese esfuerzo valiera totalmente la pena.

"In-infeliz..." Onca deja muy claro su desprecio hacia Paul, gruñéndole, por más que la bestia se esforzaba en hacer su herida sanar, esta estaba tardando demasiado.

"¿Qué tal ahora? ¿Ya se te aflojó la lengua?" pregunta Paul, tomando de los cabellos a la bestia, jalándolos.

"Tortúrame todo lo que quieras, mi posición se mantiene, no voy a decirte ni madres." Onca le escupe a Paul, el chico solo se limpia el rostro.

"Bueno ya la oyeron." Paul, acerca los alicates a la otra garra, presionando la punta y jalándola con todas sus fuerzas, hasta arrancarla. Un aullido de dolor resuena en la reducida habitación, el corazón de Serena se hunde un poco y Clemont sólo mira la escena, intentando desesperadamente encontrarle algo que analizar a esto.

"Aunque esto es entretenido, siento que no será suficiente." Comenta el chico, jalando una tercera garra y arrancándola, Onca no podía siquiera retraerlas, la dolorosa constricción la obligaba tenerlas totalmente extendidas.

Clemont asiente con la cabeza. "Si, dudo que esto sirva para lograr lo que buscamos...pero creo que tengo una teoría de cómo podemos hacer esto más eficiente." Clemont le indica a Serena que lo siga a otra parte del laboratorio, para también evitarle la tortura que se está llevando a cabo, sin embargo es difícil silenciar los aullidos y gritos de dolor de Onca cada que sus preciosas garras son arrancadas, incluso con la puerta cerrada.

Serena suspira, sintiéndose exhausta. " Qué es lo que tienes en mente?"

El rubio carraspea la garganta "Es bastante simple en realidad, tengo la teoría de que las bestias tienen una mucha mejor capacidad auditiva que el humano, promedio, así que definitivamente debe haber una frecuencia que sea imperceptible para nosotros, pero para ellas sea..."

"Como una tortura..." Completa Serena, poniendo una mano contra su pecho. Siente que incluso decir la palabra la pone mal, le da una sensación de peligro inminente, el tema era ciertamente un tabú para ella.

"No...no tienes por qué quedarte aquí...¿Sabes? La situación te disgusta mucho y no me gustaría forzarte..."

"Está bien, sé que para ti es más difícil, y más por lo de..." Serena hace una breve pausa, dudando mucho si debería pronunciar el nombre que tiene en la punta de la lengua.

¡Agencia de Investigación Pokémon!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora