ᴇɴ ᴍɪ ᴏᴛʀᴀ ᴠɪᴅᴀ [ Kiribaku ]

II. Dragón

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Un nuevo día había surgido, el sol radiaba desde las puntas de las montañas, mostrando los primeros rayos de luz.

A su vez, por el canto de las aves, unas horribles e insoportables aves. Bakugou Katsuki se levantó de aquella cama de lana. Al hacerlo, se estiró, dejando sonar su espalda. Dio una sacudida y caminó fuera de aquella estadía, sin antes tomar sus equipamentos, viejos y nuevos. También, su vista se desvió a una de las mesas de trabajo del herrero. Allí, había un chaleco, hecho por escamas, de un color negro/azulado. Tenía unos hilos por la parte del pecho, para poder ajustarlos a su cuerpo. Evidentemente, lo tomó y se abrigó con el mismo. Le iba a ser muy útil para la montaña.

-veo que estás por partir. -irritante. El cenizo se dió media vuelta, bufando como si lo que dijera era demasiado obvio para responder. -Hombre! No hacía falta que te enojes.

-pudrete ¿Quieres? -un silencio se hizo presente entre ambos, parecía que el rubio no había terminado de hablar. -gracias por el abrigo.

-jo! No agradezcas. No hace falta, es decir, luego supongo que me traeras algo igual de valioso. -lo miraba con codicia. El joven le tiró un cinturón a la cara al azabache, haciéndole caer al piso. -¡Ay!

El rubio carcajeo y salió corriendo de allí. Divertido. Aunque el contrario fuera un patán, le gustaba, solo un poco, el pasar tiempo con Hanta.

Ahora, tenía un "problema" mayor que pensar en el azabache. Más bien, un fastidio más grande que el chico. ¿Cuál? Tenía que subir la inmensa montaña escarlata, y no solo ello, no. También tenía que pasar la línea roja, adentrarse al mundo de las bestias. Pocas ganas de encontrarse a arañas del tamaño de su torso u osos que parecían estar por destruir una aldea, no quería ello, no otra vez.
Pero el orgullo le ganaba. No podía rendirse, no sabiendo que la bestia rompe trampas estaba en esa cima. Que ni siquiera tuvo la destreza para verlo. Lo irritaba. ¿Cómo era posible que ÉL, Bakugou Katsuki, el que mejor cazador, no pudo ver a la bestia? Necesitaba verla, y cazarla. No sabía que tipo de animal sería, pero con la magnitud y fuerza para romper tantas trampas, probablemente le pagarían bien.
Le intrigaba, no solo lo irritaba. Es decir, no entendía qué clase de animal podría ser capaz de aquellas "azañas" que logró la bestia. No era una bestia de todos los días. Ni siquiera podía imaginarse de que especie o familia sería. Era muy... extraño.