Capítulo dieciocho: ¿Y ahora qué?

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Ya se besaron

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Ya se besaron. ¿Ahora qué prosigue?

Soobin movía sus pies de un lado a otro, estresado. Se había pasado las clases mordisqueando la tapa de su lapicero y sólo se percató de ello luego de que la ha partido en dos.

Su cuaderno también era un desastre. Había estado anotando lo que la profesora decía, pero como no le estaba poniendo mucha atención y en su cabecita solo cabía el nombre de su chico, acabó escribiendo "Yeoncentrismo" en vez de "egocentrismo".

—De egocentrismo a Yeoncentrismo... —Yeosang largó una risa cuando se dio cuenta del gracioso error de su amigo—. ¿Tan distraído estás?

—No me ha escrito desde que lo que pasó hace unas horas.

—Y tú no has dejado de revisar tus notificaciones desde entonces —le dijo el rubio.

Casi de inmediato, Soobin cambió su mueca de tristeza a una sonrisita que burlaba su propio comportamiento. Lo aceptaba: actúa como un tonto cuando se trata de Yeonjun.

—Deberías llamarlo tú, toma iniciativa —le aconsejó—. Quién sabe, tal vez él también esté esperando un mensaje tuyo.

El consejo de Yeosang no sonaba mal. Quizá incluso podía tener razón. Pero no tuvo tiempo de pensarlo, porque la clase concluyó unos segundos después. Y cuando se levantó de su asiento, dispuesto a salir del aula, se encontró con el dueño de sus emociones justo en frente de la puerta.

—Yeonjun-ah —lo saludó con una sonrisa, la cual él devolvió—. ¿Qué haces aquí?

—Quería saber si estabas desocupado esta tarde —dijo entre titubeos, mientras jugaba con las tiras de su mochila y movía su mirada de los ojos de Soobin hacia el piso con nervios—. Pensé que podríamos salir... Tú y yo... O sea, hay una película buena en cartelera, deberíamos verla...

Al más alto le enterneció la forma en la que sus ojitos brillantes lo observaron, desesperados por una respuesta positiva. Fue por eso que tomó esas manos suaves y pequeñas entre las suyas y las entrelazó. Enseguida notó ese tono rosadito marcarse en el rostro de Yeonjun, así que se le hizo inevitable besar su mejilla.

Y sabía que luego de eso, probablemente él también estaba sonrojado.

—Claro que quiero.

—¿A qué hora puedes?

—Cuando tú quieras.

Los dos se miraron a los ojos durante unos pocos segundos, y con eso fue suficiente para que en sus rostros se plasmasen unas sonrisas de tontos... de tontos enamorados. Yeonjun soltó una risita tierna y bajó la mirada hacia sus manos, aún juntas. Sostener su mano se sentía tan especial que deseaba no soltarla nunca más. Por otro lado, Soobin lo observaba con atención, profundamente perdido en la belleza de su rostro sonriente.

Lo quería besar.

—Yeonjun hyung...

—¿Uhm? —levantó su cara con rapidez, encontrándose una vez más con esos ojos negros llenos de brillos.

Las ventajas de salir con un chico [YeonBin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora