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Kesar

Su mirada en mi la hacía lucir perfecta, sus ojos color mar cautivaron mi alma por primera vez, es perfección llamada mujer, una alma hermosa para este ser inefasto

Yo su peligro, ella mi Salvación

tan tierna

Tan terca

Tan Mía y suya

Este juego no me agrada, no cuando Alec intenta tenerla en sus manos y no podrá, no cuando ella esté a mi lado desde esa vez; aquella vez donde su mirada atrapó la mía, supe que nunca la sacaría de mi mente

Mataría por ella, haría arder el mundo solo por ella

seguía en silencio intentando buscar alguna palabra por responder, sus ojos iban de un lado a otro nerviosa

Sonreí mentalmente por esa acción

—no seré su Reina Kesar —intenta mostrarse firme, se mentía— quiero mi vida como antes

—ya nada será como antes —le respondo

quiso decir algo más, se notaba molesta

—este juego se acabará cuando decidas elegir a uno de nosotros dos —no perdía en nada, estaba seguro de lo que decía—espero ser yo

Soy un mafioso y se jugar muy bien y estoy seguro que en este juego el ganador seré yo

Me conocía bien, conocía mi parte mala o la tendría por las buenas o seria por las malas

No es un juego para mi no la trataría así, ella ya me tiene, tiene a este ser peligroso en sus manos

y quiero lo mismo con ella, tenerla conmigo

—pensé que eras diferente —murmura—como esos que te obligan a casarte, tenerte en sus manos, obligarte hacer cosas que no quieres, mantenerte prisionera siempre, hacerte sentir mal obligandote a ti misma escapar... ¿no eres de esos?

Soy aún peor Señorita

—No, soy de los que saben que lo mío se puede cuidar solo y que se que me elegirá siempre y si no es así haré que lo haga por las fuerzas —digo simple y directo, ella se hace más para atrás

Me conformó con haberla asustado un poco

—yo creo que debes irte —carraspea y se levanta rápido hacía la puerta

Hago lo mismo pasando por su lado respirando su aroma vainilla, no se si podía aguantar todo este tiempo

—adiós kesar —cierra la puerta

Te tendré pronto.

Subo al auto dándole señas a Cesar este asiente, me mantuve en silencio toda la maldita reunión, había llegado a la mansión de los Fomin donde los problemas de karlen aumentaban gracias a su acción de idiota

El estaba a mi lado tenso sabía que debía arreglar su cosas solo, conociéndolo haría otra peor

—Como pudiste robarle mercancía a Alec —le grita la vieja— eres un idiota

La miro con enojo

Me inclino hacia ella sosteniendo mis manos en la mesa

—Guarde sus malditas palabras —lo defiendo— con ninguno de mi sangre se meta o la haré pagar cada una de ellas—traga grueso, sonrió satisfecho

Ninguno tenía el poder como yo contra ellos

—Como arreglarán esto —consulta el Sro Fomin— nos amenazaron con tumbar nuestro trabajo de años

Vory v Zakone. |COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora