Capítulo 10

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-Suerte -le susurré a Harry después de besarle cuando se hubo puesto la túnica.

-La tendré -aseguró con una pequeña sonrisa para tranquilizarme a la vez que me mostraba la pulsera con mi inicial, la cual no se había quitado desde que se la di. Sonreí levemente y me dio un beso en la frente.

Poco después tuvo que irse junto al resto de alumnos y todos los de la Orden esperamos a que las puertas de Gran Comedor se cerrasen para ponernos tras ellas para poder escuchar lo que Snape dijese y saber cuándo debíamos entrar. Básicamente, lo que dijo fue que, como ya Ginny nos había informado, sabía que Harry había estado en Hogsmade y que si se enteraba que alguien le ayudaba esa persona recibiría un castigo, por lo que era mejor que cualquiera que supiera algo sobre Harry se lo contase. No pasó mucho tiempo hasta que Harry se pronunció: esa fue nuestra señal para entrar.

-¿Cómo ha podido ocupar su lugar? ¡Dígales lo que pasó aquella noche: cómo asesinó a alguien que confiaba en usted mirándole a los ojos! -Snape le apuntó con la varita, pero McGonagall le apartó y atacó a Snape, quien terminó huyendo.

Tras esto se levantó un bullicio de alegría en la estancia, el cual no duró mucho gracias a que, de repente, algunas personas empezaron a gritar antes de que se oyera la voz de Voldemort.

-Sé que muchos querréis luchar y pensaréis que es lo más sensato, pero no es así. Entregadme a Harry Potter y nadie saldrá herido... dejaré la escuela intacta... y os recompensaré... Os doy una hora.

-¿A qué esperáis? -preguntó Pansy- ¡Atrapadlo! -exclamó señalando a Harry. Yo me puse delante de él y el resto de la Orden y algunos alumnos no tardaron en empezar a acercarse.

-¡Hay alumnos fuera de la cama! -gritó Filch mientras entraba corriendo al comedor.

-Lo están todos, imbécil -le recordó McGonagall.

-Disculpe, profesora.

-¿Podría llevarse a la señorita Parkinson y la casa Slytherin?

-¿A dónde, profesora?

-A las mazmorras -Filch hizo lo que le pidió y Harry se acercó a ella-. He de imaginar que has regresado por algún motivo, Potter. ¿Necesitas algo?

-Tanto tiempo como me pueda conseguir, profesora.

-Haz lo que necesites, aseguraré el castillo. Me alegro de verte -le dijo antes de que se alejara de ella.

-Yo también, profesora.

Harry me agarró de la mano y salimos rápido del comedor junto a Herms y Ron.

-¡Chicos! -nos llamó Ron y nosotros nos paramos para mirarle- Nos hemos dado cuenta de algo: no nos servirá encontrar el horrocrux.

-¿Cómo que no? -le pregunté confundida.

-Si no lo podemos destruir -añadió Herms.

-Se nos ha ocurrido-

-A Ron se le ha ocurrido -le interrumpió Herms al pelirrojo-. Ha sido su idea, ¡es muy buena!

-Harry destruyó el diario de Riddle con un colmillo de basilisco y Hermione y yo sabemos dónde conseguir uno.

-De acuerdo, pero llevad esto para que nos podáis encontrar cuando regreséis -les dijo Harry dándoles el Mapa del Merodeador.

-Tened cuidado -les dije antes de que Harry y yo volviéramos a seguir con nuestro camino.

-¿A dónde vais? -nos preguntó Herms.

-A la sala común de Ravenclaw -le contestó Harry.

-¡___*, Harry! Esperad -nos llamó Luna detrás nuestra unos minutos más tarde-. Tengo que deciros algo -yo me iba a parar pero no pude porque Harry seguía subiendo las escaleras.

-Harry, para -le dije, pero no lo hizo y Luna aún seguía hablándonos-. ¡Harry James Potter, párate! -esta vez sí me hizo caso y se giró justo cuando Luna consiguió llegar a nuestro lado.

-Gracias, ___* -me dijo ella y yo le di una pequeña sonrisa-. Lo que dijiste antes sobre la diadema de Ravenclaw es cierto, hace siglos que nadie la ha visto: por eso hay que hablar con alguien que haya muerto -justo cuando terminó de hablar, se empezaron a escuchar unos ruidos que provenían del exterior del castillo y los tres nos acercamos a una ventana que teníamos cerca para ver qué eran, tras lo cual pudimos ver que estaban creando una barrera protectora.
Apreté un poco más la mano de Harry, la verdad es que tenía miedo, pero no por lo que me pudiera pasar a mí sino a las personas que quiero. Él acarició el dorso de mi mano con el pulgar.

Luna nos contó que podíamos preguntarle a Helena Ravenclaw (el fantasma de la Torre de Ravenclaw) sobre la diadema de su madre y nos guió hasta donde podríamos encontrarla.

-Si la encontráis será aquí -nos dijo Luna cuando se detuvo en un pasillo.

-¿No vienes con nosotros? -le preguntó Harry.

-Creo que es mejor que vayáis solos -explicó antes de marcharse.

Mi novio y yo no tardamos en comenzar a buscarla y, por suerte, eso no nos llevó demasiado.

-Eres la Dama Gris, el fantasma de la Torre de Ravenclaw -dijo Harry cuando la encontramos.

-Ese no es mi nombre -dijo yéndose.

-Perdón, eres Helena, hija de Rowena -le dijo deprisa evitando que se marchara.

-¿Sois amigos de Luna?

-Sí, ella cree que nos puedes ayudar -le conté.

-Buscáis la diadema de mi madre...

-Correcto -le dijo Harry.

-Luna es buena, al contrario que otras muchas personas, pero se equivoca. No os puedo ayudar -nos dijo antes de atravesar a Harry.

-¡Por favor! -le gritó.

-Queremos destruirla -le dije-. Es lo que quieres, ¿no? -añadí rápido al ver que empezaban a atacar la barrera que rodeaba al castillo.

-Hubo alguien que también quiso destruirla hace tiempo.

-Tom Riddle -le dijo Harry.

-Era mentira.

-Ha engañado a muchos.

-¡Sé quién es y lo que ha hecho! -le gritó acercándose a nosotros rápido, Harry me puso detrás suya enseguida- ¡La profanó con magia oscura!

-Nosotros podemos destruirla de una vez, pero solo si nos dices dónde está, por favor.

-Curioso... me recuerdas algo a él... En el castillo, si preguntas nunca lo sabrás, si lo sabes solo tienes que preguntar -dijo antes de empezar a irse.

-La Sala de los Menesteres -dijimos a la vez-. ¡Gracias! -agarré la mano de Harry y salimos corriendo.

Por el camino nos cruzamos con Ginny y Neville. Este último buscaba a Luna para confesarle que estaba enamorado de ella.










Un nuevo lugar al que llamar hogar VII (7) (Harry Potter y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora