Capítulo 8

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-¿Y... -empezó Herms a preguntar a los chicos cuando nos reunimos con Harry, Ron y Griphook fuera de la casa tras convertirnos en Narcissa y Bellatrix-

-qué tal estamos? -terminé de formular la pregunta.

-Espantosas -nos contestó Ron.

-Griphook,  deja que Hermione guarde la espada -le dijo Harry al duende, quien le dio la espada a Herms y ella la guardó en el bolso-. Si consigues que podamos burlar a los guardias y entrar a la cámara, te daremos la espada -poco después, todos nos aparecimos en el Callejón Knocturn.

-Madame Lestrange -me saludó un señor que pasaba cerca nuestra.

-Buenos días -el hombre se me quedó mirando unos segundos antes de marcharse.

-¿Buenos días? -me preguntó Griphook incrédulo- Eres Bellatrix Lestrange, no una boba estudiante.

-Oye, relájate -le dijo Ron cuando el duende se acercó a donde yo estaba.

-Si nos pillan deberíamos utilizar la espada para cortarnos el cuello.

-Tiene razón, parezco idiota -dije.

-Mejor empecemos ya -sugirió Herms y todos estuvimos de acuerdo, así que no tardamos en empezar a caminar hacia el banco.

Cuando entramos en Gringotts nos dirigimos hasta el duende que había al frente y tuve que carraspear al ver que no levantaba su vista de lo que estaba escribiendo, pero de todos modos no nos hizo caso.

-Quiero entrar en mi cámara -le dije imitando a Bellatrix lo mejor que pude.

-Necesito su identificación -me informó el duende aún sin levantar su vista.

-Creo que eso no es necesario.

-Madame Lestrange -dijo al mirarme. Segundos más tarde se dio la vuelta y se alejó.

-No me gusta esperar.

-¿Le importa darnos su varita, madame Lestrange? -me preguntó otro duende que llegó acompañado del anterior poco después.

-¿Por qué?

-Es la política del banco. Estoy seguro de que lo entiende, debido a la situación en la que nos encontramos...

-No lo entiendo para nada.

-Me veo en la obligación de insistir -en ese momento, Harry le lanzó la maldición Imperius-. Sígame, por favor -me dijo sonriente.

Dicho esto, no tardamos en seguir al duende hasta la entrada que da a las cámaras del banco, donde tuvimos que montarnos en un vagón para poder movernos por los raíles que comunican dichas cámaras. Sin  embargo, el vagón se paró a medio camino de repente y su suelo se abrió, haciéndonos caer a todos a un gran vacío.

-¡Arresto Momentum! -lancé rápido el hechizo antes de que tocásemos el suelo.

-Gracias, ___* -me dijo Harry mientras todos nos levantábamos del suelo-. Chicas, volvéis a ser vosotras -nos dijo a Herms y a mí y, efectivamente, al mirarnos nos dimos cuenta de que los efectos de la poción multijugos ya habían desaparecido.

-La perdición del ladrón... elimina todos los encantamientos, puede llegar a ser mortal -dijo Griphook.

-¿Tú crees? -le preguntamos Ron y yo sarcásticos.

-¿Hay otra salida? -le preguntó Herms.

-No.

-¿Qué demonios hacéis aquí? -preguntó el otro duende al pasársele los efectos de la maldición- ¡Ladrones! -esta vez fue Ron quien le lanzó la maldición de nuevo antes de que se oyera un rugido.

-Es un Ironbelly Ucraniano -dijo Ron sorprendido tras acercarnos al lugar del que había provenido el ruido y ver a un dragón gris encadenado.

Griphook le pasó un objeto que no pude ver bien qué era exactamente, luego él agarró otro igual y empezó a moverlo de un lado al otro, lo cual consiguió que hiciera ruido, mientras empezaba a bordear a la criatura.

-Está adiestrado para que asocie este sonido con dolor -nos contó mientras le seguíamos.

-Eso es cruel -dijimos Herms y yo al ver a la criatura sufriendo.

Griphook nos abrió la puerta de la cámara de Bellatrix y cerró la puerta cuando todos estuvimos dentro justo a tiempo para evitar que una llamarada del dragón nos alcanzase. Ron, Herms, Harry y yo tuvimos que conjurar un Lumus cada uno para poder ver debido a lo oscuro que estaba, gracias a lo cual pudimos ver la inmensa cantidad de objetos que habían allí dentro.

-Accio horrocrux.

-¿No volverás a intentar eso de nuevo, verdad? -le preguntó Ron a Herms.

-Esa clase de magia no sirve aquí -nos informó Griphook.

-¿Está aquí, Harry?

Herms se tropezó con una pulsera y esta empezó a multiplicarse sin parar, Ron y yo también tropezamos sin querer con un plato y una copa, que también empezaron a multiplicarse.

-¡Está allí arriba! -dijo Harry, pero estábamos demasiado ocupados intentando no tocar nada más como para mirarle.

-Han usado la maldición Demino: todo lo que toquéis se multiplicará -dijo Griphook.

Harry le pidió la espada a Herms, quien se la lanzó y la sala no tardó en inundarse de objetos mucho más rápido debido a que Harry tuvo que tocar algunos para poder acercarse al horrocrux. Herms y yo nos quedamos quietas para evitar tocar más cosas, pero Ron seguía moviéndose.

-Para -le dijimos Herms y yo y él nos hizo caso.

Cuando volvimos a mirar a Harry ya no le podíamos ver gracias a la montaña de objetos que se había creado, pero no pasó mucho tiempo hasta que los objetos dejaron de multiplicarse y hubo un pequeño silencio, el cual se rompió cuando Harry salió de la montaña.

-¡Lo tengo! -nos avisó, pero se tropezó y la copa que llevaba en una mano salió volando hacia Griphook- Tenemos un trato -le recordó.

-Dadme la espada y os daré la copa -le dijo. Harry le lanzó la espada y Griphook lanzó la copa en mi dirección y la atrapé.

-Os dije que os ayudaría a entrar, no a salir -acto seguido, volvió a abrir la puerta de la cámara y salió deprisa arrastrando al otro duende con él.

Los cuatro salimos lo más rápido que pudimos, lo cual fue bastante difícil por culpa de la maldición que seguía haciendo que se multiplicaran los objetos.

-Menudo traidor -dijo Ron cuando Griphook empezó a gritar para avisar de que habían ladrones-. Por lo menos aún tenemos al otro -justo en ese momento el dragón le lanzó una llamarada al otro duende.

Unos guardias llegaron y empezaron a atacarnos, pero conseguimos refugiarnos tras unas columnas.

-No podemos quedarnos -dijo Herms.

-¿Alguna idea de cómo salir? -pregunté.

-Vosotras sois las inteligentes -nos dijo Ron. Herms y yo nos miramos.

-¿Estamos pensando lo mismo? -me preguntó.

-Si te refieres al dragón, entonces sí -le contesté.

-¿Y bien? -nos preguntó Ron.

-Tenemos una idea... -le contesté-

-que es una locura -terminó de decir Herms. Ella me volvió a mirar y yo le asentí, tras lo cual le lanzó un Reducto a la barandilla que había entre nuestra columna y la de los chicos para que pudiéramos saltar sobre el dragón. Les hicimos una señal a los chicos para que también saltaran y, cuando lo hicieron, le lancé un Relashio a la cadena que tenía el dragón para liberarle.

Finalmente, el dragón consiguió salir del banco. Aunque para ello tuvo que destruir parte de él.

-¡Ha sido alucinante! -exclamó Ron mientras sobrevolábamos el callejón.

···

Un nuevo lugar al que llamar hogar VII (7) (Harry Potter y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora