༄𓂀𝚃𝚑𝚎 𝙽𝚒𝚐𝚑𝚝 𝚆𝚎 𝙼𝚎𝚝𓂀༄

~☆Capítulo Cuatro☆~

                         ✯𝐃𝐞𝐦𝐨𝐧𝐢𝐨𝐬✯

Los meses pasaron y con ello trajo la amistad entre dos seres completamente diferentes.

Steven y Rhea se convirtieron en un dúo inseparable. Se complementaban entre ellos a la hora de tomar decisiones de que comer, como tratar a las personas y hasta decidir sobre Tayden, algo que en el pasado, la joven nunca hubiera hecho.

Tayden era el más feliz, se acostumbro a la rutina luego de muchos intentos fallidos. Internamente, la familia creía que era gracias a Steven, con su vida normal, con la rutina diaria y él siendo solo una persona común y corriente hacia que las armas escondidas bajo las camas, las mesas y hasta una dentro de la heladera, se llenarán poco a poco de polvo... y escarcha.

-¡Steven Grant!- El nombrado pego un salto en su lugar -¡Tayden Ricardo Rodriguez!- El niño se escondió detrás del adulto -¡¿Quien carajo guardo las botellas de agua vacías?!- La joven apareció con una botella de agua vacía en una mano.

Steven ya sabía que, si Rhea dice tu nombre completo, es cuestión de tiempo para que estés bajo tierra. Su cara de susto fue sustituida por una leve sonrisa cuando se dió cuenta, de que podia darse el lujo de decir que conocía a alguien de pies a cabeza y que este, lo conocía de igual de bien. Si hace cuatro meses le hubieran dicho que estaría en la casa de una mujer con las llaves de este y siendo uno más de la familia, el ya lo hubiera llevado a un manicomio.

-Para mi propia supervivencia- Comenzó hablando Grant- Yo acabo de llegar-

-Traidor- Susurro el niño al ver como su tía lo miraba.

-¡Ve a llenar las botellas!- Chilló la joven.

-Ya voy- Respondió tomando la botella -Mandona- Susurro lo último para luego correr hacia la cocina.

Steven soltó una carcajada al ver como Rhea se disponía a perseguir al niño por toda la casa con una almohada en mano. No sabía en qué momento ocurrió cuando el también estaba siendo perseguido por la joven, pero se sentía tan feliz que poco le importo. Tenía a Tay en brazos mientras escapaban y esquivaban almohadazos dirigidos hacia ellos, las risas de ese trío se oían por todo el departamento y se intensificaban cuando alguno se golpeaba con una almohada o resbalaba y terminaba en el suelo.

┈━═☆                   𓂀                ☆═━┈

Steven estaba sentado en el sillón individual del lugar con el niño dormido sobre el. Este le daba pequeños golpes en la espalda para que se mantuviera tranquilo, Steven ya sabía como lograr dormir al niño fácilmente, luego de tantas veces que se quedó allí a dormir. Rhea veía la escena con ternura, oía como el hombre tarareaba una canción de cuna suavemente, como su sobrino aferraba sus pequeñas manos en la camiseta de Steven y como este le importaba poco la baba que el niño soltaba sobre el.

-¿Quieres dejarlo en su habitación?- Pregunto suavemente la mujer.

-Prepara su cama, yo ahora voy- Respondió el hombre.

Rhea asintió y fue hacia la habitación del niño. Esta era de color blanco, con manos de distintos colores y tamaños esparcidos por ese lienzo. Rio levemente al recordado como su sobrino obligó a los adultos a ayudarlo con la pintura de la habitación. El niño contaba con una baúl lleno de juguetes que poco tocaba en la esquina, una biblioteca de techo a piso que estaba repleta de libros de todo tipo a un lado de la ventana. La cama era simple, con sábanas azules y el muñeco de la diosa Taweret que le dio su tía la primera vez que conocieron a Steven.

Sonrió levemente al recordar como lo conoció y lo tímido que era a la hora de hablar. Tomó las sábanas y las acomodo para que su sobrino sea acostado allí, cerró las cortinas y encendió la estufa de la habitación, para ser casi marzo el frío era insoportable. Oyó como Steven entraba a la habitación y dejaba al niño en cama. Entre los dos lo arroparon y le dieron el beso de buenas noches en su frente.