Entre el viento violento, bajo el alto cielo

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El suave cantar de las aves despertó a Jiang Cheng, quien se removió inquieto queriendo volver a dormir, eso al menos hasta que el pacifico aroma del sándalo lo despertó de golpe, Yunmeng jamás olería a sándalo, y solo había un lugar con ese aroma que solo le daba dolores de cabeza. Salió de la habitación y, efectivamente, estaba en Gusu, trato de hacer memoria sobre lo que le paso la noche anterior, recordó que bebió con Wuxian, también recordó como dejo salir todo lo que había guardado en su pecho, y se avergonzó, mucho, solo quería meterse en un agujero y esconderse.

—Buenos días JiangCheng— Wuxian lo saludo con una sonrisa que el líder Jiang pensó que jamás volvería a ver

—Buenos días Wuxian— trato de actuar de forma natural —Debo volver a Yunmeng pronto, no avise que me quedaría aquí esta noche, así que deben estar preocupados

—Entiendo, la próxima vez que vengas, no olvides pasar a saludar— si la sonrisa de Wuxian ya era brillante, ahora era como un sol, parecía haber aliviado todas sus penas.

Con un breve saludo se despidieron y Jiang Cheng decidió que, antes de ir a su propia secta, pasaría para ver como le iba a su pequeño sobrino.

Le tomó por sorpresa ver a Lan Sizhui en Lanling Jin, el joven se encontraba tocando la puerta que daba paso a la habitación de Jinling, parecía ligeramente desesperado y tenia las mejillas rojas

-Joven maestro Jin, porfavor, solo, solo escuche lo que tengo que decirle—

Jiang Cheng no entendía que pasaba, pero aun así pensó que sería buena idea intervenir, toco el hombro de Sizhui y este lo miro con sorpresa y rápidamente retomo la compostura

—Lider Jiang, yo— Sizhui fue interrumpido por la mano de Jiang frente a él, pidiéndole que no dijera más y se retirara, el joven Lan mordió su labio, solo le quedaba rendirse por hoy

—Joven maestro JinLing, vendré a hablar con usted después— con una ligera reverencia se retiró, finalmente, Jiang Cheng soltó un suspiro y entro a la habitación.

JinLing estaba escondido debajo de las sabanas, Jiang Cheng se sentó en el borde de la cama

—A-Ling,¿Qué paso?— Xichen le había dicho antes que, quizá, debería ser un poco más amable con JinLing, así que en esta ocasión intento hablar en tono suave. JinLing se encogió mas en su lugar, aferrándose a las sabanas y negándose a soltar una sola palabra, después de unos minutos, la paciencia que Zewu-jun le había otorgado a Jiang Cheng se esfumo, y este último se levantó molesto

—Sal de la cama antes de que te saque yo mismo y te arroje desde las escaleras de la secta—

Con un ligero temblor, JinLing finalmente abandono la seguridad de las sabanas amarillas y miro a su tío. Los ojos de Jiang Cheng se abrieron y sus pupilas se contrajeron al ver las enormes marcas de lágrimas en los ojos de su amado sobrino, Zidian comenzó a soltar chispas violetas

—Lan Sizhui— fue lo único que solto antes de darse la vuelta, pero JinLing lo detuvo tomándolo por el brazo con algo de desesperación

—No tio, no es su culpa— la mirada en los ojos de Jiang Cheng fue fría, ¿Por qué Jin Ling defendería a ese niño?, con un movimiento brusco empujo a su sobrino de regreso a la cama

—Tienes un minuto para explicarlo, de lo contrario hare que ese niño me diga todo personalmente—

Los ojos del menor brillaron con desesperación, le tomaría más de un minuto explicarlo, el tiempo avanzaba y el solo podía soltar monosílabos, cuando el líder Jiang noto que nada saldría de la conversación, se dispuso a retirarse para buscar a Sizhui, pero antes de cruzar la puerta, la voz de su sobrino lo detuvo

—Sizhui me gusta— gritó, afortunadamente para ambos, nadie más pareció escucharlos, Jiang Cheng se giró sobre sus pies y miro a un JinLing de mejillas rojas y ojos brillantes mirarlo con miedo y un poco de alivio

—¿Qué acabas de decir? — Cuestionó mientras Zidian centellaba con mayor intensidad.

Amanecer de un río claroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora