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-La luna está de nuestro lado mi señora.

Dijo una de las sirvientas mientras comida a aquel hanbok color vino, los adornos sobre la cabellera larga eran demasiado hermoso, este hizo un ademen con su mano y miro la dulce orquídea que su esposo le había obsequiado en su noche de bodas, soltó un suspiro.

-¿Crees que está vez funcione?

Namjoon la miro atraves del espejo, miro al suelo -Solo a esperar que los dioses nos escuchen.

Dicho esto salió del gran cuarto de la emperatriz bajo la mirada de la servidumbre, una de ellas ató con fuerza aquel liston rojo para traer consigo suerte, así mismo ató una pequeña figura , por otra parte Yoongi esperaba con paciencia en la cama, sus pensamientos dibagan en las recientes discusiones que se habían dado en el Parlamento.

Con un algo suspiro se puso de pie abriendo una de las puertas que daba hacía uno de los jardines, observo aquel eclipse lunar y solo rogo a los dioses que está vez los llenarán de goso y alegría, que le dirán lo que tanto pedía ya que había cuidado al pueblo como lo prometió.

Mientras más se sumia en su plegaria no se percató que su esposa estaba ahí, a paso sigiloso y lento se acercó hasta abrazarlo por la espalda, le dejo un suave beso en su cuello y sonrió, Yoongi acaricio aquellas suaves manos.

-Son tan suaves como los pétalos de las rosas.

Lisa soltó una risita, tomo una de las manos de Yoongi y le dió un beso en la palma de su mano.

-Y las tuyas han trabajado a este pueblo.

El rubio se dió la vuelta dandole un beso en la frente, la joven cerro sus ojos y en un susurro proclamó.

-La luna está de nuestro lado.

Ambos deseaban algo, ambos corazones se amaban y se deseaban, pero poco a poco todo cambiaría y daría inicio a un desenlace tan prohibido.

Dulce Corazón (Yoonseok)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora