Desaparecido

133 12 9
                                    

La puerta se abrió lentamente, haciendo así que la basta oscuridad llegara a las pupilas de aquel hombre que abría. El susodicho entró a la casa y cerró la puerta detrás de él, buscando así con su mano derecha el interruptor que prendía la luz.

Las luces se prendieron tan pronto como apretó el interruptor y, sin dudarlo, abrió sus labios para hablar.

—¿Dio?—Llamó—. ¿Dio? —Insistió nuevamente, sin obtener respuesta alguna.

El hombre no había tenido noticias de Dio desde aquel domingo que rechazó un encuentro, incluso a pesar de que le envió mensajes no obtuvo respuesta de vuelta y, aunque intentó asociarlos con la posibilidad de que Dio se encontrara ocupado, realmente no era motivo suficiente por el cual ignorarle por dos días enteros, aquella no era una actitud normal en el rubio, por lo cual Pucci había empezado a preocuparse.

Pucci caminó por la amplia casa y encendió varias luces para alumbrar su camino, su objetivo era revisar el hogar en su totalidad y, con suerte, encontrar a Dio en su habitación. Después de caminar un par de metros ingresó a la recámara de Brando y prendió la luz, topandose así con el desafortunado hecho; Dio no estaba en el cuarto. Pucci examinó la habitación con la mirada y notó que el celular de Dio estaba tendido en la cama, si no se encontraba en casa era un poco extraño que no llevará su celular consigo, Dio no solía salir a ningún lugar sin llevar su celular y, a pesar de que era viable que lo olvidara, Pucci tenía un muy mal presentimiento al respecto.

El hombre caminó hacia el baño y tocó la puerta, al no obtener ninguna respuesta decidió abrirla, encontrándose así con una abrumadora soledad y silencio, el único sonido perceptible era el producido por gotas de agua que caían una tras otra por el grifo; tranquilamente se acercó a este el cual mantenía su incesante goteo y lo cerró debidamente para que la fuga de agua se detuviera, retirándose así del baño una vez que estuvo hecho.

Pucci caminó hacia la cama y tomó el celular de Dio, apretando a su vez el botón para encender la pantalla y desbloqueandolo en un par de segundos, acción que podía realizar debido a que su huella estaba grabada en el celular para permitir su desbloqueo. El dispositivo solamente disponía de un 8% de batería y tenía varias notificaciones sin leer, la cantidad de estas parecía indicar que no habían sido revisadas desde el lunes, pero eran tantas que Pucci no estaba completamente seguro de ello, aún así una cosa era segura, Dio jamás dejaría que las notificaciones de su celular se acumularan, mucho menos por dos días, era completamente viable pensar que algo había pasado.

Después de bloquear nuevamente el celular de Dio tomó su propio celular, buscó el contacto de Vanilla y sin pensarlo dos veces lo llamó; el hombre contestó después de varios segundos.

—¿Qué pasa?—Se escuchó del otro lado de la línea.

—Hola Vanilla, vine a la casa de Dio debido a que no he sabido de él por un par de días, pero no se encuentra aquí, ¿no sabes algo sobre él?—Pucci salió de la habitación y se dirigió al garage.

—No realmente, pensé que la razón de su ausencia era que tal vez estaba contigo.—Explicó.

—Bueno, no lo está, no hemos tenido ningún contacto desde el domingo en la tarde.

—Justamente el domingo nos canceló a Hol y a mí nuestra salida semanal al gimnasio, dijo que no se encontraba bien, pero después de aquello no supimos nada más sobre él.

—Hol me explicó sobre ello, pensé que tal vez tú sabías algo más —Pucci llegó al garage y encontró la habitación vacía, el auto de Dio no estaba ahí dentro—. Su auto no está, sin embargo su celular está dentro de la casa y no revisó sus notificaciones por días.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 26, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mi Única ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora