Capítulo 2: Katherine

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Washington D. C,  18 de Febrero de 1945

Querida Amiga:

No puedo describir lo gratificante que fue para mí el conocerte, el placer que tuve de poder hablarte y pasar una velada esplendida a tu lado. Estaba tan nervioso que me enredé con mis propias palabras, incluso algunas no tenían sentido. Me sentí tan avergonzado que he estado pensando ¿cómo remediar mi error?, así que pensé: “¿Por qué no invitarla a una cita? ¿Qué podría salir mal?”. Y en ese preciso momento diversas imágenes de lo que podría ocurrir invadieron mi mente de manera volátil, y temí… por Dios que temí las escenas que se me presentaron, así que dudé, incluso, en escribir esta carta. No sabes el esfuerzo sobrehumano que estoy haciendo para no hacerla trizas y tirarla a la basura. 

Pero es que eres tan especial, que te mereces una carta en donde te exprese mis afectos, donde resalte tu increíble belleza y tu bondadoso corazón; por lo que hare mi mejor esfuerzo, pondré mi alma y mi corazón en cada palabra que te escriba; porque no solo mereces una carta… mereces el mundo entero y aunque quizás no posea los medios para dártelo, prometo hacer tus días felices, te haré reír, soñar, volar alto y veré con mucho orgullo como, con tus propias alas, llegas lejos. A la cima. 

Eres una mujer excepcional, los días en que estés triste, llorando… ese día seré tu pañuelo de lágrimas, pero también seré tu apoyo y fortaleza, tu muro inquebrantable. Para ti seré todo. Ahora y siempre, y después de mi muerte, estaré a tu lado. Así que recuérdalo. 

Con mucho amor, Daniel.

Cartas de un Soldado Caído ✔️ [Completa]- #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora