Usopp estaba asustado, sabía que no podría proteger a Sanji frente a Luffy, pero se negaba a retroceder, estaba seguro que el rubio habría hecho lo mismo por él. — ¡No te acerques más!
— ¿Por qué? – Cuestionó mientras se detenía frente a Usopp, ladeó la cabeza para mirar como el rubio se abrazaba a sí mismo y evitaba su mirada. Luffy no era del tipo de persona que pensaba demasiado sobre las cosas, pero ver como su mejor amigo le empujaba intentando alejarlo de Sanji, el aroma en el aire y la manera en que el otro se encontraba le hacía darse una idea de lo que estaba pasando. Retrocedió dos pasos notando como ambos se aliviaban por un instante, ¿El problema era él?
— Te lo explicaré luego, pero por ahora vete. – Le pidió con un poco más de calma el tirador. Luffy asintió con la cabeza.
Sanji se sentía avergonzado de su propio actuar, de temerle a quien le había invitado a ir de aventura, de dudar, de no ser capaz de defenderse por sí mismo, se tensó al sentir como el sombrero de paja de su capitán le era puesto en la cabeza por el mismo antes de que se alejara cantando dejando a ambos Omegas un tanto confundidos, pero sobre todo más tranquilos. Ambos se sentaron mejor para charlar un poco mientras los supresores hacían efecto, para cuando Sanji se encontraba bien estaba oscureciendo, regresaron al barco y pudo ver a los demás que le esperaban, se sentía nervioso de que Luffy pudiese decir sobre su condición, de que decidieran dejarlo ahí, pero se encontró con su capitán pidiéndole comida a gritos como si nada hubiese pasado.
Todo seguía normal, todos actuaban como siempre, Usopp solo se acercó en una ocasión para darle un paquete de supresores y decirle que si necesitaba más le dijera o lo tomara directamente de sus cosas. Terminaron de cenar y todos se fueron a excepción de su capitán que le miraba mientras terminaba de lavar los platos.
— No tienes que esperarme, puedes ir a dormir. – Dijo el rubio antes de recordar que todo este tiempo había traído el sombrero de su capitán, quizás eso era lo que quería, se lo quitó para ofrecérselo, pero este negó levemente con la cabeza.
— Puedes usarlo hasta que te sientas mejor. – Le sonrió haciendo que el rubio se sonrojara levemente ante aquella sonrisa infantil sin malicia. Era como tener un hermano pequeño que no podía evitar ser tierno. — Solo quería estar seguro de que estabas bien.
— S-sí, no te preocupes, solo me dio un golpe de calor. – Mintió mientras evitaba la mirada del otro.
— Hmm, ¡Bien! – Gritó de la nada antes de salir de la cocina, Sanji se asomó por la ventanilla de la puerta de la cocina viendo como el chico de goma se enredaba en el de cabello verde.
— ¡Zoro tomemos un baño! – Gritaba feliz mientras el espadachín se removía intentando soltarse.
— ¿Ah? ¿A esta hora? ¡Estás loco! ¡Suéltame que quiero algo de alcohol!
— ¡Es una orden! – Seguía gritando mientras reía con fuerza, al final el espadachín terminó por ceder y desistir de ir a la cocina en busca de alguna botella. Sanji suspiró aliviado, no quería tratar con el otro Alfa en esos momentos, se encontraba un poco débil y no quería perder una pelea por su condición.
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Skande.
FanfictionQuizá no todos los alfas eran malvados, quizá no todos los omega eran débiles. Todos los personajes pertenecen a Eiichiro Oda