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Bakugou estaba al borde de explotar. Tenía tres cabezas a su alrededor, que no paraban de hacer escandalosas preguntas como "¿Para cuando la boda?; ¿Es una chica bonita?; ¿Le conoces?; ¿Es de la U.A., verdad", etcétera.
De por si el cenizo no era muy conversador, menos sobre temas personales y mucho menos en temas relacionados al amor. Simplemente no era lo suyo y no estaba muy seguro de que aquello estuviera en sus planes. No es como si le disgustase la idea de recibir cartas, sencillamente no le encontraba tanto sentido como para desviarse de su carrera profesional por pequeños y estúpidos detalles como lo era un enamorado o enamorada en el anonimato. Era un tanto molesto que le hicieran tantas preguntas, cuando el rubio ni siquiera sabía si era hombre o mujer. El escritor utilizaba una "x" para que no pudiera saber si era hombre o mujer, muy cuidadoso y cobarde de su parte. Pero bueno, eran características que aquella persona ya había aclarado en su carta. A Bakugou le empezó a gustar pensar que era un chico, el sobre tenía un perfume flores y era bastante delicado, posiblemente se lo aadjungarian a una muchacha enamorada pero para él, quien había leído la hoja, veía una letra un tanto desprolija. Aunque no sabía si aquello era intencionalmente, quizá y conocía a la persona, y aquello era su táctica para no quedar al descubierto.
Fuese como fuese la situación, Bakugou se cansó de oír las pesadas voces que taladraban su cabeza.–CIERREN LA PUTA BOCA DE UNA VEZ. —El azabache, rubio y la pelirosa se quedaron mudos. Se escuchó una pequeña carcajada detrás de ellos.—¿¡Eh!? ¿Quién mierda?
—Buen día Blasty. —Sonrió amenamente el de ojos carmín, una sonrisa demasiado cálida para el cenizo.
—Tch… buen día pelos de mierda. —desvió su vista, volviendo a comer el desayuno que tenía sobre la mesa.
Veía como los tres caóticos se dispersaban por la sala, yendo a buscar sus propios desayunos. Mientras tanto, el pelirrojo, se acercó sutilmente al joven rubio, hasta sentarse a su lado. Apoyó su desayuno, para comer en esa mesa donde solo estaban él y el cenizo. Chocaban ambos codos entre los dos jóvenes, ligeramente, un suave y dulce contacto que ninguno rechazaba. De vez en cuando, Bakugou, se animaba a acercarse más a Kirishima, y abrías piernas hasta el punto de que se chocarán con las del pelirrojo. Según él, era bastante sigiloso, pero la verdad era que el de ojos rubí hace tiempo que había notado esa curiosa táctica. No entendía muy bien porque hacía ese tipo de roce aquel día. Generalmente solo se jugaba a tanto cuando estaba decaído, ¿No le habrá gustado el contenido de la carta? Kirishima carraspeó un poco.
—Entonces… la carta. —Mordió su labio inferior nervioso, como si supiera que estaba al borde de crear una explosión. —¿T-Te gustó? Digo, era de amor ¿No? Supongo que el contenido era lindo. —se apresuró a decir, ya que la pregunta había sido un poco directa.
—Bueno, no... no me disgustó. —metió un poco de comida en su boca. Masticando, para después seguir hablando, luego de tragar. Soltando una carcajada.—el idiota metió en un papel arrugado un piropo asqueroso. No sabía que además de dulce alguien podía ser pervertido, menos en una carta de amor.—una sonrisa bordeo los labios de Kirishima. Amenazando por salir, hasta que pensó nuevamente en las palabras del rubio.
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cartas indiscretas || [ Kiribaku ]
FanfictionToda la U.A. se alborota cuando un día el rubio más explosivo de la institución recibe una carta de amor anónima. No hay una sola pista de quién podría ser, y como si fuera el colmo, más cartas comienzan a aparecer. ¿Suena bastante romántico, n...