VI. Calor

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Sus ojos se abrieron paulatinamente, sentía los párpados pesados y la garganta le pinchaba

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Sus ojos se abrieron paulatinamente, sentía los párpados pesados y la garganta le pinchaba. Podía sentir su nariz tapada y un calor extenso por todo su cuerpo, sentía su rostro arder y mucha incomodidad. Además, no podía evitar sentirse mojado, era un sudor y una mezcla de agua fría ¿Trapos?

Su vista se hizo menos borrosa, mientras que sus ojos se acostumbraban a la luz, comenzaba a captar que estaba en una camilla de la enfermería. Tenía un suero conectado a su mano izquierda y sobre la derecha estaba una vista imperdible. Sujetando su mano con firmeza, apoyando sobre la misma su bello y suave rostro, estaba un joven muy conocido de cabellos cenizos. Estaba en un sueño profundo. Fue allí, cuando notó que, quizá, era más tarde de lo que pensaba.

El pelirrojo llevó, está vez, su vista al reloj de pared. Eran las 2:37 a.m. definitivamente muy tarde. No podía recordar nada de aquel día, lo último que recordaba es al rubio sosteniendo la verdadera carta en sus manos, antes de que la abriera. Luego, todo era demasiado borroso y confuso como para recordar con claridad. Tenía ciertos flashbacks borrosos sobre situaciones de pocos segundos. El cenizo gritando su nombre, el sobre una camilla, la enfermera acercándose, el rostro de Bakugou observandole con ¿Qué era? ¿Temor? ¿Preocupación? ¿Enojo? Verdaderamente no podía recordarlo. Pero le gustaba pensar que enojo no era, después de todo, estaba allí, a su lado, aferrandose a su mano con fuerza.
A veces, ese tipo de acciones, le hacían creer al pelirrojo, que Bakugou estaba enamorado de él. Pero en el fondo de su corazón y la parte más razonable de él, sabía que solo eran falacias suyas. No había posibilidad que Bakugou Katsuki estuviera enamorado de su persona ¿Por qué lo estaría? Alguien tan capaz, fuerte, inteligente, astuto y hábil... enamorado de alguien tan torpe, crédulo, idiota y bruto. Seguro hasta el mismo Midoriya le causaba más interés que él. Odiaba ello, odiaba pensar que el cenizo prefería a personas como Deku que a él. Odiaba sentirse celoso, odiaba enojarse por no ser como él. Odiaba que a veces doliera tanto saber que pase lo que pase la única meta del poderoso Dynamight era ser el héroe n°1. Odiaba que nunca iba a ser él.

Kirishima, muchas veces guardaba pensamientos que tenía sobre los demás. Pero de Bakugou, de aquel rubio se guardaba todo. Nunca le había comentado a nadie su amor por él, no podía llegar a arruinar la reputación de su amigo por culpa de que alguien esparció el rumor de que un chico gustaba de él y que se confundieran las cosas. Sobre todo, no podía soportar la idea de que Bakugou lo llegase a mirar con asco. Después de tanto años logrando que el cenizo le viera con cariño o al menos que sus ojos no fueran tan agresivos al verle, sabía que si aquello llegase a pasar, su corazón quedaría hecho trizas. Simplemente, la idea de pensar en ser repudiado por el rubio, le generaba ganas de vomitar.

Sacudió su cabeza para sacar aquellos pensamientos de su mente. Negando una y otra vez hasta poder dejar de pensar ello, en su lugar, apretó el botón para llamar a la enfermera. Puesto que el suero ya se había agotado y la sangre comenzaba a subir por el tubo que conectaba con el suero. Al cabo de los minutos, la enfermera llegó a la sala, quitándole el suero y el tubo cuidadosamente, cubriendo la zona pinchada con un algodón esterilizado. El procedimiento fue silencioso a pedido del pelirrojo, quien no deseaba despertar a su compañero. La enfermera, muy amable, trató de ser sutil y cuando acabó con el cuidado del joven, se volvió a retirar de la sala como ya había hecho un par de veces por la tarde.

cartas indiscretas  || [ Kiribaku ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora