V. Falso

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Ese día Kirishima se había sentido raro a todos los demás

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Ese día Kirishima se había sentido raro a todos los demás. Estaba muy enfermo y aunque no había ido a ninguna clase, tampoco se había podido enderezar y darle la carta a Katsuki. Se sentía fatal, pensaba que el rubio se iba a hacer mil ideas con esa cabeza que tenía que tanto pensaba. Sabía que todo podía llegar a estar mal si el contrario sobrepensaba. No quería ello, quería verlo feliz. Joder, deseaba que ese día la tierra se lo tragase.
  Una de loa detalles más importantes en cuanto a la relación de ellos dos, es que Kirishima observaba mucho al contrario, le veía de pies a cabeza, pero no solo en físico. Sino que también se fijaba en acciones o ciertas frases que el chico cenizo soltaba. Fue así como el pelirrojo logro sacar la conclusión de que Katsuki sobrepensaba demasiado y nunca le decía a nadie esos pensamientos. Usualmente, kirishima, lograba atinar un par y otras veces tenía que romperse el alma escuchando el débil llanto de su amado por las paredes de su habitación. Paredes por las que más de una vez también había escuchado al rubio insultarse a si mismo, una de las razones que le dio valor para empezar a mandarle las cartas. Quería que el cenizo se sintiera amado. Y ahora, no podía enviarle una de ellas. Una molestia, estar enfermo era todo lo que podía estar mal.
  Lo que Eijiro no sabía, es que aquel día, una persona, un chico rubio de la clase 1-B se había aproximado al rubio. Entregándole una carta verde con un sello rojo con una rosa, igual a todas las cartas que anteriormente había recibido.

—¿Qué? —Katsuki miraba anonadado al muchacho que tenía frente a él. ¿Monoma había sido el escritor de todas esas cartas? El imbécil de la clase 1-B podía llegar a ser tan romántico, le parecía imposible.

—Fui yo, también lo de tu banco. Me costó un poco hacerte llegar las cartas. Pero espero que te hayan gustado. —Comentaba el rubio con una sonrisa amplía. Mientras que todos los que estaban a su alrededor, observaban aquella escena con asombro y confundimiento. Si era Monoma el proveedor de esas cartas, todo debía ser una estúpida broma.

—Oh... —fue lo único que dijo el rubio, desilusionado. Se esperaba de todo y a la vez nada de aquel escritor. Pero no que fuera aquel rubio. No que fuera alguien tan gritón e irritante como él. Alguien que parecía odiar a otra persona solo porque era mejor que él. Hasta parecía odiarlo a él. —bueno, me iré a mi habitación.

—¿No me dirás nada más? Con todo lo que me esforce, mínimo pense que me darías un abrazo. —El rubio copia quirks extendió sus brazos hacia el otro, coqueto, como esperando a que el rubi le diera ese tan esperado abrazo. Pero como respuesta, tuvo un gruñido por su parte y después le dió la espalda. —¡Eres un puto desgraciado! Y aún así me gustas~. —Terminó por decir, riéndose de la situación, sin importarle que todos lo estuvieran viendo.

Por otro lado, Katsuki apresuró su paso. Se sentía avergonzado y mal, avergonzado por ver cómo todos le miraban como si el fuera el atacante en aquella situación y mal puesto, era evidente que era una broma. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Ni siquiera fue capaz de contenerlo para entrar al edificios. No, estaba llorando en plena U.A., parecía que le habían roto el corazón y es que aunque este no quisiera admitirlo, en parte se sentía así. Decepcionado, había esperado tanto de esas cartas y estaba ilusionado con recibir muchas más... y todo cayó abajo. Su alma se sentía partida, se sentía humillado.
   Al entrar a aquel edificio donde hacían las habitaciones, el cenizo literalmente corrió a su habitación, tanto que hizo el suficiente ruido como para que un pelirrojo muy enfermó lo escuchase.

cartas indiscretas  || [ Kiribaku ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora