X. Futon

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El aroma a sopa inundaba la habitación del muchacho de ojos rojo apagado y dientes punteagudos, junto con un silencio extraño entre los dos chicos que se encontraban allí

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El aroma a sopa inundaba la habitación del muchacho de ojos rojo apagado y dientes punteagudos, junto con un silencio extraño entre los dos chicos que se encontraban allí.

En aquellos momentos Eijirō no lograba comprender porque su mejor amigo y él estaban teniendo uno de los momentos más incómodos de su vida. Es decir, solían llevarse bien, solían llevarse jodidamente excelente pero en esa noche ninguno de los dos emulaba una puta palabras. ¿La razón? Es diferente para cada uno. Bakugou está demasiado perdido en que su ajeno se alimentará, tomase su medicación y que el rubor en su rostro no aparezca por andar pensando en como la noche anterior tenía sus dedos estimulando su cavidad anal mientras que pensaba que los mismos eran los del chico que tenía en frente. Por otro lado, Kitishima solo puede tener en mente la voz del rubio en la noche pasada y las palabras que el pecoso le había dicho en aquella tarde. Si lo que Midoriya decía era verdad, necesitaba comprobarlo de alguna manera.

-Termine la sopa. -Por fin el pelirrojo rompe el silencio que tanto abruma a ambos. -Eres un excelente cocinero, Blasty. -Una sonrisa se dibuja en los labios del cenizo al escuchar a Kirishima hablar y por primera vez en su vida, Eijirō no está atento a la sonrisa sino a la razón de la sonrisa.

Bakugou era orgulloso, así que podría suponer que alimentando su ego con aquel halago se sintió más satisfecho y que por ello sonreía. Nada en especial. No se podía destacar.

-Bueno, es una sopa, tampoco es tan difícil de hacer. -El rubio responde aún con la sonrisa delineada en sus labios.

-Eh, no digas ello, me haces sentir fatal. -La sonrisa de Katsuki se borra. -Sabes que se me da pésimo cocinar, probablemente si trato de hacer una sopa quemo el agua. -Otra vez, Bakugou vuelve a sonreír, pero está vez acompañado de una corta carcajada.

-Seras imbecil. No es mi culpa que no tengas ni siquiera una pizca de habilidad para hacer una simple sopa.-Katsuki le saca la lengua, mofándose de él.

A Eijirō no le importa, estaba demasiado concentrando en la belleza ajena como para pensar en la burla y humillación que le estaba dando el chico. Quería besarlo, quería estampar sus labios contra los del cenizo en un acalorado beso.

-Mnh... -El pelirrojo emula una especie de quejido aunque se asimilaba más a un pensamiento, sacando al cenizo de su buena e inclinando su cabeza ante el comportamiento extraño del chico. Chasquea sus dedos en frente del rostro del ajeno, para despertarlo. -¡Ah! Lo siento, estaba pensando... quizá tu podrías enseñarme. -la voz suave del pelirrojo y sus ojos puestos en los ajenos le hacían sentir bastante nervioso a Katsuki.

-¿Por qué te enseñaría? No eres fan de la sopa y no quiero compartir mi receta contigo. -Se cruza de brazos, negado a él chico. Pero Kirishima solo se ríe ante su actitud, ablandando el corazón de Bakugō, como siempre.

-Es que... Me gustaría poder cuidarte como tu lo haces conmigo, si es que te llegas a enfermar, claro. -Las palabras salieron de su boca sin pensarlo mucho, no se había dado cuenta que era cursi lo que decía y que hasta se podía tomar como un gesto bastante romántico.

cartas indiscretas  || [ Kiribaku ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora