El ruido constante del reloj de pared no dejaba de resonar en los muros se la habitación del joven pelirrojo.
Eran las 4:36 de la mañana y Kirishima Eijirō fue incapaz de poder haber pegado un ojo en toda la noche. Y no, no fue por el incansable ruido TIC TAC que provenía del artefacto en su muro sino que el problema era interno, el ruido que le estaba provocando una mala noche venía directamente desde su mente.Cada que el muchacho cerraba sus párpados para conciliar el sueño, la imagen de la noche anterior se le impregnaba en todos sus pensamientos. ¿Cómo no iba a hacerlo? Su cuerpo contra el del cenizo, aferrándose, aplastando suavemente su abdomen hasta el punto de que sus dedos se hundían ligeramente en su blanca piel y hacían chocar la espalda contra su frente. Su mente le jugaba una mala pasada desde las 23:30 cuando se acostó en la cama. Estaba seguro de que podría ir a dormir, seguía con fiebre y le dolía demasiado la cabeza. Pero no, su corazón tenía otros planes de jugar con la imagen de Bakugou y de recordar la rica pero nerviosa situación del trasero de su amigo sobre su entrepierna.
No puedo evitar morder su labio, no pudo hacerlo en toda la noche y así fue como estaba llegando a la madrugada... con su labio hecho mierda, un dolor de cabeza fatal, unas ojeras que le podrían hacer perfectamente confundir con un mapache y con un problema entre las piernas que le mandaron directamente al baño.
En el trascurso del camino hacia el baño lleva una toalla cubriendo sus partes íntimas, tratando de evitar a toda costa que si por alguna razón alguien estuviera despierto a esa hora, no notarán su problema. Pero claro, no había nadie, no hubo nadie, no hasta que sus manos estuvieron sobre la puerta y un ruido, un suspiro, le detiene de abrirla.-¿Qué...? -su voz suena curiosa y nerviosa. -¿Quién está aquí? -En su pregunta se asoma, por el espacio de la puerta, a observar que ocurría en aquel momento.
Lo que no iba a esperar, es que su vista se deleitase de la manera que lo estaba haciendo. En el baño, solo, con un par de velas aromáticas, unos bombones de fresa cubiertos en chocolate y un par de cartas donde estaban todas abiertas... en el medio de todo ello estaba el cenizo. Pero no solo estaba, no. Se encontraba con una carta en su mano, leyendo la misma atento mientras que otra mano estaba por debajo del agua quien sabe exactamente dónde pero en un punto bueno pues el rostro del cenizo y su boca no paraban de afirmar ello.
-Mnh... mierda. -la voz usualmente ronca de Bakugou era suave y hasta un poco rota. Podría decirse que estaba teniendo alguna que otra dificultad ¿Cómo no tenerla? Nunca se había tocado de aquella forma y si no era por lo que leía en las cartas y pensaba con ella, donde cabe aclarar que el protagonista era el espía de la puerta, no sé tocaría de aquella forma.
-Oh joder, no no, esto está mal. Esto está... -Kirishima habla pero se distrae tan fácil en las curvas del cenizo que su problema crecía hasta doler. -¡No no! Me voy, no soy... No soy un puto pervertido. -Menciona para si mismo mientras que se asegura de cerrar la puerta bien para luego irse. Tendría que solucionar su situación en su habitación.
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cartas indiscretas || [ Kiribaku ]
FanfictionToda la U.A. se alborota cuando un día el rubio más explosivo de la institución recibe una carta de amor anónima. No hay una sola pista de quién podría ser, y como si fuera el colmo, más cartas comienzan a aparecer. ¿Suena bastante romántico, n...