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Siendo honestos no le molestaba, solía tomar las cosas a la ligera por lo que no le importo lo que dijeran.

No le gustaba hacerse una idea a base de otras, por lo que no fue inesperado que actuará por su cuenta para comprobar lo que se decía.

Lo admite, fue incómodo todo el inicio, en un momento creyó no poder. Sorpresivamente los días eran menos pesados y las cosas fluían.

Se sentía bien. Tal vez sus momentos no encajaban mucho en lo que era el, pero sin dudar apreciaba cada uno de ellos.

Todo estaba bien, ya no actuaba raro, entonces...¿Por qué se había suicidado?

No lo entendía, ¿Eran amigos,verdad?, Entonces...¿Por qué no le dijo nada?, ¿Acaso no lo creía capaz?

No podía ser, no, no,no, TODO eso era una mentira, es su maldito cerebro jugándole una mala pasada, no puede, no debe...El no...

¿Por... qué?

Debía saber que ocurrió.

Admitía que solía exagerar el como actuaba, pero eso no significa que no sienta lo que dice.

No sabe cómo empezó y cree imposible parar.

Lentamente movió la llave en la cerradura, con algo de brusquedad abrió la puerta para entrar en lo que es su hogar.

No era lo que deseaba ver.

La obscuridad desapareció al instante cuando prendió la luz. Su visión se vio algo afectada por el repentino brillo sin embargo no duró demasiado (para su desgracia)

Camino lento por el hogar mientras se deshacía de su molesta mochila. Sin la pesadez en sus hombros camino hasta el refrigerador y tomo la botella de jugo. El cítrico inundó su paladar, casi al instante sintió como dejaba de fluir.

Desganado se acostó en su incómoda cama en busca de dormir un poco.

Aunque ahora su rostro no lo reflejará, el estaba verdaderamente feliz, maldita sea que si; ahora ya no tenia que quedarse en el vacío que es su hogar. Para su desgracia aún tenía momentos (como justo ahora), en los que tenía que quedarse en la soledad que el se atreve a llamar hogar.

Aunque no lo desea, cae en la patética e inútil realidad en la que está, completamente solo.

"Mierda" sus ojos se cierran frustrados cuando sus labios se mueven. No puede hacer mucho por su desagradable ser más que moverse y atender las necesidades que esté requiere (o en su mayoría).

Lentamente se levanta del sofá (que el digna a llamar cama) y camina al pequeño y claustrofóbico baño que pose.

Termina con lo que debía y aún así no se mueve, ¿Por qué debería después de todo?, sus ojos vuelven a cerrarse cuando se levanta del escusado.

Ya listo para salir escucha el toque algo fuerte en la puerta.

Un simple golpe en la madera desgastada hace que su corazón deje de latir. Tenía ya suficiente con su inútil vida como para que algo de esa índole le esté pasando.

La idea de llamar a alguien no le agrada del todo (porque su casa es un asco y por el tiempo que tardarían en llegar) aún así la descarto a la mala al no sentir su teléfono en ningún lado.

Siente la desagradable viscosidad del sudor bajar por todo su cuerpo. Desea que si llega a abrir no encuentre una atrocidad al otro lado.

Respira hondo y posa la mano en la perilla, su mano tiembla y duda pero de igual forma la gira con lentitud; la puerta ya sin seguro es jalada del otro lado con fuerza.

¡Kyō no nazo Academy! ▬▬  Zodiaco BlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora