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Abrió la puerta de su pequeña casa. Cómo ya tenía claro, se encontró a si mismo en la soledad de aquellas paredes niveas y pulcras. Todavía se sentía alterado, aquella caminata para llegar aquí no había sido tranquilizadora en lo absoluto, al contrario, había ocasionado un remolino de nervios y terror; por lo que solo deseaba descansar e intentar olvidar todo el tema, y si estaba en su capacidad, llorar de frustración.

No le gustaba para nada que las cosas no salieran como quería, nada de lo que vivía ahora se asimilaba a la idea que había tenido durante las vacaciones. En primer lugar, no se suponía que debería haber presenciado un suicidio, y mucho menos así de cerca a su cara; en segundo lugar, se suponía que iba a pasar sus horas libres con sus amigos riendo y viendo que nuevo reto se propondría sagitario; en  tercer lugar y más importante de todo aquello, se suponía que pasaría aquellas únicas horas en las que concordaban juntos y abrazados por la época de invierno, pero no, casi no podía ver a Escorpio por todos los problemas que había.

Se lamentaba, puede que si haya pasado algo de tiempo con el cuando se estaba recuperando al inicio de todo, pero eso no era suficiente; no cuando la mayoría de sus experiencias eran amenas y coloridas, siempre fueron así, sincronizaban de un forma peculiar. No eran clones y pensaban diferente, pero al final, desprendían la misma energía y los apasionaba buscar las variantes en las que congéneaban.

Cerro los ojos, estaba muy cansado como para querer analizar la situación. Solo tenía unos números como pista principal y sus sospechas no se fortalecen con nada.

"¿Qué debería hacer?"

Se pregunta internamente. Su cabeza daba vueltas intentando llegar algo.

De repente como un rayo una idea del que podría ser paso por su cabeza, sin descanso se movió a buscar una pizca de esperanza, tecleo furtivamente y pronto su anelada respuesta llegó.

No espero mucho para comunicarse con el.
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No quería admitirlo, pero estaba más que alterado. No tiene porque, el sabe que pudo ser una alucinación después de todo, no sería la primera vez, aún así, su corazón late con desesperó, la mera idea le aterra y le hace sentir como un niño nuevamente.

Fuera de si camina entre los alumnos y entra al aula donde dará su segunda clase del día, casi como una tortura lo ve ahí sentado y notoriamente abrumado. Decide que es mejor ignorar todo el revoltijo de emociones en su interior y continuar el día como si nada, así que fingiendo su mejor sonrisa inicia con la clase de ese día.

Parecía que lo lograría, solo debía aguantar un poco más para ya no tener que verlo, no lo desea por más que lo ame, no cuando al verlo solo siente miedo y culpa, tal vez incluso hasta incompetencia. Pero nada estaba de su lado; pronto el ruido de la tiza contra la vieja y desusada pizarra hace que todos los alumnos giren la cabeza como un resorte en su dirección.

Cómo si de una burla pesada se tratara, la tiza se mueve de arriba a bajo en el aire mientras se presiona contra el verde de la pizarra; en respuesta gritos y jadeos se escuchan por el aula y el no parece poder darles calma, ¿Que se supone que haga? Una maldita tiza estaba rompiendo en miles de pedazos todas sus ideologías y creencias.

No hace tampoco mucho esfuerzo cuando muchos alumnos empiezan a salir del aula, no cuando lo primero que escribió dicho objeto fue ese jodido apodo que le quebraba el corazón con tanta fuerza. Ya no quería ver más, no desea creerlo, pero ahí estaba incapaz de cerrar los ojos ante lo que está en frente suya.

"Chi, el ya sabe a dónde ir, ¿No crees que es irónico?"

—Muchi... — gira su cabeza con brusquedad, sus ojos quieren soltar toda la ansiedad que está sintiendo, pero su cerebro no se lo permite, no debe de seguir llorando.

— Virgo — solo pronunciar su nombre le hace sentir la angustia del mensaje escrito. Se limpia un poco la garganta intentando eliminar aquel nudo en su garganta. — ¿Estás bien?, ¿Por qué no saliste con los demás? — gira su mirada a la puerta en donde su grupo de amigos lo espera con notable temor.

El más joven mira en dirección a la pizarra como si sentenciara aquel mal augurio. —No sé a que se refiere eso, pero solo me hace creer que es una indirecta. — con certeza su afirmación lo hace temblar. — Tal vez es algo que aún no me hayan dicho pero, estoy seguro de algo, debo de ir a la dirección que me dieron.

Guarda silencio observando aquel papel con aquellos números que tanto odia y que a su vez le aterran.

No, el no iba a permitir esto. Esta vez no.

— ¿Virgo de que hablas? — su voz se vuelve brusca y demandante, no quiere ser agresivo, pero parecía la única opción.

— Ya se lo dije, una voz me dio esta dirección, se que si voy todo esto se detendrá, algo en mi me lo dice. — afirma seguro y determinado mostrando una vez más que no podría convencerlo de no ir.

— ¿En serio?, ¿Irás a un lugar que no conoces por algo tan tonto como una supertición? — lo mira serio, aquella plática regresa a su mente.

—No es un lugar abandonado, es la casa de Piscis, nada malo pasará.

Eso lo desconcertó, no recuerda que fuese así. Pero sin importar que, está seguro de que no debe dejarlo ir.

— ¿Y que te hace pensar que ir ahí lo solucionará? Por favor deja de creer en estás estupideces.

El más bajito lo mira serio. —¿Estupideces?, ¡Lo acabas de ver!, Todo esto es real y yo sé que puedo arreglarlo.

Cierra los puños con fuerza — ¡¿No piensas en ti mismo?!, Nada te asegura que vayas a estar bien, ¡No vale la pena sacrificarse por los demás!

Silencio. Ninguno dice nada y solo se miran a los ojos; como todas las veces en las que descansaban juntos después de la larga jornada de escuela, cuando se abrazaban en los jardines del lugar y se perdían hablando de mil cosas, de aquellos deseos que a ellos les apasiona, de todas las millones de cosas que tenían en común y que a su vez eran tan diferentes, de lo que eran ellos, de todo ese cariño que se tienen y que no pueden solo ocultar, no era natural de ellos y en especial de el que solía portar orgulloso todas aquellas cosas que lo hacían sentir vivo, de ese orgullo que le tiene a él.

—Virgo.

—No, claro que lo vale. — contesta,con la misma determinación que siempre a mostrado cuando solo estaban ellos dos, esa de la que tantas veces se sintió orgulloso y admirado. — Son mis amigos los que pasan por esto, no son meros desconocidos, ellos lo valen.

Nuevamente se quedan en silencio y no puede decir nada. No es capaz de romper los deseos y sueños de aquellos que ama, ya lo sabía, pero realmente quería que si fuera; tal vez así podría protegerlos a todos ellos, hacerles ver qué los quiere a su lado, que son los únicos que importan tanto.

Pero verlo alejarse le rompía esas ilusiones, nuevamente no lo pudo hacer.

Siempre había sido inútil.

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Una casa grande y lujubre fue lo primero que vio, en su cabeza aquella charla se mantenía presente, todo tenía que salir bien para poder volver con él, poder volver a su hogar.

Determinado y con una sola idea en mente camino dentro de aquel lugar que daba un constante aire denso y tortuoso, como estar en las profundidades del mar, en constante asecho del peligro.

Fue cuando se descuido que supo que jamás volvería.

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Jjjajjjsa, bueno que onda?, Jajdkakd

Si lo siento, me tarde dos meses en actualizar aún cuando ya la mayoría del capitulo estaba escrito, sentí que está pelea no tendría nada de impacto por no darles mucho transfondo, pero meh, la idea siempre fue mantener esto corto. (Cosa que no estoy cumpliendo muy biennn)

Además la vida me está jodiendo con las tareas y exámenes al igual que con el perro y qlero amor, ya sabía que la vida no era un fanfic, pero sentirlo en carne propia es otro nivel.

Bueno, mejor me callo,,, ajsjdja los veo probablemente hasta el próximo año.

¡Kyō no nazo Academy! ▬▬  Zodiaco BlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora