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"¿Qué?"

Su cabeza no comprende nada. Sigue viendo al frente deseando que esto pase, pero no lo hace. Sus ojos no dejan de viajar, el anochecer no se ve tras el vidrio, en su lugar, un soleado cielo azul lo apreza.

Tiene miedo. Lo sabe bien, esa sensación punzante que siente en el pecho solo puede equivaler a aquello. Con la mente nublada lo único que llega a el es el continuo pensamiento de morir.

—– Umm…- a su lado aquella voz busca llamar su atención, pero no hace nada, no cree sentirse lo suficientemente cuerdo para hacer algo —– Oye…Ofiuco, ¿Seguro estás bien? Te ves muy mal.

Sabe que ese chico lo hace con buena intención, pero no se siente en la condición de querer ver su cara. Suspira. No tiene opción alguna, nada parece estar a su favor.

—– No,…creo, m-mejor voy… a la enfermería

Se levanta con fuerza. Varios pares de ojos curiosos lo miran, lo envuelven, y se siente tan paranoico que cree lo aniquilan. Ignorando la desagradable sensación camina hacia el lugar.

Lento. El desolado pasillo parece infinito, nadie camina por ahí y se encuentra solo y atrapado en su mente. Pasos lentos y nerviosos se mueven en automático, su mente y ojos están vacíos, nada tiene sentido.

Se detiene. Una silueta al girar la esquina lo intercepta. Su mirada se levanta y un rostro familiar le mira firme, tiembla, ese mirar le aterra.

—– ¿Ocurre algo joven Taoreta?, Se ve pálido.

…¿Le ocurre algo?, Si, mucho, pero no habla. No le hablan a él y se siente tan alejado de la autoridad frente de sus ojos que queda mudo. Algo dentro de aquel hombre le hace dudar, no cree poder contestar.

Y aún así lo hace.

—–No lo se,…voy a l-la enfermería porque me siento mal.

Sus ojos se desvían, no siendo capaz de ver al hombre por más tiempo. No hay respuesta y solo siente la mirada en el, lo escanea sin pudor.

—–Mmm, esta bien. Realmente parece enfermo. Tómese el tiempo que necesite, si se siente muy mal puede pedir permiso para retirarse a su casa. - Cálidamente le ofrece, puede asegurar que le sonríe.

Y aún con la amabilidad, solo asiente y continua. Se aleja cada vez más y es capaz de sentir la última mirada que le da desde la lejanía.

Habla con la mujer sobre el como se siente y se acuesta en la camilla.

El tacto suave hace que sus ojos se cierren, y entre la inconsciencia un susurro inaudible se escucha.

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Aunque no lo parezca, el es realmente alguien tímido. Desde muy joven cree recordar ser así, constantemente se le vienen recuerdos sobre lo solitario que era de niño.

Cansado mira el techo de su cuarto, el color blanco y pulcro del techo le da una sensación extraña, un cosquilleo en su pecho, puede ser. Sus ojos se cierran, está confundido y no sabe bien porque. Le desespera, la noche ya calló y es probablemente muy tarde y no puede ser capaz de dormir.

Desganado decide ver su teléfono sin importarle cuánto esto le afecte, lo prende y la brillante luz le cega un poco, sus ojos se entre cierran para ver bien, nota una notificación sobre un mensaje, y se confunde un poco al ver el remitente.

—– Que extraño. ¿Por qué me enviaría un mensaje tan tarde?

Más que curioso por aquel extraño gesto decide ver el contenido de este; una nota simple y pequeña es lo que encuentra.

¡Kyō no nazo Academy! ▬▬  Zodiaco BlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora