Esa misma mañana. Horas antes...
OBORO
La voz del profesor hace que voltee hacia la puerta. Viene con su típica camisa blanca, chaleco gris oscuro, corbata negra al igual que los pantalones, zapatos pulidos y su fiel e inseparable cara de culo.
—Adivinen, examen sorpresa— todos se quejan y yo solo observo como el muy idiota sonríe con satisfacción.
Ayer fue un buen día, después de ir al terreno cerca del lago fuimos a comer hamburguesas con tocino, luego fuimos por un helado que me comí junto a una dona del tamaño de mi cara.
Y terminamos el día paseando antes de regresar a casa con Oscar y conmigo en la parte de atrás de la camioneta dejando que el viento nos abofeteara la cara.
Tanta buena vibra que me quedó de ayer y viene este pendejo a querer quitármela.
Pues no.
Y con eso en la cabeza me como y me devoro las preguntas del examen. Puede que esté a nada de una diarrea crónica por el examen de matemáticas, pero este tipo a mí no me va a ver nerviosa.
—Están muertos.
De repente hace mucho frío.
—Es tu culpa.
Levanto la mirada y me encuentro con que de pronto el salón está vacío. De hecho, el silencio es tan fuerte que un pitido se escucha en mis oídos.
Hasta que lo escucho de nuevo.
—Todos están muertos.
Veo alrededor y no hay nadie pero siento que tocan mi brazo y vuelve ese susurro a mi oído.
—Están, todos, muertos.
No sé qué pasa, pero no me gusta nada.
Regreso la vista a mi cuaderno y lo que veo me deja congelada.
Pero...qué es esto?
Toda mi mesa, mis cosas y mis manos están llenas de sangre, es tanta que gotea sobre mis piernas haciéndome sentir lo tibia que está. Pero no es eso lo que hace que los ojos se me llenen de lágrimas y comience a temblar, sino el susurro que lee la palabras que se repiten en mi hoja una y otra vez.
ESTÁN MUERTOS.
ESTAN TODOS MUERTOS.
ES TU CULPA.
—Qué demonios...?— mi voz sale en un hilo. Tengo miedo.
De dónde salió la sangre?
Dónde está el profesor?
Estoy por llamar a alguien, a cualquiera que me diga que esto es una broma o al menos me acompañe a la oficina para llamar a mi hermano y venga a buscarme lo antes posible, pero de pronto siento que me toman del tobillo.
Mi labio comienza a temblar con los dedos que se aferran a mi piel. No quiero ver, pero por más que sacudo y muevo la pierna no me suelta.
—Suéltame— estoy haciendo un esfuerzo por no romper a llorar pero en serio, siento que tengo que salir de aquí, AHORA.
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Al Fondo De Mi Alma |+21|
RomanceOboro Mendoza es una joven bailarina cuyo propósito en la vida es expresar con su cuerpo y alma aquello que atormenta su mente desde aquel día en que perdió a sus padres. Después de conocer a Andreas, su vida comenzará a ser una montaña rusa de suce...